Prefiero no contaros el final

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- Dama - rió al otro lado del teléfono

- Mimi vuelve a casa de Ana

- ¿Por? - paró en seco

Oir a su amiga tan preocupada realmente no era habitual contando con que Dama era la persona que más decía el "estás exagerando las cosas" del mundo.

- Jadel no me coge el teléfono, me sale apagado, me había dicho que salía antes del trabajo hoy para pasar a buscarme pero no está

- ¿Y? No me preocupa ese tío Laura

- Mimi a mi me preocupa Ana

- ¿Ana por que?

- Por si les ha pasado algo a los dos ¡ve joder!

- Te llamo con lo que sea

- Vale

Solo la faltó correr lo poco que había avanzado hasta el portal de Ana de nuevo. Su corazón latía con mucha fuerza, en el fondo sabía que algo no iba bien.

Llamó al telefonillo, su corazón se aceleraba más y más a medida que se daba cuenta que nadie respondía. Cansada utilizó las enseñanzas de sus amigos de Granada para abrir puertas cuando querían entrar a jugar al futbol en las canchas del colegio consiguiendo asi abrir la primera puerta, sabía que la segunda no sería tan fácil.

Subió las escaleras con el corazón casi en la mano, sentía que todo su cuerpo temblaba solo de imaginar que podría haberle pasado algo a su Ana.

Llamó al timbre tantas veces como pudo, temía incluso fundirlo, no había respuesta.

- Se a escuchado un golpe chica pero su marido a salido - la informó la vecina de al lado, que a causa del insistente timbre había salido a la puerta

- ¿Que? - musitó notando como se la quebraba la voz

- Se suelen oir muchos golpes ahí dentro

- Necesito entrar - murmuró con lagrimas en los ojos

- Pues no se como jovencita

- Deme una radiografía

Fue entonces cuando se acordó de otro de los trucos de sus amigos, tal vez juntarse con gente mayor no estaba tan mal como la había dicho su madre toda la vida.

Una vez con la radiografía en sus manos hizo su maniobra consiguiendo abrir la puerta. Claro que lo que no se esperaba era ver a su Ana, a su banana, tumbada en el suelo repleta de sangre.

- Dios mio - murmuró la señora

- ¡Llame a una ambulancia! - chillo arrodillándose frente a ella

No podía creerlo, no podía estar viendo aquello, no, no y no.

- Banana, banana dime que estás bien - acarició su cara, estaba fría - Banana contéstame - su voz ya no salía, estaba rota - Banana porfavor no me dejes ahora, ahora no joder - lloraba sin controlarlo - Te quiero Ana te amo ahora no, ahora no que empezabas a hacerlo tú tambien

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Esa sala era peor que cualquier otro lugar en el mundo, sin lugar a dudas era lo que más odiaba en el aquel momento.

Por su mente solo pasaban mil ideas de como solucionar aquello, tenía que solucionarse, no podía acabar todo asi.

- ¿Quieres un café? - preguntó Laura, que estaba sentada mirando como su amiga se movía de un lado a otro

- Quiero que me digan que está bien, que me la puedo llevar a mi casa a vivir mi puto final feliz como el de su película favorita, como el de La bella y La bestia - lloró

La bella y la bestiaWhere stories live. Discover now