Sentía mi cuerpo arder del dolor, mis piernas temblaban con brusquedad, no quería seguir corriendo, escuchaba sus pasos detrás de mí y su respiración agitada igual que la mía, trate de liberar un olor demasiado fuerte para desorientarlo, pero al parecer no le afectó.
Sentí un jalón brusco en mi brazo, me había atrapado... otra vez.
Quise gritar, pero me fue imposible, me había desmayado, cuando desperté, me encontré otra vez en esa lujosa habitación medieval.
El rey entro, me miro con una sonrisa maliciosa y se marchó, mire la habitación con desgana, las ventanas selladas, las cortinas abiertas dejando la habitación iluminada, solté un pesado suspiro y mire mis muñecas, amarradas con una larga cuerda a los pies de la cama.
El príncipe Kim Namjoon entro a la habitación dando un portazo, las feromonas que desprendía tenían un olor amargo, se le notaba demasiado molesto y claro, quien no lo estaría al saber que su amante que tiene prisionero a la fuerza se escapó.
Se acerco a mí y me tomó del cuello casi ahorcándome, estaba rojo de furia.
¡¡COMO TE ATREVES!! ¡¿ENCIMA QUE TE DOY MI AMOR Y TE ESTABA EMPEZANDO A DAR LIBERTAD POR EL CASITILLO, TE ATREVES A ESCAPAR?!.-Apretó más mi cuello con furia, yo no tenía ganas de responderle así que solo me dedique a mirarlo con frialdad.
Al ver que yo no tenía pensado responder, soltó mi cuello y se alejó mientras empezaba a sollozar, otra vez quería manipularme fingiendo dolor.
Y-Yo te amo, porque me haces esto? -. Soltó un ronco sollozo y se volvió a acercar a mí, esta vez besándome sin ser correspondido, el al ver esto, se alejó con el ceño fruncido y salió de la habitación.
Me senté en la cama con tranquilidad y acaricié mi abultado estómago, el olor a chocolate y vainilla que yo desprendía hacía que mi alrededor fuera más ameno.
Me levante y me acerqué a la ventana, cerré los ojos buscando tranquilidad y suspire.
Estaba tan tranquilo que no me percate del punzante dolor en mi estómago, cuando lo noté, solté un desgarrador grito y caminé con lentitud hacia la cama mientras sentía un líquido desplazarse por mis piernas.
Aún no era tiempo, aún faltaba un mes para esto.
La puerta se abrió de golpe por segunda vez, el príncipe entró junto a los que parecían ser enfermeros, yo ya me encontraba acostado en mi cama.
NO LO QUIERO AQUI, SAQUENLO!!. - Los enfermeros al ver mi desesperación se vieron obligadas a sacar al príncipe.
Fueron tantas horas que no logré contarlas, el dolor aún seguía, pero estaba distraído mirando al pequeño cuerpo que se encontraba dormido en mis brazos que no lo notaba.
Escuché la puerta abrirse, al alzar la vista vi al príncipe acercarse junto a unos guardias, tomo a mi pequeño en brazos con delicadeza y sonrió.
Llévenselo. - Murmuró y los guardias me tomaron de los brazos llevándome a los calabozos, aunque grite y forcejee, nadie me ayudo ni me presto atención.
Al llegar a los calabozos, me lanzaron con brusquedad a una cela y cerraron esta con llave, dejándome ahí, con un dolor punzando en el corazón.