7. bloody noses and broken hearts

293 27 10
                                    

Rouge estaba segura de algo: su paciencia era ilimitada. Importaba poco cuánto deseara golpear a Shadow para hacerlo entrar en razón, o simplemente hacer que el idiota se dejara de estupideces, porque al final de cuentas ella misma le tenía una paciencia que sólo los Dioses podían conocer.

Por desgracia, y a su parecer, el misterioso anónimo no era un Dios.

A medida en que el cronómetro en la pantalla avanzaba, los dedos de la murciélago intensificaban el tip-tap sobre el roto teclado. Pronto las coordenadas de su colega aparecieron en el computador, haciéndola suspirar del alivio entretanto OMEGA seguía insistiendo en que le pasase la ubicación de Shadow para encontrárselo durante el trayecto hacia el final de la base fantasma en la que se encontraban atrapados ambos.

Rouge, quien al contrario de ellos se mantenía resguardada en las afueras de esa misma base, llevaba horas decodificando el sistema de seguridad para poder abrir paso a su dúo de compañeros; mientras OMEGA investigaba las señales de unos transmisores magnéticos que debían rastrear, Rouge aprovechaba para conversar con Shadow. La misión era pan comido, así que nada les impedía seguir haciendo su labor al mismo tiempo en que tomaban un tema tan importante como aquel que no habían podido concluir desde que salieron de Central City.

-...Entonces, ¿crees que tu admirador secreto es alguien de los amigos de Sonic? -pareció afirmar ella al aire los hechos planteados, todavía presionando como loca el código de alarmas para no activar las trampas de las celdas y pasillos por donde ahora el dúo corría, siendo perseguidos por algunos de los guardias robóticos que custodiaban la guarida-. Si me lo preguntas, creo que podría ser Silver. Tú sabes que siempre me ha dado la impresión de que su admiración hacia ti es un poco...

-¡No es Silver, Rouge! -la interrumpió por su parte Shadow con un tono elevado, esquivando algunas de las balas que los robots disparaban; la murciélago se quedó a media palabra, analizando las de su colega. Cuando el agente y su acompañante llegaron al computador central, tanto él como Rouge esperaron a que OMEGA cargase toda la información de la base hacia su propio operador, resguardando todo el disco duro. Al mismo tiempo, Shadow se acomodaba el comunicador de muñeca y el auricular de la oreja-. La única pista que tengo es porque el baboso del portero fue quien lo dijo y yo lo confirmé con la última nota que él me dio, también por algunas cosas que pasaron -y tras interceptar uno de los robots que amenazaba con darle frente, comenzó a dar lucha para proteger a un estático OMEGA que seguía sin terminar de cargar los archivos-. ¡Y no es un admirador secreto, solamente me escribe!

Rouge rodó los ojos, un tanto exhausta. La verdad era que no quería tener aquella conversación nuevamente porque había perdido la cuenta de cuantas veces llevaban ya hablando de ello. Shadow había explicado, desde hacía unos días, su situación con respecto al anónimo secreto y lo mucho que se le dificultaba poder aclarar las cosas, pues por una parte tenía problemas intentando hallarle una solución a su extraña dinámica con Sonic; por otra, estaba el hecho de que el anónimo comenzaba a llamar su atención más de lo que le estaba gustando.

No es que a Shadow le "gustase" lo detallado que el anónimo era con él, sino que, después de resignarse tras varios días de la misma rutina, había despertado cierta atracción hacia tal misteriosa persona.

La cuestión radicaba en que, según la opinión del portero de su edificio y la misma intuición del agente, su admirador secreto se trataba de una persona muy cercana a él. Rouge lo veía más como una ventaja a comparación de su colega, que lo veía más como un problema de no acabar porque el anonimato parecía atrasar más el tema que darle un avance, siendo los ejemplos más claros las absurdas notas sin sentido.

Era martes y según lo que recordaba Rouge, Shadow había mencionado que iban doce días desde la primera tarjeta que recibió aquel viernes tras su llegada de Sunset Hills. Ella sabía que su colega sólo estaba poniendo excusas para no darse cuenta de una realidad que lo estaba cegando...

Dopamina | Sonic the HedgehogWhere stories live. Discover now