Capitulo 1. *Primer día de clases.

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Hola, soy Lissa Miller, tengo 17 años, no soy delgada, mido 1.70, mi cabello es rizado.
No soy una chica de revista, simplemente soy yo.

Y ahí estaba yo, en mi habitación, asustada y estresada, hoy iba a mi nueva escuela y eso significa gente nueva y a mi no me gusta la gente.
Mientras agarraba mi celular y audífonos escuché a mi madre gritar desde abajo
—Lissa, llegarás tarde a tu primer día de escuela.
Baje lo más rápido que pude las escaleras le dí un sorbo a mi jugo, un beso a mi madre y salí.
Mis padres me cambiaron de escuela porque en la otra me hacían bullying y pensaron que el cambiarme de escuela era la solución, yo sabía que no lo era.
Llegué a mi nueva escuela, todos eran iguales, la chica fresa, el popular, los nerds, el grupo de estúpidos que pasaban haciendo bromas "graciosas", en fin, era un nido de idiotas.
Quise conocer la escuela y di un pequeño recorrido por los pasillos, encontré mi casillero y guarde mis cosas, no tenía ni idea de dónde era mi aula, después de otro recorrido encontré mi salón de clases, me senté de último para que no me vieran, me puse mis audífonos, cerré los ojos y me sumergí en las canciones de mi poderosisimo Justin Bieber.
Alguien jalo mis audífonos tan fuerte que mis orejas dolieron
—Auch. —Exclamé
Y cuando abrí los ojos, estaban las típicas niñas fresas que se creen dueña del mundo
—Que se les ofrece.? —Pregunté
—Hola pelota. —Dijo una pelinegra, mientras las otras se reían.
—Sera que me puedes dejar en paz.? —Dije con una voz cansada.
—Que pena que alguien tan feo estudie aquí. —Dijo la rubia mientras recorría mi cuerpo con sus ojos
—Bye pelota, nos vemos en la cafetería. —dijo la pelinegra mientras las otras dos se reían como estúpidas
—Ah por cierto, ese jeans con esas converse no combinan. —Dijo una de ellas
—Ay no, aparte de gorda y fea no se sabe vestir. —Dijo la pelinegra y claro las otras se morían de risa
La pelinegra era la más cruel.
—Son unas perras de lo peor. —Dije en voz baja.
Ya estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, pero aún así dolían
Tampoco me vestía tan mal, andaba unos jeans desahogados , una camiseta un poco floja de color negro y mis converse blancas.
Me sentía tan incómoda estando en este lugar, ni siquiera presté atención a las clases por pensar en la hora de salida.
Sonó el timbre de descanso, y salí hacia la cafetería lo más rápido que pude, moría de hambre.
—Mierda!! —Dije entre dientes, tenía que pasar en medio de los fastidiosos, sabía que otra vez sería el centro de burlas, pero no me quedaba de otra que pasar por ahí, así que me arme de valor y pasé.
Uno de ellos me empujó y casi me caigo
—Oh, ten cuidado, si se cae puede dañar el piso. —Dijo otro imbécil
Me sentí humillada como siempre.
—Permiso. —Dije con la voz quebrada
Pensé que no me darían lugar pero me equivoqué, todos se apartaron y me dejaron pasar y antes que yo pasara por la puerta escuché
—Pobre gorda. —Dijo alguien, no supe quién fue porque no quise voltear a ver, porque no quería que me vieran con los ojos llorosos
Cuando escuché eso rápidamente se me subió un nudo en la garganta.

Aceleré mi paso y fui a pedir mi comida.
Me senté en la mesa que está cerca del basurero, la verdad no esperaba nada bueno, mientras comía un nudo se me hacía en la garganta y antes de que una lágrima rodara por mi mejilla una chica con vos chillante me habló.
—Dios mío, me matarás de un susto. —Le dije
—Me llamo Andrea Williams y podemos ser amigas. —Me dijo mientras me extendía la mano.
—Soy Lissa. —Le dije mientras le daba la mano
Wow, ella no se cansaba de hablar, me contó su vida en 10 minutos, pensé por un momento en dejarla hablando sola pero eso sería muy cruel de mi parte y decidí darle una oportunidad.
Por fin llegó el momento que más había esperado, la hora de salida.
Salí lo más rápido que pude, detestaba ese lugar, cuando pensé que me había librado de todo, choque con Andrea
—Oh, lo siento, estaba distraída. —Le dije desorientada.
—Puso su mano en mi cabeza, alborotando mi cabello y dijo
—Tranquila amiga, no pasa nada.
Ella era de mi tamaño, era delgada, andaba el corte de Dora la exploradora, era muy linda, se vestía con colores pasteles, era adorable pero intensa.
Ya habíamos salido de ese infierno llamado escuela.
—Que escuchas?. —Me preguntó mientras caminábamos hacia nuestras casas.
Antes que pudiera decirle lo que escuchaba, me saco un audífono y se puso a escuchar y dió un grito extremadamente chillante.
—Andrea por favor!!!, no vuelvas hacer eso. —Le sugerí mientras tapaba mis oídos
—Lo siento. —Dijo entre risa. —Eres belieber? —Me preguntó
—Si, porque? —Le pregunté
—Porque yo quiero serlo, estoy enamorada de Justin, y como ya somos amigas, vos me podés enseñar todo lo que sepas de el. —Respondió.
No pude evitar sonreir ante su reacción
—Lo haré con gusto. —Respondí
Después de ahí, nos despedimos y cada quien cogió su camino.
El clima era fresco, no había ni frío ni calor, había mucho viento y las calles estaban solas, caminé rápido porque me dió miedo.
Llegué a mi casa y como de costumbre no había nadie.
Mis padres trabajaban y casi nunca estaban en casa.
Entré, tomé un vaso de agua, busque si había algo de comer en la refri, mi mamá me había preparado una ensalada y era espantosa.
Me quedé como diez minutos apoyada en el desayunador, pensado en lo loco que fue este día.
Subí a mi habitación, puse mi mochila en la silla de mi ordenador y después me senté a la mitad de mi cama, las ganas de llorar me invadieron, me sentía culpable, tenía ganas de tirar todo, no aguanté más y rompí en llanto.
Wow, nunca había llorado así, desde aquella vez que se me murió mi perrito.
Me acosté de lado, aún seguía llorado como una loca, sentí que alguien me estaba observando, levanté la mirada y era un póster de Justin
Me dió pena que me viera llorar, sé que es una foto, pero igual me dió pena.
Me gire y no se en que momento me dormí.

Nota de autora: Me presento, soy Brittany Campbell y me encanta escribir.

De verdad espero que les guste mi novela, prometo que no será aburrida.

Bastante fuerte para ser el primer día de clases, pobre Lissa, no merece que la traten así, pero tarde o temprano ella cerrará la boca de todos.

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Besitos.

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