Capítulo 31: Parte I.

1.7K 88 80
                                    

14/11/21– Paris, Francia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

14/11/21– Paris, Francia.

Admiré la vista que me estaba brindando este país. El aire se sentía completamente diferente debido a que acá no hay la misma humedad que en Inglaterra. Acomodé mejor la bufanda alrededor de mi cuello y terminé de bajar las últimas escaleras del shopping.

Hoy es el cumpleaños de gio, y después de tanta insistencia por parte de mi mejor amiga acepté venir, logrando que Óscar me prometa no dejar sola a mi Madre estos días. Y si, digo estos días, porque mañana se efectuará el gran evento que días atrás lograba despertarme en medio de la noche debido a los nervios. Con Paulo no seguimos hablando tan rutinariamente como lo hacíamos antes, ya que el club, los entrenamientos y varias cosas que según el tenía que arreglar, le consumían todo el tiempo posible. Por lo tanto, no hemos hablado en ningún momento sobre aquel viaje. Se que se hará porque así lo dijo, pero el destino, cuantos días, o que quiere hacer, simplemente eran una gran incógnita para mi.

Guardé la tarjeta que me había regalado mi hermana dentro de la billetera, y acomodé mejor el regalo dentro de mi mochila.

Las calles de Paris eran más lindas de lo que alguna vez pensé, y seguramente sea por la emoción de pisar este suelo por primera vez, pero hasta al aire lo sentía completamente diferente.

Escuché a lo lejos el chasquido de la lengua de Camila. Arrugué un poco la nariz y giré a su dirección.

— Bueno, ¿pero te crees que estás en una película en donde todo es color de rosa y no existe el peligro de que pase algo o que? —dijo mientras enganchaba mi brazo con el de ella.

— Perdón —traté de disculparme, porque tenía razón—, estaba viendo.

— Si, te vi. Parecías una estrella de cine caminando por una alfombra roja. —rió y bajé la vista avergonzada. — ¿No tenés calor? —preguntó mientras tiroteaba la punta de la bufanda.

Le saqué la mano y negué, con miedo de que todavía se sigan notando las marcas que había dejado Pedro.

— Tengo frío. Vos ya estás acostumbrada.

— Allá no es tan diferente que digamos.

— Pero hay mucha más humedad que acá... solo estoy tratando de adaptarme. —me excusé.

— Adáptate rápido porque espero que después de esto vengas a visitarme más seguido.

— Creo que me tendrías que hacer una habitación. —bromee mirándola. Su cara completamente seria hizo que dejara de reír.

EGOÍSTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora