Salir con Din incluiría...

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Pocas palabras

*no era nada nuevo que el cazarrecompensas hablaba lo justo y necesario, cosa que no cambiaba mucho contigo*

—Hoy fui al mercado.—te sentaste en el asiento de copiloto—. Conseguí algunas verduras frescas... Haré sopa para el niño.—

—Bien.—

—También conseguí algo de carne de Brot a buen precio.—

—...—

—Según los locales habrá una tormenta de arena, será mejor que no salgamos hasta mañana.—

—...—frunciste el ceño.

—A veces pienso que hablar con una pared es más divertido que hablar contigo.—

Din volteó lentamente hacia ti, notando la molestia en tu rostro.

—No te enojes, te estoy escuchando.—

—Pues habla también.—te cruzaste de brazos ofendida.

Un suspiro rendido escapó del modulador de voz de Din.

—Ni kar'tayli gar darasuum (*).—lo miraste confundida.

—¿y eso qué significa?—

—Averígualo.—

—Quería que hablaras... Pero en español. Yo no entiendo ese idioma tuyo, es complicado.—

—He aprendido decenas de idiomas... Aprender el mando'a no te llevará mucho tiempo.—

—Bueno...—suspiraste antes de voltear hacia el hombre—. Supongo que así tendremos algo de lo que hablar.—

Din sonrió bajo el casco, imaginando la reacción de su compañera al descubrir lo que significaba aquella simple oración.

🍵

Caricias a oscuras

*a pesar de que el mandaloriano te amaba con cada célula de su cuerpo, la devoción a su credo era insuperable. Se negaba a toda costa a quitarse el bendito casco.*

Por millonésima vez esa semana, discutiste con Din por no poder ver su rostro.
Tomaste al niño y te fuiste al pequeño cuarto que ocupabas.

—No te preocupes.—arropaste al pequeño en la cuna improvisada—. Din será un idiota... Pero tiene la suerte de que lo amo a pesar de eso.—

Besaste su cabecita y te preparaste para dormir.

~•~

No sabías qué horas eran cuando la puerta de tu cuarto se abrió, despertándote de golpe.

—¿Din?—miraste adormilada la figura del hombre entrar al cuarto y cerrar la puerta tras de si.

La oscuridad volvió a inundar el cuarto, por lo que intentaste prender el velador en tu mesita de noche. Din te detuvo.

—Déjalo así...—

—Pero no veo nada, Din.—

—Ese es el punto...—

Totalmente a ciegas, sentiste como un par de manos tomaban las tuyas y las guiaban hasta el casco del mandaloriano.
Tu respiración se agitó cuando las manos de Din te indicaron que levantaras aquella parte de su armadura.

—No puedes quitártelo...—

—No, no puedes ver mi rostro. Esto es diferente.—

Algo insegura retiraste el casco, y casi por reflejo cubriste sus mejillas con ambas manos.
Lo primero que percibiste fue su barba, no parecía ser mucha, pero aún así lograba hacerte cosquillas en las palmas. Tallaste sus pómulos, tanteaste su frente, recorriste su cabello... Te encargaste de imaginar cada uno de sus rasgos.
Por su parte, Din disfrutaba de tu tacto como no te hacías idea. Era la primera vez en años que alguien le brindaba una caricia directa y el hecho de que seas tú de quien se trataba, lo hacía sentir aún mejor.

~The Mandalorian / Din Djarin - One Shots & ImaginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora