Dao Ming Dai, hija adoptiva de la Familia Daoming, la mas chica de sus hermanos, regresa a Shanghai después de pasar 3 años estudiando en Londres.
Queria estudiar en la misma Universidad que su hermano, Ming De, sin embargo por problemas de organiza...
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- Y, ¿a donde quieres ir? -Pregunte a Lei mientras caminabamos
-No lo se...
-¿Quieres ir al parque?
- Si, vamos -Dijo comenzando a caminar un poco rapido, Lei se caracteriza por ser de pocas palabras, nunca crei que hablar con él fuera tan incomodo.
- Bien, ¿Que hacemos? -dijo sentándose en el cesped.
Saque un libro de mi mochila y me sente a un lado de él, coloco su cabeza en mi hombro para poder leer igual, el libro contaba con exactamente 230 paginas, cuando nos cansamos de leer, me di cuenta que avanzamos hasta la pagina 63, doble la página y me gire a verlo.
-Estiremos un poco las piernas...
-y, ¿Como hacemos eso?
- Mmmm, ah! Tengo una idea, venga levantate, aqui en mi mochila traigo una pelota, ¿jugamos a lanzarsela a Baxter?
Lei me miro por un rato y después me quito la pelota para lanzarla lejos, Baxter se levanto y corrio a por ella.
- ¿Ahora que hacemos? -Dijo una vez que Baxter se fue.
-Lei no eres nada divertido, venga, levantate, haci no tiene chiste. -Lo tome de ambas manos y comenze a jalar de ellas hasta poder levantarlo. -Bien, toma, lanzala a mi.
Me alejé un poco de Lei para que me pudiera lanzar la pelota, el volvio a lanzar la pelota, pero no hacia mi, si no hacia el lago. Baxter sin dudar se lanzó dentro para tomar la pelota.
- No!, Lei, eres un tonto! -Dije golpeandolo con ambras manos, no se como pero acabamos en el piso, yo encima de el mientras lo seguía golpeando- No traigo nada para secarlo, tendras que prestarme tu sueter, no pienso llevarlo a casa mojado.
Baxter llego a un lado de nosotros, comenzo a sacudirse mojandonos a ambos. mas a mi que a él.
- Es tu culpa!
Me levante mirando mi sudadera y sin pensarlo me la quite quedando en una blusa de tirantes.
- Toma, y dame tu sudadera -se quito su abrigo y me lo envolvió como capullo quitandome la sudadera al final.
-¿Que haras con ella? -Pregunte caminando tras él.
- La lavare, mañana te la regreso, vamos, es tarde y tu perro se puede enfermar. -Comenzo a caminar, yo me detuve a colocarle la correa a Baxter, para alcanzarlo tuve que correr.
- No te negare el que la laves, porque después de todo fue culpa tuya pero, ¿podrías ponerles suavizante con olor a rosas?
El me merio un rato y después sonrio, toco mi cabeza con la palma de su mano como si fuera un perro y siguio caminando.
- ¿Si usas verdad?
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