Supermercado

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Cuatro chicos dentro de un auto repasaban su plan para entrar todos al supermercado a pesar de que solo pudiera pasar una persona.

Tenían un auto que se manejaba solo. ¿Qué podía salir mal?

-Bien, si preguntan no nos conocemos, no hablaremos entre nosotros, ni nos acercaremos.

Fueron las indicaciones de Marinette, a lo que todos asentían con sus cubrebocas bien colocados.

-Enciendan sus comunicadores, entraré yo primero, luego Nino, luego Alya y después Adrien. ¿Dudas?

Todos negaron y Marinette respiró hondo.

Saliendo del auto se despidió con la palma y se aproximó a hacer el protocolo para entrar en el supermercado.

Nino pasó minutos después, teniendo el susto de su vida al ver como un rayo lazer le apuntaba directo a la cabeza.

Aunque todos por el comunicador le dijieron que era para tomar la temperatura, alguien sabio (Pablo el Backyardigan) alguna vez dijo, "Siempre espera lo inesperado".

Alya y Adrien pasaron sin problemas la entrada con minutos de diferencia entre si, burlando magistralmente las reglas.

Cada quien por lo individual prosiguió a sacar la parte de la lista de compras que les había correspondido surtir.

-¡No! Marinette ¿Por qué pusiste brocoli?

Exclamó Nino por el comunicador quejandose con un grito al ver escrito en la lista lo que proximamente llevaría la sopa.

Marinette simplemente rodó los ojos y habló.

-Estoy en el pasillo de lacteos y hasta acá te escuché gritar. Los brócolis son nutritivos, llevalos.

Nino se resignó a tomar al mini árbol con negación, mientras Adrien al escuchar donde su novia se encontraba quiso acercarse un poco donde ella.

-Hola desconocida. ¿Necesita ayuda para bajar la leche de aquel estante?

Preguntó apareciendo el ojiverde a su lado, saltando del susto.

-Adrien, alejate de mi. Nos van a sacar del supermercado.

Dijo por lo bajo mientras miraba a los lados.

-Señorita la cual para nada es mi bonita y preciosa novia, no tengo idea como sabe mi nombre pero dejeme decirle que tiene unos hermosos ojos azu...

-Dejen de coquetear, escuchamos todo.

Habló Alya desde los congelados mirando el helado que iba a llevar, aunque no estuviera en la lista y Nino asentía mientras analizaba uno por uno cada tomate, con exageración.

Tras separarse y coquetear con miradas a lo lejos, un olor a colonia que desgraciadamente conocían bien, inundó los orificios nasales de la azabache, pasando a travez del cubrebocas.

Había dos opciones, o su cubrebocas no funcionaba bien o aquel perfume había vencido a su cubrebocas.

Si sus sospechas eran ciertas, podría ser que...

-Kim esta en la tienda.

Habló Marinette por el comunicador en voz baja, completando la frase de sus propios pensamientos mientras se escondía detras de unos estantes, al ver pasar a su lado a un afortunadamente distraído deportista.

-No puede ser, nos delatará.

Susurró Alya con preocupación mientras miraba a todos lados estresada.

Ya no querían jugar a burlar las reglas.

-¿El no sabe que estamos juntos, verdad?

Preguntó Adrien preocupado.

-Estas hablando con la segunda persona más chismosa de París, la primera es Kim.

Dijo la morena por lo bajo, escondida detrás de los estantes de enlatados.

-Yo haré lo que haga falta. Todos vayan a pagar. Adrien ve a la caja 13, Alya a caja 16 y Nino a la caja 3.

Comenzó a dirigir antes de salir al pasillo y encontrarse de frente con alguien que hizo estremecer a los oyentes del comunicador, al tan solo escuchar la voz.

-Hola Marinette.

Saludó Kim al divisarla. Ella paniqueada no logró más que alzar la palma.

Gritos de terror de sus compañeros de cuarentena inundaron el comunicador, mientras ella los reprimía bajo una sonrisa amigable.
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-No puedo creer que Kim sea el nuevo inspector sanitario del supermercado.

Habló la azabache exhausta de toda la presión que habían vivido ese día, abrazada a Adrien.

-Ya no se podrá repetir.

Dijo Nino en un suspiro mientras todos asentían. Él junto con Alya desinfectaban la despensa con alcohol etílico.

Con su atomizador en mano, frunció el ceño sacando una cajita colorida de la bolsa.

-¡Iugh! ¿Quién trajo jugo de mango a este sagrado hogar?

Todas las miradas se dirigieron a el y Alya rápidamente negó.

-Me gustan las cosas raras, pero tampoco tanto.

El de gorra sintiendose algo ofendido se limitó a escuchar como Marinette negaba.

-A mi me gustan las cosas bonitas, así que yo no lo puse.

Las miradas se dirigieron a Adrien y este sonrió.

-A mi si me gusta y también me gustan las cosas bonitas.

Unos suspiros de pesar y aflición se escucharon en la sala, preocupando al rubio.

-Tenía que ser el millonario.

Y los tres se fueron al patio dejandolo sentado solo.

-¿Marinette?

La llamó y ella lo miró con indecición.

-Esque te gusta el jugo de mango.

Le dijo antes de darle un beso en la mejilla e irse.

No se atrevía a besar esa boca hasta que se lavara los dientes.

Continuara...

Gente a la que le guste el jugo de mango, talvez este no fue su capítulo JAJAJAJAJA

Yo también formo parte del 1% de la población que le gusta el jugo de mango y una vez me hicieron eso :(

Así que ignorando los tristes recuerdos que inspiraron este capítulo, ojalá les haya gustado :)

En fin, disfruten.

Juntos [Pausada]Where stories live. Discover now