08

3 0 0
                                    

—Una fantasía sigue siéndolo hasta que se cumple. —Dije obvio haciendo círculos con mis pulgares en su cintura.

Estábamos bastante cerca, podía sentir su respiración. Sus manos comenzaron a jugar de manera más seductora con mi cabello en la nuca. No podía ser que me caliente con tan solo hablar.

—No juegues con fuego, Maddie. —Dije al notar su cara pícara a poca distancia de la mía.

Una de sus piernas comenzó a acariciar la mía, generando que esté cada vez más cerca de su anatomía.

—No me provoques más de lo que ya lo hiciste toda la noche con ese jodido vestido y el niñato con el que te besaste.

—¿Que es lo que harás? —Desafió. —En menos de quince minutos llegará Em. —

—Puedo hacerte venir en 10.

Quizás era la hora, la situación, el escenario de estar en la cocina en plena oscuridad, con solo la luz de la luna pasando por la ventana. O más que probable, que sea ella en ese vestido, con su maldita cara perfecta que me vuelve loco.

Mis manos bajaron hasta su trasero, jalándola y atrayendola más a mi.

—¿De verdad quieres esto, o es solo uno más de nuestros típicos juegos de flirteo? —Hablé casi a un centímetro de su cara.

—Bésame porque no tenemos mucho tiempo.

Uní nuestras bocas desesperada mente. Lamí la comisura de sus labios y dio acceso de mi lengua en su boca. Mis manos siguieron bajando hasta rozar el final de su vestido. Jugué con el dobladillo y ella se elevó un poco permitiéndome subirlo lentamente hasta dejarlo sobre su trasero.

Sus manos en mi nuca profundizaban el ardiente beso, y mis caricias la hacían estremecer. Pasé mis dedos por el elástico de sus bragas y luego bajé lentamente. Sentirla así de excitada era como estar en el cielo.

Ahogó un gemido en mi boca y bajó sus manos hasta mi camisa, desabrochando cada botón con sus delicadas manos.

Mis dedos allí comenzaron a moverse de arriba hacia abajo, y luego en círculos. Sus ojos en blanco me hacían notar que estaba disfrutándolo.

—¿Cumplirás la fantasía de papi? —Mi voz ronca retumbó en su oído.

—Mmh. "Papi". Eso me gusta. —Sonrió antes de unir nuestras bocas nuevamente.

Bajé mis besos por su cuello hasta llegar a su clavícula. Mis dedos ahora, corrieron a un lado  su ropa interior para sentir su humedad sin ninguna tela de por medio y con mi otra mano libre, subí aún más su vestido.

Sin esperar, ambos nos despegamos para desvestirnos a la velocidad de la luz. Ella se quitó por su cabeza el vestido, dejándome a la vista a una Maddie solo en ropa interior. Yo, por mi parte, me saque la camisa por completo y desabroche mi cinturón, sacándolo de un tirón.

Maddie me jaló desde mi jeans y me atrajo hacia ella nuevamente. Mientras nos besábamos, sacaba mis zapatillas por los talones con fuerza del otro pie y baje mis jeans hasta quedar en boxers.

Podía sentir las uñas de la rubia bajar por todo mi abdomen, hasta llegar a el elástico de mi ropa interior. Sus yemas acariciaron la parte de adentro de el anterior nombrado, haciéndome perder los estribos.

Con mis manos en sus caderas semi desnudas, hice presión sobre mi notable erección. Gimio levemente cuando sintió aquello.

El rastro de besos por su mandíbula y cuello hicieron su respiración más pesada. Cuando llegue a la base de sus senos, subí mis manos hasta su brasier y lo desabroche, sacándolo y dejándome a la vista su parte superior desnuda. Mi boca fue directo a sus pezones, besando, succionando y lamiendo. Su espalda se arqueaba con cada movimiento de mi boca y sus uñas se incrustaban en mi espalda.

OBSESSIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora