Capítulo 9

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--¿Qué haces?--le pregunté preocupada.

Él no respondió. Cogió mis muñecas con sus manos y me tiró sobre la cama. Entonces, posó su rostro sobre mi cuello y aspiró. A continuación, sin yo poder decir palabra, rozó nuestros labios lentamente para después unirlos por completo. No sé cuanto tiempo estuvo sobre mi, besándome, pero cuando se  separó aquellos escasos 3 centímetros tuve que forzar mi respiración ya que casi me ahogaba. Casi me quedaba sin respiración. Me sentía apresada por él, sin aún menos libertad de la que me quedaban.

--Sting, para...-- Rogué casi al llanto.

Sting se quedó quieto, abrió sus ojos a los pocos segundos. Parecía aún más sorprendido.

--Yo... lo siento.-- dijo tartamudeando.

Dijo esto último bajando la cabeza, evitando cualquier tipo de contacto visual. Poco a poco iba desvaneciendo la fuerza que realizaba sobre mis muñecas y que me tenía sujeta. En un rápido movimiento se levantó y, sin dejar de mirar al suelo se fue de la estancia sin decir palabra alguna.

Toqué mi frente, estaba caliente. Me levanté y recogí la toalla. La coloqué en la delicada silla beige de una de las esquinas, me puse una de las camisas que Sting había traído y me dormí en aquella inmensa cama.

Mi sueño fue cesado por una fresca brisa de primavera. Abrí mis ojos lentamente, notando el rozamiento de mi cabello sobre mi rostro. Todo estaba oscuro, era de noche. Miré hacia la procedencia de aquella brisa la cual, se desvanecía e incrementaba irregularmente. El gran ventanal por el que se cernía la cálida luz de la luna y las estrellas estaba abierta. Sobre su repisa, Zeref se encontraba sentado, mirando hacia el boscoso horizonte.

Me incorporé. Él aún no se había dado cuenta de que me había despertado. Seguí el recorrido hasta él. Me levanté y caminé lentamente hacia él. Aunque paré de lleno en cuanto Zeref dirijió su mano hacia mi.  Allí,  estirado,  Zeref esperaba que lo alcanzase.

--¿Por qué te detienes?¿No estabas acercándote?

--¿Acaso ya te habías dado cuenta de que me había despertado?--dije suave tras una pausa.

--Si.--contestó simple. Quedamos en silencio. Zeref se giró y me miró con unos solitarios ojos.-- Ven.--dijo agitando levemente su brazo extendido hacia mi.

Con aquella mirada y aquella palabra no pude evitar olvidar escenas pasadas como la última vez que estuve con Sting o con mi gremio. Zeref me había hechizado sin utilizar la magia. Irónico ¿no?

Alcancé su mano y me acerqué a él. Me abrazó fuertemente. Su cabeza quedaba a la altura de mi pecho pero aún así miraba hacia el paisaje exterior. Yo le imitaba.

--Me encantan las vistas como estas. Solitarias y frías pero bellas. ¿No piensas lo mismo?

Asentí. Nos quedamos así bastante tiempo. De repente y para mi sorpresa, Zeref se levantó. Me miró fijamente y posó su mano en mi rostro.

--Déjame besarte.--argumentó.

--Zeref, yo...--no sabía que contestar pero mis palabras no quedaron más de dos segundos en el aire ya que sin esperar respuesta Zeref plantó sus labios en los míos.

Fue tan cálido. Al poco tiempo los separó pero yo, instintivamente los volví a alcanzar por mi cuenta, dando un pequeño salto para llegar a su altura. Este sorprendido abrió enormemente los ojos para constatar que lo que había hecho no estubiera en su imaginación. La verdad, tuve que hacer lo mismo.

No hubieron más palabras aquella noche. Tampoco hubo cosas más allá de los besos. Aquel beso que le di fue el último de la noche ya que ambos nos dormimos en el suelo, cerca de la ventana, desde donde teníamos una vista más que aceptable de tan hermoso paisaje nocturno.

Secuestrada por Zeref (saga fairy tail)Where stories live. Discover now