La diferencia

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Durante el resto de la semana Mimi pasó a buscarla cada día con las mismas ganas que el primero. Amaba su trabajo más que a nada en esta vida pero no veía la hora de que acabara su primer turno para poder hacer su camino hacia la casa de Ana, que ya la esperaba en el portal con esa media sonrisa que asomaba antes de que volviera a sentirse a salvo junto a ella. Mientras las horas sin la morena se hacían eternas con ella parecía que volaban, cuando se quería dar cuenta ya era la hora de rehacer el camino, aun que esta vez no sola, para acompañarla hasta su casa de nuevo.

Ese día era viernes, el último día de la semana en el que la granadina trabajaba por lo que, mientras la canaria bebía agua tras la intensidad del deporte, ella pensaba en como pasaría el fin de semana sin hacer su rutina favorita.

- ¿En que piensas? - interrumpió Ana sentándose finalmente frente a ella pero algo alejada, claro

- En nada - la sonrió de medio lado

- Nunca te he visto así en estos días

- Estoy bien son solo tonterías

- Tonterías que te ponen triste asi que creo que no serán tan tonterías - torció el gesto - No soy buena dando consejos eso te lo garantizo pero puedo escucharte

Mimi la miró durante unos segundos hasta que la morena no pudo aguantarla más la mirada. Realmente se estaba preocupando por ella, un acto que no creeía llegar a ver en una persona que guardaba distancia siempre de una manera peculiar. La sorprendió claro que para bien por lo que no pudo evitar sonreir levemente.

- ¿Por que te ríes? - musitó avergonzada

- No me río, sonrío, es diferente

- ¿Lo es?

- Si. Reir es cuando algo te hace gracia normalmente pero sonreir es cuando algo te causa felicidad - la miró con ternura

- ¿Que te está causando a ti felicidad ahora? - preguntó mirando a todas las partes de aquella sala

La rubia no pudo evitar reir ante esa salida de Ana, definitivamente no era la persona que mejor entendía pero sabía como hacerla sonreir, aun que hacía 5 minutos estaba algo preocupada por lo que sucedería.

La canaria elevó una ceja en señal de que no entendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo.

- ¿No te gusta que se preocupen por ti? - preguntó curiosa la granadina

- Supongo que siempre está bien sentir que alguien lo hace, si - se encogió de hombros tras unos segundos pensando

- Pues por eso he sonreído antes - volvió a sonreir

- Pero aquí solo estamos nosotras dos - miró de nuevo alrededor

- Tú te has preocupado por mi Ana

La morena pensó durante un largo rato. Tenía razón, no entendía por qué pero tenía razón. Por alguna razón desconocida se preocupaba si veía a Mimi actuar de una manera que no era a la que estaba acostumbrada, podía pasarla algo grave que ella no supiese y eso sería horrible.

- Si, es verdad - dijo finalmente la canaria

La rubia se tomó un poco de tiempo para observar como Ana enredaba sus dedos como hacía cada vez que no entendía el por qué de algo, como su pelo caía sobre sus pómulos gracias a que había bajado la cabeza como hacía tambien normalmente cuando no podía afrontar una situación y como fruncía sus labios gruesos como cada vez que quería buscarle una solución a una operación indescifrable.

Parecía mentira lo que 4 días dan para que la granadina se supiese tantos rasgos de aquella chica, incluso a ella misma la sorprendía lo bien que empezaba a leer a la canaria. Si esto era así con tan pocos días no imaginaba como sería si la dejaba que la siguiese conociendo cada vez un poco más. Realmente deseaba mucho hacerlo.

La bella y la bestiaWhere stories live. Discover now