Epílogo

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Mi mirada seguía cada copo de nieve que caí del cielo de Londres, mis manos algo heladas tomaban con fuerza la pequeña taza de té que aun brotaba algo de vapor caliente, mi mirada clavada en los pequeños copos de nieves, libres al andar, sin miedo al caer o ser atrapados en el proceso.

Lo cual me lleva a  pensar en las personas, en como algunas podemos llegar a ser tan frías como un copo de nieve, pero, de alguna forma también nos lleva a ser débil, porque ¿de qué sirve todo esto? Antes de ser valientes debemos tener miedo, antes de volvernos fuertes, fuimos débiles, y  antes de ser libres, fuimos encerrados.

-te encontré, en donde la luz se esconde, alice -sonrió al sentir sus brazos rodear mi cintura, aferrándose a mí, giro quedando delante de él, mirándolo a sus azulados ojos, sonrió aún más al ver su sonrisa 

-me encontraste en donde el sol y la luna sellan su amor, lukas 

Comienzo a sentir como las llamas hacen su trabajo, como sus brazos se aferran aún más a mi cintura de la misma forma en la que yo ahora me aferró a él, el humo se cuela entre nosotros haciendo su camino por todo el edificio, me mira por unos largos segundos y finalmente une sus labios junto a los míos, finalmente siento  paz, finalmente siento que podemos empezar una vez más, un nuevo inicio, en donde soy una flor que no puede llegar a marchitarse, en donde sé que el podrá cuidar delicadamente mis pétalos. Finalmente siento que ha terminado en donde todo comenzó.

Pero no lo olvides, “querido tu” El mundo es redondo y aquél sitio que parece un final podría ser también un comienzo.

The Flower That Never Withered Where stories live. Discover now