Capítulo 10

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Ese viernes, Jungwoo moría de nervios.

– Vas a estar bien – alentó Yuta – bailarás para Jung y él quedará hechizado. Como todo el mundo –

El menor asintió. Quería llorar.

– Hyung, ¿qué voy a hacer si no me quiere? –

– Te va a querer. No hay otra opción – se encogió de hombros – si no lo hiciera, dejaría de llamarme James Yuta –

– No te llamas así –

– No me puedo arriesgar –

El menor soltó una carcajada.

Por eso estaba ahí en primer lugar. Por que estaba tan tenso que Yuta terminó recogiéndolo en la escuela y llevándolo a su casa para que se diera un baño de burbujas y se relajara.

Y había funcionado.

Ahora estaba en la habitación del mayor, acabando de superar su pequeño ataque mientras éste lo miraba sentado desde la cama, ya vestido para salir.

– Supongo que tienes razón – cruzó los dedos – deséame suerte –

– Todo va a estar bien – tomó su chaqueta y se levantó – confía en mí – dijo caminando a la puerta.

– Espera – lo detuvo el coreano, alcanzando su mochila para sacar una caja mediana – aquí tienes –

El otro sonrió.

– Hey, ya ni lo recordaba – sujetó la caja con cuidado – vainilla. Genial –

– ¿Te gusta? Supuse que vainilla era lo tuyo –

El mayor asintió, adorando el presente. Totalmente ajeno al doble sentido en las palabras del menor.

– ¿Dónde sería bueno ponerlas? –

– En tu sala estaría bien – dijo de broma – así todos lo disfrutan –

– Tiene sentido – le regresó la caja – encárgate, por favor –

Jungwoo parpadeó confundido.

Yuta de verdad no tenía idea de lo que estaba haciendo.

Sin embargo, le pareció una broma divertida poner las tres velas justo en la mesa de centro de la estancia, y así lo hizo.

Él se reiría en secreto mientras le durara el gusto.

– ¿Listo? –

El otro asintió.

– No –

– Bien. Hora de irnos –

Lo arrastró del brazo hasta su camioneta y condujo sin ninguna prisa hasta que llegaron al club, donde Sicheng los recibió.

– Todo listo – sonrió entusiasmado – ve al vestidor, ponte algo bonito y sal a cazar –

– Voy a vomitar –

– Lo harás después – palmeó su trasero suavemente – ahora ve –

Cuando el menor se fue, Ten lo alcanzó.

– ¿Hay alguna razón para que nalguees a mis estudiantes? –

– Soy un hombre orgulloso de su creación – se encogió de hombros – es todo –

Apenas el tailandés iba a decir algo, Yuta interceptó a Jaehyun entrando al club.

– Espera aquí – pidió al menor – ahora vuelvo –

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