Capítulo diez

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La rosa; tercera parte

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Las cosas cambian después de eso, poco a poco. Empieza con los breves momentos en los que están solos, luego se van incorporando lentamente pequeños toques cuando están afuera; ligeros roces de las manos, sonrisas calidas y excesivamente cariñosas, arreglando el pelo o las gafas del otro, alisando los desordenadas arrugas de las mangas de la camisa.

Son pequeños cambios que se sienten un poco desconcertantes, pero al mismo tiempo, Yoongi les da la bienvenida. Dice que si hay algo en lo que puede permitirse disfrutar, puramente por él mismo, entonces eso sería Hoseok.

Pero esta nueva cercanía también viene con las repercusiones de un sentimiento de vacío cuando están separados por largos ratos, desde unos pocos días hasta una semana, por culpa del trabajo. Sin embargo, Hoseok siempre llama, principalmente a altas horas de la noche cuando sabe que Yoongi todavía está despierto, a veces para hablar sobre su día, pero la mayoría de las veces para decir buenas noches.

...

"¿Entonces Heejin sabía quién era ella?"  Seokjin tiene una arruga de enojo en su expresión.

Yoongi asiente.  "No pensé que lo haría, pero podría ser... debido al trauma que le causó".  Es algo difícil de admitir. ¿Cuánto tuviste que herir a un niño pequeño que te amaba para que aún te recordara cuando eras niño? Además como madre.

"Ella ni siquiera estaba en el área donde se recogen los niños", Seokjin aprieta los dientes.  "Ella estaba literalmente asomandose sobre la puerta afuera de clase para echar un vistazo por la ventana".

Como si fuera una señal, Yoongi se voltea para mirar la puerta detrás de él y siente que su columna vertebral se eriza al imaginar que ella estaba parada allí, mirando a Heejin que estaba ajena a todo.  "Me enojé un poco más de lo que se considera apropiado frente a los niños, ahora me lamento un poco".  Suspira, pellizcando el puente de su nariz.  "Se lo informé al director para que la seguridad en el frente de la escuela revise a los padres en busca de sus insignias de apoderados, así que con suerte no podrá acercarse tanto de nuevo".

"Sí", respira Yoongi, sus ojos todavía fijos en la puerta como si de alguna manera pudiera ver su silueta.  No quiere imaginar lo que hubiera pasado si Seokjin no la hubiera notado.  "Gracias, hyung".

Seokjin levanta la mano para palmear su hombro como una forma de aliviarlo, aunque todavía está congelado en su lugar. 

"No dejaré que nada le pase a Heejin cuando esté en la escuela, lo prometo".  Él sonríe, la misma sonrisas que le dio a una Heejin que lloraba pensando que su papá nunca vendría a recogerla.  "No dejes que ella te impida vivir tu vida".

Un amor como el nuestro - yoonseok ¹Where stories live. Discover now