(1)+Sin fin de razones+

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Mis sentidos se nublaban, ahogados, formando largas sombras de pesadillas humanas bajo el agua que cubría por completo mi cuerpo desnudo.El silencio atrapaba cada murmullo, cada voz, y me enviaba una escalofriante sensación de falta de aire a medida que los minutos pasaban como recompensa, una completa paz y armonía suicida.

Esa sensación. Cuando sentías el mundo paralizado a tu alrededor, los problemas amortiguados, tu corazón bombeando la sangre con fuerza en tus oídos, desesperado por recuperar el oxígeno perdido.

Todos los malos momentos parecían pasar a un segundo plano al sumergirse en este nuevo mundo, tomando así un lugar lejano en mi cabeza. Me permití disfrutar de la soledad completa, aún sabiendo que dentro de poco el aire abandonaría por completo mis pulmones.

Pero necesitaba aguantar un tiempo más. Necesitaba este estado.

Tan solo faltaba unos segundos para quedarme completamente sin aire. Escuché los gritos de mis padres en la superficie alejarse hacia la oscuridad.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno...

Silencio.

El silencio lo invadió todo, dejándome tan solo con el sonido de mi cardíaco y acelerado corazón ante el peligro de muerte.

Aquella tan deliciosa presión punzante comenzó a hacerse notar en mi pecho. Saboreé relajada el dolor de advertencia.

Sentía mi cabello rubio flotar en el agua, sacudiéndose lentamente por mis movimientos. Mis mejillas expuestas en esos momentos, con las que se era capaz de percibir cada aspereza, cada imperfección.

Mi cuerpo se encontraba en un estado de relajación en el que no se sentía nada. Lograba sentir como el agua rozaba y envolvía todo mi cuerpo con suaves caricias, entregándome a su cauce, haciéndome olvidar el motivo de mi estrés. Cada roce era un estremecimiento, que se percibía con cada bello erizado de mi piel.

Por mis labios entreabiertos bailaban las corrientes de agua, pelando las pieles de mis labios y volviéndolos blanquecinos en un círculo vicioso hasta que el tiempo me lo permitía.

Salí a flote cuando no podía más, y di una bocanada de aire desesperada, llenando mis pulmones de aire. El agua se desparramó por los lados de la bañera ante mi demasiado repentino movimiento, mojando el suelo y la mayoría de la alfombra.

El silencio producido al estar bajo el agua me separaba de mis problemas y preocupaciones, de mis obligaciones, y, sobre todo, de aquel agobiante grupo de personas que se hacían llamar mi familia.

—¡Deva Bonner! —rugió mi madre desde alguna parte de la mansión— ¡sal del baño de una maldita vez!

Di un largo suspiro antes de parpadear mirando la habitación. El baño era enorme, de color blanco, con una bañera del mismo color y detalles dorados. Había colocado velas sobre la encimera del lavabo para dar un buen aroma al lugar y mejorar mi concentración bajo el agua. La primera vez que lo había hecho, mis padres me habían acusado de ser una pirómana reprimida.

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⏰ Last updated: Feb 07, 2021 ⏰

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La dama de oro ©Where stories live. Discover now