💕Uno.

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Las finas gotas de lluvia se deslizaban con extrema lentitud a través de la pequeña ventana

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Las finas gotas de lluvia se deslizaban con extrema lentitud a través de la pequeña ventana. La tormenta que había caído momentos atrás había cesado, dejando en su lugar una pequeña brisa que solo le provocaba más añoranza y melancolía al joven omega que llevaba más tiempo del que puede recordar sentado en el sillón viejo de aquella pequeña sala de estar.

Sus ojos ardían a causa del llanto, sentía que debía seguir llorando para que las lágrimas nuevas curaran el dolor que dejaba las viejas, y quizá de ese modo poder descansar de toda aquella angustia que lo estaba consumiendo.

¿Qué haría ahora? Una pregunta que sonaba simple, pero que en su mente se complicaba y se hacía imposible de responder. No sabía que hacer y se sentía perdido a causa del dolor que no le dejaba pensar con claridad.

Suspiró pesadamente sin molestarse en limpiar las nuevas lágrimas que escurrían por sus mejillas. Estaba solo, y debía aprovechar ese pequeño tiempo que sus hermanos no estaban para llorar con libertad y así liberar todo el dolor que le había provocado la muerte de su madre.

Esa hermosa omega que le había dado amor incondicional ya no estaba. El saber que ahora estaba solo y con la responsabilidad de cuidar de sus pequeños hermanos le golpeó fuerte, el pánico que lo había invadido le afectó de tal manera de rogar a los cielos de que trajeran a su madre de regreso y que le llevaran a él en su lugar.

Porque solo si ella volvía sus hermanitos estarían bien y crecerían saludables. ¿Qué podía hacer un chico como él? Tenía veintidós años y ya había caído sobre él una gran responsabilidad de la cual no sabía si tendría la valentía de afrontar.

Sonrió con tristeza cuando sus ojos se posaron en aquella vieja fotografía que colgaba de la pared. En ella se mostraba a una hermosa mujer de facciones suaves y cabellos cortos, la mirada gentil y sonrisa cálida que la mujer mostraba era un encanto con el cual él se deleitaba a diario. Ahora, que sabía no volvería a verla jamás no sabía cómo actuar, tampoco como sentirse.

—M-mami —hipó abrazándose a si mismo en busca de un calor inexistente—. Nos dejaste solitos —lloró más fuerte al sentir en el aire el aroma de vainilla que pertenecía a su madre—. ¿Qué puedo hacer ahora, mami? —preguntó con angustia, mientras observaba a la sonriente mujer de aquella fotografía—. Tengo miedo —su cuerpo sufría leves espasmos debido al llanto, buscando a acurrucarse en el pequeño sofá—. P-por favor... vuelve.

Ahora las lágrimas mojaban la desgastada tela, su corazón dolía y latía desenfrenado debido al miedo que sentía por no tener una solución a todos los problemas que se le vendrían encima. Porque no quería aceptar su realidad, no quería aceptar de que ya no tendría a alguien que le protegiera y mimara. Ahora él debía tomar la responsabilidad que su madre le había dejado, y esa era cuidar de sus pequeños, sin importar los sacrificios que tenga que hacer, no podía fallarle a su madre.

La puerta siendo abierta le avisó que sus hermanitos habían llegado en compañía de su tía. Se reincorporó rápidamente y de manera brusca limpió sus lágrimas, sabía que su rostro le delataría el llanto, pero no quería que los cachorros viesen nuevas lágrimas. Suficientes con las que tuvieron que presenciar en el cementerio un par de horas atrás.

𝓠𝓾𝓲𝓮́𝓻𝓮𝓶𝓮 𝓫𝓸𝓷𝓲𝓽𝓸 💕 𝓨𝓜Where stories live. Discover now