VIII

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La joven profesora había hablado con el director para poder ausentarse aquel día del trabajo al no encontrarse bien. Se pasó el día metida en la cama durmiendo y llorando. Estaba hecha un desastre e hizo lo que siempre hacía en una situación como aquella, escribió una carta a sus amigos Jake y Leah contándoles lo que le había pasado.

Estos al recibir la preocupante nota decidieron tomar cartas en el asunto y sacarla del castillo durante el fin de semana para que pudiese desconectar. Fueron a visitar Edimburgo y bebieron mucha cerveza, quizá demasiada.

Dumbledore por su parte gestionaba la solicitud de suspensión del empleo de Paul tras el grotesco espectáculo que dio en el baile de carnavales. No se lo podía creer. Además, Alexandra había vuelto pronto de su viaje, ya que había caído enferma y aún no sabían por qué, sospechaban que debía ser algo que había comido.

***

Era lunes y Severus se dirigió al comedor para el desayuno. Alexandra no sé pasó por allí, él aún no sabía que ella estaba enferma. Se fue preocupado a dar sus clases.

- ¡Draco! - llamó el profesor de pociones al joven - ¿Ha tenido clase de encantamientos con Lynn?

- No, está enferma o eso nos quieren hacer creer - dijo mientras se iba, qué rarito es este chiquillo, pensaba.

Al finalizar su jornada fue a la oficina de Alex, quería saber si realmente estaba enferma o simplemente harta de él, pero no podía relajarse sin asegurarse de que ella no estaba sufriendo. Tocó a la puerta, pero nadie contestó. Como ya hizo ella en otra ocasión, entró sin que le diesen permiso.

- ¿Lynn? - preguntó.

Se quedó parado en silencio cuando escuchó un quejido que venía detrás de la puerta de su dormitorio. Sin pensárselo dos veces entró.

- ¡Alexandra! - estaba tirada en el suelo agonizando - ¿qué te ha pasado?

- Agua - dijo dificultosamente.

Severus le acercó una botella de agua y la ayudó a incorporarse. Estaba ardiendo. Fue al baño y mojó unas toallas con agua fría y se las pasó por el cuerpo para intentar bajarle la temperatura. ¿Qué demonios le estaba pasando? Alex estaba avergonzada de que Severus la viese tan vulnerable y demacrada. Ella trató de incorporarse, pero él se lo impidió empujándole hacia la cama. Tampoco opuso demasiada resistencia dado a lo débil que se encontraba.

Le encantaba poder volver a tocar la piel de ella. Repasaba su anatomía con cada paño. Una vez consiguió estabilizar su temperatura, le dio una poción con la que la hizo recuperarse rápidamente.

- Alguien le ha estado envenenado con la comida.

- ¿Tanto me odias? - dijo burlonamente sugiriendo que fue él.

- Muy graciosa, Lynn.

Severus se preguntaba quién pudo haber hecho tal cosa. Sin previo aviso, Alexandra se puso a llorar.

-Eh, ¿Qué pasa? ¿Tan feo estoy? - dijo el profesor al ver cómo las lágrimas brotaban del rostro de la preciosa joven.

Intentaba mirarle a la cara pero no había manera, acariciaba su espalda intentando consolarla. Al ver que esta no contestaba y enterró su rostro en la almohada sin intención de moverse, Severus decidió entrar en su mente. Le transportó a la adolescencia de la chica. Una Alexandra Lynn aún por desarrollar, veía cómo había sufrido bullying por sus compañeros del colegio por haberse quedado atrás por problemas de crecimiento. Ahí llegaron sus dos mejores amigos, Jake y Leah. En la siguiente imagen, la joven había experimentado un gran cambio físico, los chicos la miraban embobados incluso la perseguían por la calle, podía sentir su miedo cuando volvía sola a casa. Las chicas la envidiaban allá donde fuese. Después aparecieron las palabras hirientes de Rickman y a continuación el día que se pasó encerrada en su dormitorio llorando por su culpa. Se sentía sola y estúpida. Severus sintió la inseguridad que ella sentía y fue entonces cuando salió de su mente.

- No eres sólo un cuerpo ¿sabes? Rickman es un gilipollas. Yo también lo soy, pero puedo ver más allá - Severus no se podía creer lo que estaba diciendo, no era propio de él, pero sentía que era su deber consolar a la joven.

- Gracias - dijo ella no muy convencida de sus palabras. Él tomo una de sus manos y la besó.Quería hacerla sentir bien, a la mierda sus miedos a sentir.

- Dígame otra mujer u hombre que se hubiese atrevido a disfrazarse de mi, o que le plantase cara a la retahíla de hombres que la perseguían. Dígame qué otra mujer hubiese conseguido que me fijase en ella como lo hice con usted ¿Qué he hecho yo para merecerte, Lynn?

Alex acercó sus labios a los de Severus y se fundieron en un beso. Ya recuperada, la posó sobre él. Alexandra podía notar su erección contra su ropa. Rió.

- Eres mi mejor medicina - dijo atrapándola con los brazos.

Se despojaron de sus ropas atropelladamente, sus cuerpos habían notado la ausencia del otro y ansiaban rozarse. Alexandra introdujo la gran erección dentro de ella dejando escapar un quejido de placer. Era enorme y anhelaba sentirse llena por él. Apoyó sus manos sobre el pecho del profesor para poder aumentar su movimiento de cadera. Él apretaba sus yemas en los glúteos de Lynn, le encantaba ese trasero. Alexandra experimentaba un exquisito placer al acariciar su clitoris contra el cuerpo de Snape. Él no tenía músculos definidos, ni un cuerpo escultural, pero podía sentir su fuerza, adoraba aquel cuerpo. Cabalgó sobre él hasta que se deshizo de placer en sus brazos.

- Quiero agradecerte tus cuidados - dijo ella deslizándose sensualmente hasta que su rostro quedó a escasos centímetros de su virilidad.

Se miraron fijamente a los ojos a la vez que lamió la base de su tronco hasta la punta, una vez ahí atrapó entre sus labios el sexo de Severus, haciendo que este se revolviese y gruñese de placer.

- Me voy - avisó Severus para que Lynn apartase su boca, pero esta en cambio acrecentó sus movimientos haciendo que el profesor se viniese en su boca y saboreó cada gota de su maravilloso jugo.

Snape la atrajo hacia él y recostó su cabeza sobre sus hermosos senos.

- Soy sólo tuyo - afirmó.

Algún día quizá (Severus Snape)Where stories live. Discover now