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Avisé a Albus de que pasaría el día con Narcissa y no hicimos mucho esa mañana, ni tampoco esa tarde. Griffin sobrevolaba los alrededores del castillo, estaba tan preocupada como yo.

Llegó la noche. Terminé de firmar unos papeles que aproveché a adelantar ya que no había asistido a las clases que debía impartir, Severus se ofreció a cubrirme puesto a que sabía que necesitaba descansar un poco. No mostró objeción alguna en ocupar mi puesto, cosa que le agradecí enormemente.

Sin que me diera cuenta de me había hecho muy tarde, me había pasado el día con papeleo para adelantarlo y poder quitármelo de encima.

—Ayla, ven a la cama...— me dijo Narcissa apareciendo detrás de mí en al mesa de ese pequeño salón de mi habitación.

—Enseguida...— dije sumida en mis papeles.

—Cariño, estás agotada, tomate un respiro— me dijo.

Obedecí sabiendo que tenía razón y me dirigí a la cama recostándome boca abajo a su lado.

—¿por qué se harían pasar por ti dejándote libre?— pregunté en voz alta. Realmente no entendía por qué ni como lo habían hecho.

—Para asustarte, para que perdieras los papeles...—

—No lo sé—

—Cariño, no lo pienses más— me dijo dulcemente acariciando mi pelo —mañana será otro día, pero tienes que descansar. Por favor—

—Tienes razón— dije en un suspiro. Dejé un tierno beso en sus labios y tratamos de conciliar el sueño.

Me desperté agitada en medio de la noche, la pesadillas habían vuelto, como cuando era niña. El estrés y el sudor frío también estuvieron presentes.

Decidí abrir la ventana y sentarme en el marco de esta con un finísimo traje de lencería como única prenda, lo que me permitía sentir perfectamente el frío de la noche. Vi como Griffin se percató de mi presencia. Voló al lado de mi ventana e inclinó la cabeza para que la acariciara. Estuve un rato con ella hasta que le dije que volviera a dormir. Que en breve yo haría lo mismo, aunque no creía que pudiera conciliar el sueño.

Noté una presencia tras de mí, me giré y vi a Narcissa. Esta me abrazó por la espalda y dejó un cálido beso en mi hombro.

—No tienes que pasar por esto— le dije girándome para mirarla, pero aún sentada en el marco —Mis insomnios y preocupaciones son difíciles de llevar incluso para mí, no puedo condenarte a esto—

—Ayla, no me estás condenando a...—

—Sí, lo hago contigo, lo hago con Severus... estoy metiéndoos en algo de lo que no deberíais ser partícipes por vuestra propia seguridad y además...— antes de que pudiera terminar, en un rápido movimiento, tomó mi cintura y me besó profundamente.

—Te quiero, no te dejaría sola en esto, no has obligado a nadie, estamos contigo porque nos importas—

—Te quiero mucho Cissy— dije antes de volver a besarla. Sin separarme de sus labios bajé de la ventana y casi a ciegas llegamos a la cama.

No dormimos demasiado esa noche, fue intensa y romántica, ambas necesitábamos de la otra para desconectar un poco de esa situación asfixiante.

Me desperté temprano, ella me observaba con una sonrisa.

LA DOULEUR EXQUISE (Narcissa Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora