𝐌𝐎𝐎𝐍𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓 , 𝗍𝗈𝖽𝗈𝗋𝗈𝗄𝗂 𝗌𝗁𝗈𝗍𝗈.

𝙋𝙍𝙊𝙇𝙊𝙂𝙐𝙀 , 𝙁𝙄𝙉𝘿 𝙔𝙊𝙐

༘ . ┊͙ ₊˚ ❏ ¡ 𝙋𝙍𝙊𝙇𝙊𝙂𝙐𝙀 , 𝙁𝙄𝙉𝘿 𝙔𝙊𝙐 !

━━ 𝑨𝑸𝑼𝑬𝑳𝑳𝑨𝑺 𝑶𝑹𝑩𝑬𝑺 𝑬𝑺𝑴𝑬𝑹𝑨𝑳𝑫𝑨 contemplaban con cierta diversión el cochecito de juguete mientras este se movía de un lado hacia otro gracias a los impulsos provocados por su pequeña mano. Dos barbies eran las que iban a bordo de este, mientras la parte posterior del automóvil era ocupada por otra pareja de muñecos.

Una mirada compuesta por afecto y estima de su progenitora, se posaba sobre Natsuki, pues no había nada que consiguiese hacerla más feliz que ver una sonrisa en el rostro de su hija.
Era consciente de que con el mero hecho de verla feliz, ella sería capaz de serlo también.
Estaban envueltas por una aura tanto de felicidad como de diversión, debido a los ruidos que salían de la boca de la menor, simulando los que hacía un coche cuando se encontraba encendido.

Madre e hija jugaban en la sala del centro médico, concretamente en el área dónde los niños ingresados tenían su espacio para pasarlo bien y relajarse fuera de sus habitaciones. Al rededor de ambas, se hallaban pacientes más pequeños, los cuales disfrutaban de talleres y actividades, así como de la compañía de otros niños de su edad.

Habían pasado varios días sobre lo ocurrido en el domicilio Aoyama, y era de esperarse que la curiosidad de Natsuki saliese a flote, más aún estando en el hospital.

(...)

Aquel día, eran partícipes de un divertido y a su vez entretenido intento por atraparse la una a la otra, con las múltiples risas de Natsuki de fondo, inundando por completo el hogar.
Instantes después de que Hiroko la tuviese entre sus brazos haciéndola reír aún más debido a las cosquillas que producía en su diminuto estómago, esta última recibió una llamada. Una en la cual le comunicaban la quemadura de segundo grado en el rostro de un pequeño niño.

Sintió su pecho encogerse al oír las palabras por el otro lado de la línea, cuando supo que la causante de aquella quemadura había sido la madre del más joven. Aún desconociendo las causas de ello, le dolía saber que existían padres capaces de atentar contra sus hijos por razón alguna que hubiese.

Por otro lado estaba Natsuki, quien la veía hablar a través del teléfono. Desde su posición notaba como su cara se tornaba cada vez en una con más preocupación, se sentía impotente por no poder hacer algo para volver a hacerla reír de nuevo junto a ella.
Seguidamente de aquella llamada, la más mayor la tomó en sus brazos y fue con ella hasta el hospital sin responder a ninguna de las preguntas que en ese instante tenía.
Definitivamente no entendía nada.
La infante de orbes manzana estaba igual de intranquila y preocupada que la mujer que más admiraba.

—Mami. —habló la castaña sacando a su madre de sus pensamientos trayéndola de nuevo a la realidad.

—¿Qué ocurre, pequeña? ¿Tienes hambre? —citó mientras conectaba miradas con Natsuki.