CAPITULO 3:Esperando a los Weasley

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NARRA(Harley)

Al bajar vimos a los tres Dursley que ya se encontraban sentados a la mesa cuando Harry y yo llegamos a la cocina.
Ninguno de ellos levantó la vista cuando nosotros entramos y nos sentamos. El rostro de tío Vernon, grande y colorado, estaba oculto detrás de un periódico
sensacionalista, y tía Petunia cortaba en cuatro trozos un pomelo, con los
labios fruncidos contra sus dientes de conejo.
Dudley parecía furioso, y daba la sensación de que ocupaba más espacio del habitual, que ya es decir, porque él siempre abarcaba un lado entero de la mesa cuadrada, a el paso que hiva no me sorprenderia que en algun futuro sercano apareciera en esos programas de gente gorda tratando de bajar de peso mediante cirugias. Cuando tía Petunia le puso en el plato uno de los trozos de
pomelo sin azúcar con un temeroso «Aquí tienes, Dudley, cariñín», él la miró ceñudo. Su vida se había vuelto bastante más desagradable desde que había llegado con el informe escolar de fin de curso.
Como de costumbre, tío Vernon y tía Petunia habían logrado encontrar
disculpas para las malas notas de su hijo: tía Petunia insistía siempre en que Dudley era un muchacho de gran talento incomprendido por sus profesores, en tanto que tío Vernon aseguraba que no quería «tener por hijo a uno de esos mariquitas empollones» mientras que yo por otro lado apoyaba a los pobres profesores por tener que soportar la mente estupida de mi primo. Mis tios tampoco dieron mucha importancia a las acusaciones de que su hijo tenía un comportamiento violento. («¡Es un niño un poco inquieto, pero no le haría daño a una mosca!», dijo tía Petunia con lágrimas en los
ojos.) ¡Ja! Eso diganle a mis moretones en mi yo de 4 a 10 años! Mas un diente salido a los 8 años!.
Al final del informe había unos bien medidos comentarios de la
enfermera del colegio que ni siquiera tío Vernon y tía Petunia pudieron
soslayar. Daba igual que tía Petunia lloriqueara diciendo que Dudley era de complexión recia, que su peso era en realidad el propio de un niñito saludable, y que estaba en edad de crecer y necesitaba comer bien: el caso era que los que suministraban los uniformes ya no tenían pantalones de su tamaño. La enfermera del colegio había visto lo que los ojos de tía Petunia (tan agudos cuando se trataba de descubrir marcas de dedos en las brillantes paredes de
su casa o de espiar las idas y venidas de los vecinos) sencillamente se
negaban a ver: que, muy lejos de necesitar un refuerzo nutritivo, Dudley había alcanzado ya el tamaño y peso de una ballena asesina joven (aunque en mi opinión lucia como el cerdo supremo, hasta tal vez una evolución cerdil).
Y de esa manera, después de muchas rabietas y discusiones que hicieron
temblar el suelo de nuestro dormitorio de Harry y de mi, y de muchas lágrimas derramadas por tía Petunia, dio comienzo el nuevo régimen de comidas. Habían pegado a la puerta del frigorífico la dieta enviada por la enfermera del colegio Smeltings, y el frigorífico mismo había sido vaciado de las cosas favoritas de Dudley(bebidas gaseosas, pasteles, tabletas de chocolate y hamburguesas) y llenado
en su lugar con fruta y verdura y todo aquello que tío Vernon llamaba «comida de conejo». Para que Dudley no lo llevara tan mal, tía Petunia había insistido en que toda la familia siguiera el régimen. En aquel momento nos sirvió nuestros trozos de pomelo a Harry y a mi, y obviamente notamos que eran mucho más pequeños que el de Dudley.
A juzgar por las apariencias, tía Petunia pensaba que la mejor manera de levantar la moral a Dudley era asegurarse de que, por lo menos, podía comer más que Harry y yo.
Pero tía Petunia no sabía lo que se ocultaba bajo la tabla suelta del piso de arriba. No tenía ni idea de que Harry y yo no estabamos siguiendo el régimen. Como ya conte con anterioridad en cuanto nosotros nos habíamos enterado de que teníamos que pasar el verano alimentándonos de tiras de zanahoria, habíamos enviado a Hedwig y Merlín a casa de nuestros amigos pidiéndoles socorro, y ellos habían cumplido maravillosamente: Hedwig y Merlín habían vuelto de casa de Hermione con unas cajas grandes llenas de cosas sin azúcar para picar (los padres de Hermione eran dentistas); Hagrid, el guardabosque de Hogwarts, nos había enviado una bolsa llena de bollos de frutos secos hechos por él (Harry ni siquiera los había tocado: ya había experimentado las dotes culinarias
de Hagrid y en mi caso los pique un poco ya que no era muy fan de los frutos secos); en cuanto a la señora Weasley, nos había enviado a la lechuza de la familia, Errol, con un enorme pastel de frutas y pastas variadas. El pobre Errol, que era viejo y débil, tardó cinco días en recuperarse del viaje, y como tenia pena de que algo le pasara en el camino le envie con Merlín para que lo ayudara en el camino(por que algo me decia que esa pobre lechuza se caeria en pleno vuelo); Hannah nos envio galletas y cupcakes de moras (unos muy deliciosos que por cierto Harry y yo nos terminamos ese mismo día); Pansy nos envio un pollo asado con su lechuza "esmeralda" la cual era una lechuza castalla de ojos verdes y afilados (una lechuza con gran caracter como si fuera de la realeza); Luna nos envio postres holandeses y unos caramelos en forma de rabano (según ella era para evitar los malos espiritus, Harry no los toco luego de que el primero le saliera muy picante); y para nuestra gran sorpresa Theo tambien envio algo! Eran mas que todo unos sandwiches saludables muy ricos! Segun lei su carta las hiso su elfo domestico el cual era experto en comidas saludables.

4.¡¿Reencarne como la melliza de Harry Potter?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora