Una gran camisa me cubría, el frío de la noche acompañado de chocolate caliente me ayudaba a relajarme además de sentarme en el balcón, apreciando las millones de estrellas en el cielo.
Sentí unos fornidos brazos rodear mi cintura, el aliento a alcohol inundó mis fosas nasales, los besos en el el cuello se hicieron presentes, estaba cansado y arto, todos los días se repetía.
Venía tomado, me cogía y quedaba inconsciente, ni un te amo, ninguna muestra de cariño, pero yo lo amaba, amaba a mi TaeTae.
Otra día, un beso en los labios y un "Hasta la tarde" que nunca se cumplía.
Intentaba no creer en los rumores pero un día me harté, me harté de todo y me vestí con la ropa más provocadora que tenía, busqué el bar más cercano y caminé hasta él, ya no me importaba si los rumores eran ciertos, solo quería bajar el coraje.
Al llegar había todo tipo de personas y parejas, besos apasionados por aquí, tocadas por allá, borrachos ahí y solitarios en la barra, justo a donde me dirigía.
Algo de Vodka porfavor.- me coloqué en uno de los asientos y miré de reojo al tipo junto a mi, cabello castaño, fornidos brazos, un bello hombre canela, era realmente irresistible.
La curiosidad me carcomía, que hacía un hombre tan apuesto en este lugar?.
Hola?.-volteé hacía el con una sonrisa, de alguna manera calmaría mi curiosidad.
Eh? Oh hola lindo.- me sonroje ante su comentario, hace tanto que nadie me halagaba.
Soy Kim Dae y tu?.-Lo volví a inspeccionar con la mirada mientras poco a poco mi curiosidad aumentaba.
Soy Kim Namjoon, un gusto.- Tomó mi mano con delicadeza y la besó.
Y dime.. que hace alguien tan apuesto en este lugar.- Alejé mi mano con lentitud y lo miré con interés.
Lo mismo te pregunto.- Soltó una risa angelical que me dejo embobado.- Estoy aquí para distraerme, umm olvidar los problemas de mi hogar.
Digo lo mismo.-Solté un pesado suspiro y bebí mi copa.
Tenemos algo en común.- Me dedico una pequeña sonrisa.
Estuvimos hablando por un buen rato, pude notar un anillo en uno de sus dedos, no le tomé mucha importancia a ese detalle.
Las horas pasaban, las copas aumentaban hasta quedar los dos totalmente ebrios.