Capítulo 11

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Kagome giró medio cuerpo lentamente enfrentando al hombre; su cerebro no procesaba del todo lo que había pasado y trabajaba lo más rápido que podía por inventar una excusa creíble.

– Etto…aun duele un poco, pero con la medicina y el baño…caliente, esta mejor. – tartamudeo, rogando por que el ojidorado le creyera. Inuyasha la miró seriamente y Kagome supo que su estrategia había fallado, él la había descubierto.

– Mientes. – afirmó el hombre. Kagome quedó en silencio por unos segundos, sin saber cómo excusarse.

– Es la verdad, aún duele. – susurró agachando la cabeza sin poder sostener la intensa mirada dorada. Inuyasha odiaba que le mintieran, había vivido demasiados años engañado y que la mujer de ojos chocolates quien ya había ganado su confianza lo hiciera, lograba que se sintiera patético y furioso.

Kagome había quedado en blanco, le dolía la expresión enojada y algo decepcionada que traía estampado en el rostro el ojidorado , en ese momento no sabía que decir para disculparse y tampoco sabía cómo actuar, por lo que intentó huir subiendo escaleras arriba, pero el hanyo de un salto la alcanzó y estampó el cuerpo femenino contra el barandal.

– ¿Por qué?. – indagó curioso, quería saber cuál era el motivo de la mentira de la mujer; no era una gran mentira, pero, aún así, continuaba siéndolo. Kagome mordió sus labios sin deseos de contestar, pero la presión en sus brazos le alertaban que debía hablar.

– Yo. – susurró. – Solo quise protegerte. – agregó.

– ¿Protegerme?. – indagó mordaz, no veía como esa situación podía ser para su bien.

– ¡Sí!, quería protegerte, solo quise alejarte de ella. – gritó al sentirse presionada. Inuyasha se separó un poco y la mujer pudo notar claramente la confusión en los ojos dorados.

– ¿Ella?. – preguntó el hombre.

– ¿Estas tan molesto porque evité que te besara?. – indagó la azabache. Inuyasha quedó inmóvil su cabeza no podía procesar tan rápido lo que ella decía. – ¡No te preocupes no lo volveré a hacer, dejaré que te bese, te toque y te siga mintiendo como a un tonto!. – gritó molesta; repentinamente se sentía furiosa por los reclamos del hombre cuando ella solo quería su bien y sin poder evitarlo lágrimas de frustración se acumularon en sus ojos. Kagome lo empujó con fuerzas con deseos de huir al creer que el asunto ya había sido explicado "claramente", pero él no cedió. Inuyasha miró los ojos acuosos de la mujer y sin pensarlo la dejó marchar cuando ella lo empujó por el pecho nuevamente.

Todas las frases dichas por la mujer se entremezclaban en su cabeza; a veces después de despertar podía sentir el sabor de la saliva de Kikyo en sus labios, pero pensaba que era más su ilusión que una realidad.

– Entonces, ¿Kagome puede verla?. – susurró, razonando las palabras dichas por la azabache. Inuyasha analizó todas las veces que Kagome había "tropezado", "resbalado", "golpeado su cabeza", "Torcido su tobillo", "sentido dolor de estómago" y un sin fin de dolencias, que tenían un solo factor común, siempre después de ayudarla, al bajar nuevamente a la cocina, se encontraba con las provisiones. – Soy un tonto. – se recriminó en pensamientos por no notarlo antes.

Kagome cerró las puertas a sus espaldas y suspiró profundamente, su corazón latía rápidamente y en sus ojos se habían juntado lágrimas de frustración que finalmente habían abandonado sus ojos mojando sus mejillas. Se acostó sobre el futón y se cubrió hasta la cabeza con las mantas, estaba enojada pero también sentía una presión extraña en el pecho.

– Tonto. – susurró limpiándose las lagrimas.

Inuyasha la siguió e ingresó en la habitación, vio la figura ovillada en el futón. Sabía que debía dejarlo pasar; ya intuía la respuesta, quizás ella no lo había hecho con malas intenciones, pero aún le molestaba, estaba enojado y quería hacérselo saber.

– Aún no me has dicho por qué mentiste, ¡todo este tiempo yo creía en ti!. – gruñó y la mujer se contrajo más en su sitio. – ¡contesta!. – gritó al sentirse eufórico; ya tenía una suposición sobre porque ella fingía lastimarse pero quería escucharlo de los propios labios femeninos; la mujer destapó su rostro y se sentó sobre el futón.

– Lo siento, fui mala, me molestaba ver que como mi abuela te besaba y te hablaba de amor; en verdad pensé que te estaba ayudando y protegiendo. – susurró la mujer. – Después de escuchar por todo lo que te hizo pasar, me moleste y solo quería apartar tu cuerpo de su alcance. – agregó. Inuyasha la miró fijamente sin saber cómo reaccionar a una respuesta tan sincera, podía ver en los ojos brillantes de la mujer con claridad esa franqueza.

– Kuso. – maldijo intentando mermar su furia.

– No lo volveré a hacer, dejaré que te bese y te toque si es eso lo que quieres, pero no estés enojado. – pidió en un murmullo. Inuyasha miró el rostro de la mujer fijamente y al verla sentada en la cama cubriendo su cuerpo con la manta azul y con sus ojos brillantes por las lágrimas derramadas todo enojo desapareció. Después de años, nuevamente una imagen sugerente de la mujer, hacía que ese lado suyo que quería eliminar saliera a flote.

La parte racional del hombre sabía que ella estaba completamente vestida bajo esas mantas, pero la parte creativa que solo veía la blanca piel de su rostro lo traicionó imaginando otro panorama.

– No me gustan las mentiras. – expuso el hombre intentando retomar las líneas de la discusión.

– No te volveré a mentir. – susurró la mujer inmediatamente. Inuyasha miró deseoso los labios de la mujer, su cuerpo estaba cargado de adrenalina por la anterior discusión y su mente se nublaba levemente.

– No debes hacerlo. – razonó en su mente; deseaba probar esos dulces labios nuevamente, y eso le asustaba; él no debía desear a la mujer, pensaba que había podido aplacar esas fantasías pero en el peor momento reaparecían. – ¿Cómo puedo confiar en ti?. – farfulló el hombre sin poder apartar la mirada de la mujer e intentando con todas sus fuerzas concentrarse en la discusión y así eliminar esos pensamientos.

– Yo…haré lo que pidas para demostrarte que puedes confiar – susurró la azabache sin ser consciente de las emociones que esa frase causaba en el ojidorado.


•CAUGHT ALONE• ||+18|| INUKAGWhere stories live. Discover now