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Tercera Parte.
— ¿Milagros? —preguntó sofía mientras agarraba los vasos del piso.
La fiesta ya había terminado hace una hora, y ella junto a sergio y los mismos chicos de la barra, estaban buscando los vasos en perfecto estado por el piso. Mientras que yo, de lentes y en la hamaca paraguaya tomaba el último daikiri.
Y es que con este es mi tercer vaso en toda la noche, mientras que todos habían tomado más que yo, así que ahora era mi momento. La luz del sol no era tan fuerte, así que la claridad que me pegaba en la cara la podía soportar.
— ¿La viste maia? —negué mientras tomaba del vaso.
— Te estuve buscando toda la noche, ni siquiera se quien vino.
— Estaba conmigo hasta antes de irme — frunció un poco el ceño. Bajé mis lentes para mirarla.
— ¿Ir a donde?
Sofía se levantó del suelo lentamente mientras dejaba el vaso roto en la bolsa de consorcio. Se encogió de hombros y dió media vuelta.
— Al baño —murmuró casi en un susurro.
Suspiré y acomodé mis lentes a como estaban antes, todo el mundo tiene derecho a mentir o a ocultar algo, ¿no? yo también lo hago, así que no tendría que juzgar a nadie.
— ¿No ayudas? —preguntó sergio.
Negué con una sonrisa en la cara mientras tomaba del daikiri.
— Dalee no seas pajosa.
Volví a negar.
– Digamos que técnicamente yo no estaba invitada a esta fiesta y este —levante un poco el vaso— es mi tercera copa en toda la fiesta, no disfruté ni un poco. —tome un poco— me lo merezco.
— Sos mala —dijo entre risas sergio cuando escuchamos el bufido por parte de Sofía.
— Inteligente —dije mientras lo apuntaba con el dedo y lo miraba. El levantó las cejas divertido y negó entre risas, para seguir agarrando los vasos del piso.
Desbloquee mi celular para subir una foto que me saque en la noche y empecé a ver la historias de la gente común y corriente: y con eso me refiero a las personas como yo. Creo que a las únicas personas que sigo así como ellos son, bueno, ellos, messi, antonela, marley y tini. Después a nadie mas, literalmente.
