Angels like you (Drarry)

Everything has changed

1991

La luz entraba por la ventana de su habitación, hacia un clima agradable y aunque no lo hiciera no había manera que su entusiasmo bajara, había despertado temprano porque sabía lo que le esperaba ese día, la noche anterior su madre le había dicho que irían a realizar las compras para su inicio de clases, la emoción hizo que despertara incluso antes de que los rayos del sol se colaran por su ventana, ya se encontraba listo a la espera de que llamaran a su puerta para tomar el desayuno, una vez en la mesa sus padres tenían la misma conversación que habían llevado los últimos meses, donde su padre decía que no era demasiado tarde para enviarlo a Durmstrang, pero su madre seguía argumentando que lo quería lo más cerca posible de casa y Draco la apoyaba más que nada porque no quería separarse de sus amigos, ya le era difícil dejar atrás a Astoria aunque solo fuera por unos meses.

— Por lo menos podrías intentar darme el gusto de hacerte más cercano a los hijos de Crabbe y Goyle —dijo Lucius con tono serio.

— Ya lo intenté, padre, pero son muy tontos, es desesperante —respondió el rubio mientras tomaba un poco de tocino.

— Draco tiene razón, querido —dijo Narcissa— además no es como si sus amigos fueran malas influencias.

— Sabemos que son familias como la nuestra, cariño, pero aún así tienen algunas ideas muy liberales que no creo que sean apropiadas.

— Bueno, creo que Draco ya está en la edad en la que puede empezar a decidir cuales son las cosas que quiere tomar de las personas, creo que hemos criado bien a nuestro hijo, Lucius.

La discusión en la mesa no siguió después de lo dicho por su madre, sus padres podían ser muy rectos y serios, pero realmente se amaban y evitaban entrar en discusiones, sobre todo si él se encontraba presente, Narcissa siempre decía que debía de tener una percepción positiva sobre el matrimonio, así que se esforzaban en no darle una escena que contradijera dicha percepción.

Una vez en el callejón Diagon, el rubio quiso ir a todas las tiendas al mismo tiempo, cosa que era imposible, sus padres se detuvieron a calmar un poco de su emoción, diciéndole que irían a las que tenían que visitar por obligación y tal vez después ver escobas o ir por un helado, su madre lo dejó en la tienda de Madame Malkin para que consiguiera su túnica escolar, mientras sus padres daban una vuelta por las otras tiendas y ver que tan abarrotadas se encontraban.

Una vez dentro de la tienda fue recibido por una amable mujer que inmediatamente lo hizo pasar a la parte de atrás, después de haberle dicho a que escuela iría, le señaló un taburete al cual se subió, otra mujer le llevo un par de túnicas para tratar de averiguar que talla sería la más apropiada para él y que tipo de ajustes necesitaría, pasaron alrededor de diez minutos cuando escuchó que Madame Malkin llevaba a otro chico de su edad a esa parte de la tienda para probarse el uniforme al igual que él, el otro niño subió a un taburete y comenzaron a probarle una túnica.

 — Hola —saludó el rubio —¿también Hogwarts?

— Sí —respondió el pelinegro.

— Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre ha ido calle arriba para mirar las varitas —le contó Draco al niño junto a él que no emitía ningún sonido por lo que siguió hablando— Luego voy a arrastrarlos a mirar escobas de carreras. No sé porque los de primer año no podemos tener una propia. Creo que voy a tratar de convencer a mi padre de que me compre una y meterla de contrabando a la escuela.

El rubio se dio cuenta que el chico seguía sin intención de formular alguna palabra y lo miró con atención y pudo ver que sus ojos eran de un intenso esmeralda, no pudo evitar sentir una sensación cálida, era un sensación familiar y agradable, como si estuviera en casa, pronto borró esos pensamientos de su cabeza y volvió a hablar.