5. wtf are we talking for?

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Dieron las siete con cincuenta de la noche y la máquina se detuvo, indicando que el café estaba listo. Shadow cerró el tarro cristalino, con Apotos Coffee en letras doradas justo en la tapa y en la etiqueta recién leída, para poner la tetera por fuera y así servir el caliente líquido en la taza.

Desde hacía un buen rato se había animado a abrir algunos de los presentes que el extraño anónimo le mandaba y no podía mentir: las galletas de chocolate amargo y el café griego, de todos ellos, eran los que más le fascinaron. No sabía si era porque le gustaban los colores y olores fuertes, pero estaba complacido por haberlos probado.

Muy en el fondo, y tras algunos días de haberse preguntado cómo es que el causante de tales cosas sabía con exactitud sus sabores favoritos, realmente le agradecía los detalles a su anónimo secreto.

Vamos a ir a cenar —escuchó después la tranquila voz de Rouge al otro lado de la línea , regresándolo al presente—, esta vez Vector nos está invitando a quedarnos a dormir, así que definitivamente no llegaremos esta noche... Pero no te preocupes, estaré allí mañana temprano —él siguió vertiendo el líquido con cada detalle que la murciélago le describía—. ¿Estás seguro de que no quieres venir? Todos estarán aquí.

—Muy seguro —contestó todavía más relajado. Aun cuando no podía verla, él sabía lo mucho que ella le rodaba los ojos; por supuesto, a él no le importaba porque lo único que quería en aquel momento era tener un poco de privacidad—, necesito desafanarme de esto antes de que nos vayamos mañana. Yo estaré bien, vayan y diviértanse —y con un suspiro desde la otra línea, anunciando la derrota de Rouge, él continuó en voz baja—. Vete con cuidado.

Shadow escuchó unos cuantos murmurios, como si de repente hubiesen tapado la bocina del teléfono al otro lado. Su mente se quedó ida, esperando a ver si recibía algún otro comentario por parte de su colega que parecía estar más enfocada en otra cosa que en la conversación que ambos tenían.

El café llegó al tope de la taza, haciéndolo derramar un poco sobre el granito de la barra. Él chistó la lengua, un poco molesto por su distracción; alcanzó a tomar una servilleta y limpiar un poco.

De acuerdo, llegaré temprano por ti para irnos juntos... Knuckles te desea buenas noches —luego de un pequeño rato en silencio, ella le repitió. Con cada una de sus palabras, él daba un paso en dirección hasta el sillón de la sala donde mantenía silenciada la televisión, la lámpara de noche prendida y su portátil encendido con un documento abierto y vacío—; cualquier cosa, sabes que puedes hablarme, Shadow.

—Gracias por tu preocupación, Rouge —respondió él, frunciendo el ceño, dejando la taza en la mesa de noche justo alado del portátil.

Pero no me trates como si fuese un niño , fue lo que quiso decirle, en realidad.

Una vez que cortó la llamada, dio un suspiro y checó la barra de tareas en su teléfono: los mensajes en los grupos de la organización seguían llegando como locos, los correos del Comandante exigiéndole regresar al trabajo lo tenían harto, y las demás notificaciones en sus diferentes redes sociales, las cuales ni siquiera usaba, le daban ganas de lanzar el jodido celular por fuera del balcón...

...Cosa que, aunque sonaba tentadora, lo que logró hacer fue simplemente apagar la pantalla y ponerlo boca abajo sobre la golpeada mesa de noche. Se talló las sienes, ignorando el potente dolor de cabeza que le provoca pensar en todo lo que tenía que hacer.

Ese mismo día, justo cuando recibió noticias del Comandante, Shadow se percató de dos cosas: la primera y más importante, era que se había olvidado por completo sobre la misión asignada que el Teniente les dio hacía tiempo atrás, y de la cual debían partir el domingo por la mañana —es decir, al día siguiente—; y la segunda, era que ya habían pasado nueve días desde que su problema con el misterioso anónimo dio comenzó.

Dopamina | Sonic the HedgehogWhere stories live. Discover now