Capítulo 25

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Kagome abrió los ojos e inmediatamente los sintió llenos de lágrimas. Elevó una mano temblorosa hasta tocar el rostro masculino y le sonrió.

– Pensé que nunca más volvería a verte. – susurró. El hombre sonrió socarrón.

– Keh, piensas que puedes jugar conmigo y luego entregarte a otro, lo siento pequeña pero las cosas no funcionan así. – gruñó.

– El campo, ¿Cómo pudiste abandonar la cabaña?. – indagó curiosa, percatándose del detalle.

– Dejemos esa historia para luego, ahora hay algo que debo hacer. – aseguró.

–¿Algo que debes hacer?. – indagó contrariada.

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Inuyasha POV-

Bastaron pocos minutos para saber que la decisión que había tomado fue la correcta, sonreí aliviado al ver el inconfundible carruaje y los caballos blancos puestos a un costado de una lujosa posada. Bajé de mi asiento con dificultad y amarré los caballos muy cerca de los otros. Apenas estaba haciendo el nudo cuando el grito muy bien conocido fue alertado por mis sensibles orejas.

– ¡No!, ¡aléjate!. – por más que el grito denotaba terror, fui feliz al escucharla, ella estaba cerca; me apresuré para seguir la voz y apenas entre en ese lugar me sentí fuera de lugar. Estaba hecho un asco, mi ropa estaba manchado por la tierra de todos los lugares que había visitado, como un recordatorio de lo inútil y débil que estaba, mis pies descalzos no combinaban con la estrafalaria decoración, por lo que cuando el hombre que atendía el lugar me preguntó si necesitaba algo, demostrando en su voz un obvio repudio no pude más que gruñir.

Olfatee el aire buscando encontrar el característico y delicioso aroma de Kagome, al instante inundó mis fosas nasales por lo que suspiré aliviado.

– Por favor, por favor, ¡no me toques!. – la suplica acompañada de un pequeño sollozo, logró que mi rabia creciera, por lo que, aún cuando el hombre frente a mi gritó pidiendo ayuda para que me detuvieran, yo solo pude correr rumbo las escaleras, subí dos peldaños rápidamente pero luego mi cuerpo nuevamente me traicionó y sentí el mundo girar me sujeté como pude del barandal e intenté continuar. Kagome me necesitaba y eso era más que suficiente para que yo aún arrastrándome llegue a ella.

– Iré unos minutos al bar, aprovecha ese momento para tranquilizarte, deja de llorar, no me excita infringir dolor a otros, pero si debo hacerlo, lo haré. – la voz masculina logró que contrajera la mandíbula de la rabia, ¿cómo te atrevía ese débil humano a intimidarla y hacerla llorar?. – Cuando vuelva quiero que ya estés completamente desnuda, será mucho peor si no lo haces. – apenas escuché las palabras sentí como si hubiera revivido, mi sangre fluyó nuevamente como si me hubieran recargado de adrenalina, nunca dejaría que él la viera desnuda, por lo que subí los peldaños rápidamente siguiendo el olor de Kagome, llegué frente a la puerta justo cuando el hombre abandonaba el lugar y se atrevía a cerrar con llave, aprisionándola.

– Como si tú no lo hubieras hecho. – escuché la voz de mi conciencia reprochándome. Me acerqué lentamente como un animal al acechó y sonreí cuando el giró medio cuerpo y me dedicó una débil sonrisa. Iluso si tan solo supiera que su muerte estaba tan próxima.

– Discúlpame, podrías decirme en qué dirección queda el bar. – masculló y mi sonrisa se amplió.

– Si quiere, lo puedo acompañar. – ofrecí, el hombre me agradeció con una voz extremadamente amistosa; si no tuviera tan buena audición, quizás creería en su fachada de buen hombre. Olfatee el aire y caminé en la dirección que me indicaba mi olfato, el olor a alcohol era fuerte, por lo que era una tarea fácil. Cuando vi el lujoso bar sonreí, el hombre me ofreció una bebida en agradecimiento por haberlo "ayudado". Yo acepte, pues tenía una misión. El hombre colocó descuidadamente la llave sobre el mostrador de madera cuando recibió el vaso ofrecido

•CAUGHT ALONE• ||+18|| INUKAGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora