"¿Quién es mi papi?" || Harco

Capítulo 1;Un día con la familia Malfoy

–Despierta, mini dragón.–

El pequeño Scorpius que descansaba cómodamente en su cama, abrió lentamente sus ojitos restregando su pequeño puñito en ellos mientras bostezaba. Visualizo a su padre, que tenía consigo una bandeja con lo que parecía ser su desayuno. Draco dejó la bandeja con el desayuno en la mesita de noche, y se acercó a Scorpius para dejar un rápido beso en la frente del menor.

–¿Cómo durmió mi pequeño dragoncito?– pregunto el mayor mientras tomaba asiento en el extremo de la pequeña cama.

Scorpius se acomodo en la cama, recostando su cabeza en las piernas de su padre. Draco comenzó a dejar suaves caricias en el rubio y sedoso cabello de su hijo.

–Quería dormir contigo, papi.– Reprochó el niño mientras dejaba salir un bostezo.

–También deseaba dormir contigo, cariño. Pero ayer estaba realmente ocupado.

–No me gusta que te quedes trabajando hasta tarde, papi.– El menor de los Malfoy hizo un pequeño puchero que a los ojos de cualquiera, era jodidamente adorable.

–No lo haré más.– Dijo Draco aún sabiendo que lo seguiría haciendo. –Ahora debemos desayunar y bañarte, recuerda que hoy te prometí ir al parque.

Los ojos del menor brillaron, por eso amaba a su padre. Padre e hijo tomaron su desayuno en la cama, viendo en la televisión -objeto muggle que aunque Draco odie, a Scorpius le fascina. Esa era la única razón de su estancia ahí- un programa infantil que Scorpius amaba. Su desayuno era igual que los otros, entre bromas, cosquillas, mimos y risas. Una vez terminaron simplemente dejaron los platos en la mesita de noche, esperando a que los elfos domésticos ordenaran más tarde. Draco cargo a Scorpius y se dirigió al baño, donde despojo al menor de sus prendas una vez que el agua de la tina estaba tibia. De nuevo, un baño normal que se basaba entre juegos, risas y peleas de agua.

Una vez terminaron el baño, seco a Scorpius con una toalla y lo vistió con su pequeña ropa. Volvió a cargar al menor y salió del baño de la habitación. Habitación que parecía juguetería y tienda de dulces, todos decían que era un padre consentidor, pero vamos, ¿quien no podría consentir a la pequeña y tierna masita que su hijo era?

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Cuando Draco y Scorpius llegaron al parque -en el mundo muggle- había algunos cuantos niños jugando en los juegos infantiles, pero a Scorpius no le interesaba, el prefería jugar con su padre. Scorpius era un niño muy extrovertido, pero prefería cien veces más jugar un día completo con su padre.

Podía hacer de todo con su padre: jugar al pilla pilla, jugar en lo juegos infantiles, o por qué no, sentarse y resolver algunos crucigramas juntos.

–Papi.– Scorpius jalo de la camiseta de su padre.

–¿Qué sucede, dragón?– pregunto su padre mientras se agachaba a su altura.

–¿Me compras uno de esos?– el menor apuntó con su pequeño dedito hacia un puesto de helados, donde había algunas personas comprando dicho alimento.

–Se llama helado, cielo, y claro que podemos comprar uno.– Draco se levantó del suelo y tomó la pequeña manita de Scorpius, caminando hacia el puesto de helados.

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Al llegar a casa después de un día agotador entre juegos, ambos tomaron una rápida ducha y Draco se encargó de arropar al menor. Encendiendo la luz de noche y camino hacia la cama del menor.

–Ten dulces sueños, mi pequeño dragón.– Dejó un suave beso en la frente del menor, y cuando estaba dispuesto a irse sintió cómo tomaban su mano.

–¿Y si hay un monstruo bajo la cama y trata de hacerme daño?– pregunto temeroso el pequeño, esperando que su padre se quedará con él.

–Pues dejame decirte, que no permitiré que nada ni nadie te haga daño. Siempre estaré velando y cuidando de ti, dragón, incluso mientras duermes. Y si alguna vez estas en peligro, yo siempre estaré ahí para protegerte.

Scorpius sonrió y dejó su temor a un lado. Pues el sabía que nada ni nadie podría hacerle daño mientras estuviera en los brazos de su padre.

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