Capítulo 28

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Viernes,
26 de Junio.

Pov. Valentín.

Tenía los nervios a flor de piel desde que habíamos salido de la casa de Manuel, y hasta el momento, dos horas después, seguía igual de nervioso.

En ningún momento lo que habíamos hablado en casa de Manu abandonó mi cabeza, y eso me tenía alterado, porque lo que íbamos a hacer podía salir o muy bien o muy mal, pero era lo que ambos habíamos decidido, luego de haberlo charlado por varios días.

¿Y mi novio? Bueno, él estaba fresco como lechuga, charlando con Daniel.

No entendía como siempre lograba mantenerse tan tranquilo. Sospechaba que incluso con el fin del mundo a la vuelta de la esquina, él mantendría ese rostro calmo y los pensamientos ordenados.

Era inevitable admirar y envidiar un poco aquella serenidad que tenía.

Por algo supongo él me gustaba tanto. Porque él es muy diferente a mí. Él es organizado, tranquilo...

Decidí dejar de pensar en eso y tratar de disfrutar un poco.

—Mañana vamos a ir a un parque acuático. —comentó Daniel, con una pequeña sonrisa. No me costó imaginar de quién hablaba.

—Pensé que no te gustaba ver animales encerrados. —respondí con diversión.

—Bueno, pero... —hizo una especie de puchero— Por alguna razón no lo siento tan mal si son peces y eso. —explicó.

—Es lo mismo, no están en su hábitat. —replicó Manuel, tomando un pequeño sorbo de su cerveza.

—Bueno, ya, que le vamos a quitar las ganas de ir. —dije con una pequeña risa, abrazando a mi novio por los hombros.

—¿A dónde han ido ustedes en citas...? —preguntó mi hermano, antes de darle un sorbo a su fernet.

Aquella pregunta fue como un baldazo de agua fría. Después de todo, habíamos salido muy pocas veces juntos.

—A la plaza... A alguna cafetería... —respondió Manuel, encogiéndose de hombros.

Me sentía mal, después de todo no íbamos a otros lugares por mi culpa. Por mis padres. Ellos hablaban con todos los padres del resto y más. No quería que nadie nos viera y les contara de ello.

Daniel me miró unos segundos, como si me quisiera decir algo, pero se lo guardó y siguió hablando con Manuel.

Yo sabía lo que me quería decir. Era lo que yo le dije hace un par de años: "Hace lo que quieras. Ignora a nuestros padres. Más que nada a mamá. Preocupate por tu propia felicidad."

Pero también nuestra situación era diferente. O eso es lo que me decía siempre, para no sentirme mal al respecto.

Daniel tenía depresión. Yo no. Era importante que él no se sintiera aprisionado; que si podía tener algo de felicidad, la tuviera.

Por suerte, llegó alguien a interrumpir la conversación.

Bueno, no sé si tan "por suerte", considerando que los nervios de hoy volvieron a atacarme apenas me di cuenta de quién se trataba.

—Eu, ¿Qué onda los pibe? —saludó Teo, chocando el puño con Dani al llegar.

—¿Cuantos vasos llevas? —preguntó Manuel al ver que Mateo había llegado con un vaso de fernet en manos.

—Es el segundo recién. Te juro que no me voy a zarpar como la otra vez. —le prometió, haciéndole ojitos de perro abandonado bajo la lluvia.

—Tendrías que saber que ya no se cree esos cuentitos. —dije con diversión, revolviéndole el pelo a Manu.

The kids are coming [(T)rap] (CANCELADA)Where stories live. Discover now