Indefenso

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Jiang Cheng terminó de transferirle energía espiritual a Wen Qing y chequeó sus canales espirituales: su núcleo brillaba intacto, emanando vida por toda ella.

Entonces, ¿por qué había despertado solo por tres segundos? Y, sobre todo, ¿cómo había expulsado esa energía resentida de esa manera?

Murmuró una maldición entre dientes, frustrado. Por mucho que le diera vueltas al asunto, a la única conclusión que llegaba es a que le habían hecho daño, mucho daño. Apretó los puños y Zidian siseó.

Él no tenía derecho a decir ni media palabra sobre el asunto; también había sido partícipe de su sufrimiento. ¿No había acaso encabezado él mismo el asedio a los Túmulos?

No notó el escándalo al otro lado de la habitación hasta que giró la cabeza y vio a Jin Ling y a Lan Shizui arrastrando el cuerpo de Wei Wuxian al sillón. Le dio una última mirada al rostro dormido de Wen Qing y se dirigió a los niños.

—¿Qué pasa? ¿Esta vez sí se murió en serio? —preguntó, colocando los brazos en jarra.

—¡Líder Jiang! —gimió Shizui.

—Vale, ¿entonces qué le pasó al estúpido?

Lan Shizui era un niño centrado y tranquilo. Cómo se notaba en él la impronta de Lan Wangji. La imagen que tenía del niño que se abrazó a sus piernas en los Túmulos, con un muñeco de trapo y barro en la nariz, no tenía nada que ver con el impoluto muchacho que intentaba reanimar al idiota de hermano, dramáticamente desmayado en el sillón.

Nadie le dijo nada, pero no necesitaba ser un genio para darse cuenta de que el chico era un Wen —aquellos Wen— y no pudo evitar sentirse un poco traicionado por su sobrino, quien no le contó absolutamente nada de la historia del chico.

«La quieres viva para matarla en el nombre de los Wen que no pudiste matar».

Siempre pensó que Jin Ling necesitaba amigos de su edad, forjar lazos verdaderos, y entre los tres chicos con los que se llevaba, era precisamente Lan Shizui la voz de la razón dentro del grupo.

¿Debería cambiar su percepción solo porque llevaba sangre Wen en sus venas?

Una vez, muchos años atrás, le había ofrecido a Wen Qing su protección si renunciaba a su apellido y a su gente. Ella se negó rotundamente.

¿Eran ella y este niño realmente tan distintos?

—Fue un efecto rebote de Empatía, al parecer, líder de secta Jiang —explicó educadamente Lan Shizui—. Es la primera vez que lo ocupa con una persona viva.

—¿Y la energía resentida que expulsó la doncella Wen?

—La recolectamos para el tío Ning. —Sonrió con un deje de pena—. El epítome de la felicidad para el tío Ning significaría su final; él necesita de energía resentida como nosotros de energía espiritual.

—Disculpa, Shizui, ¿pero lo llevamos a su habitación? —interrumpió Jin Ling—. Agradece a los cielos y a la tierra porque no está aquí tu padre. —Puso las manos en alto ante la mirada de su amigo—. ¡No me mires así, porque sabes que es cierto!

—Yo lo llevo —intervino Jiang Cheng y los dos jóvenes le dirigieron sendas miradas incrédulas. Jiang Cheng las ignoró, procedió a cargar el peso muerto de su hermano entre sus brazos, y caminó dando grandes zancadas hacia el pasillo.

Daba lo mismo si estuviera cagando una pluma, Wei Wuxian siempre fue un hombre delgado, pero en esta vida pesaba lo mismo que un pajarito y los centímetros que le faltaban lo hacían realmente parecer tan frágil como uno.

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⏰ Last updated: Jan 05, 2021 ⏰

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Madame JiangWhere stories live. Discover now