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Hubo un periodo en el que Jungeun no quiso asistir a la escuela durante días. El psicólogo recomendó ausentarlo.

Yo no podía faltar, así que tenía que irme por horas, para atender mis clases, para hacer tareas y actividades extra, además tenía que conseguir algún trabajo de medio tiempo; las cosas no eran sencillas, y cada vez me resultaba más difícil todo.

Una noche, recibí una llamada de la mamá de Jungeun, estaba desesperada. Seguí la cadena que nos amarraba a través de la negura, extendida por el pavimento húmedo; frío, pesada y sin fin.

Esa noche fui a su casa, la obscuridad era inmensa pero no importaba porque Jungeun necesitaba de mí.

Cuándo entre a su habitación la miré recostada en su cama, su mamá me explicó que había dejado de gritar, pero no había estado tranquila durante toda la tarde, a decir verdad, durante los últimos meses; sólo fue un mínimo cambio, ella sólo recogió unas hojas tiradas del suelo y Jungeun explotó en cólera, ella sólo cometió una equivocación, ella estaba sufriendo porque todo lo que hacía parecía afectar a su hija.

Nadie sufría más que ella.

Tuve miedo de perturbar a Jungeun, pero en realidad ya lo estaba, porque escuchaba su llanto, y me atreví a llamarla.

"Lippie"— murmuré con voz suave.

Jungeun se descubrió y me miró a través de lágrimas. Comenzó a llorar más y se levantó de la cama para lanzarse hacia mi, abrazándome. Lo hizo con una fuerza insana, tan desesperada, tan temerosa, con una fuerza que en realidad no tenía, con una esperanza que me carcomía. Lo hizo como si me hubiese ido por años, como si yo fuese su cura.

Y yo también lo hice, porque me conmovía la manera en la que me necesitaba, aunque no podía comprenderla. Lo hice porque el temblor de sus manos no era normal, lo hice porque sus sollozos y lamentos me reprendieron por haberle dejado, lo hice porque sus ojos no dejaban de entregarme lágrimas pesadas que se depositaban en la enorme carga de culpa que mis hombros llevaban, por su voz quebrada, porque me necesitaba.

No podía comprender más allá de su necesidad. No podía saber si era amor, si era obsesión, si era rutina o un capricho.

Lo que fuese, le hacía bien y eso era lo importante.

[ √ ]  ❝latidos || lipsoul❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora