𝕮𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 29. 𝓣𝚞𝚕𝚒𝚙𝚊𝚗𝚎𝚜 𝚢 𝕽𝚘𝚜𝚊𝚜

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—Y esta es mi sorpresa —concluye Eric después de que haber caminado por un largo rato, con paradas incluidas y mucha agua para no deshidratarme. Me lo señala todo con un movimiento de la mano, una enorme sonrisa saliendo de su boca y sus ojos entrecerrados—. ¿A qué no te esperabas que hubiera algo así en este campus?

—N-no... —balbuceo, mirando en todas las direcciones.

—Te confieso que yo tampoco tenía ni idea, pero unos colegas del equipo me dijeron que lo abrirían en días que hiciera mucho calor. —Esta vez señala al cielo raso y azul con uno de sus dedos—. Como hoy. ¿No es fantástico? Adoro los días soleados —sonríe con un deje tierno al decírmelo, aunque yo sido bastante sorprendido.

Murmuro por lo bajo un poco incómodo por tanto movimiento.

—Hay... mucha gente hoy, ¿no?

—No te preocupes por ello. —Eric parece haber notado un poco la mueca de mi boca, porque se acerca un poco para decirme, muy bajo junto a un ronroneo—: Hoy tienes a un lobo que te lo hará pasar muy bien, y estaré atento para que no te pierdas.

Tengo que admitir que sí, me ha impresionado un poco. De todos los lugares que me llegué a imaginar durante todo el camino, desde parques con numerosas flores, un picnic en el bosque muy relajada o nada en un lago, tengo que confirmar que la idea de llevarme a un parque acuático ha sido una idea inesperada. Nunca he ido a ninguno en mi vida, pero el hecho de que haya tanta gente me deja un poco desazonado por el hecho de que las posibilidades de acabar muerto son demasiado altas. 

Yo soy de los que prefiere algo más relajado: Un picnic en el bosque mientras conversamos de un puñado de chorradas, los parajes naturales donde puedes ir a donde quieras sin temor a que te aplaste una avalancha de gente, hacer un poco de montañismo o pesca... 

Kael hubiera optado por... NO. Nada de pensar en él. Ahora estoy con Eric, no es momento de echar la mirada atrás y esperar que aparezca de la nada para colgarme la medalla de gilipollas.

No se me hubiera tampoco ocurrido que habría algo así en este lugar. No conozco todo el campus, y a duras penas soy capaz de recordar el aburrido soliloquio de la decana cuando llegué a este lugar. Dudo incluso que sea capaz de orientarme aquí con tantas personas. Todo es demasiado grande, demasiado ruidoso, se mueven demasiado, huele a prácticamente desde el sudor hasta el agua con cloro... 

Tomo una bocanada de aire y levanto la mirada hacia el cartel que señala varios caminos con nombres ligados al agua, hasta que el movimiento de Eric hace que repare en lo que está haciendo: Se quita la camiseta —como lo ha hecho todo el mundo— y cuando me pilla sonríe a la vez que marcha su pecho y presiona el estómago. Quiere convencerme de que su cuerpo es atractivo, porque lo es.

El cuerpo de Eric está muy bien repartido. El pecho tiene un cuidadoso detalle para mostrar que es simétrico —sólo atisbo una pequeña elevación sin importancia—, donde en el centro descansa una pequeña capa de vello rubio abundante y ondulada; el sixpack típico de un deportista o de alguien que cuida mucho su aspecto, la "V" tan marcada como la tiene Kael, y por supuesto sobre la línea del bañador observo que sobre sale algo en su piel. 

El lobo se ríe entre dientes cuando me pilla inspeccionándolo un poco descarado.

—No te voy a decir lo que es, porque entonces no tendría gracia —me comenta con un tono pillo, aterciopelado y grave. Sugerente—. Sería inadecuado enseñártelo... en privado en esta primera cita. Me gustaría darte una mejor impresión.

Levanto la cabeza, viéndole agarrar su propia sonrisa divertida y mi cara arde de inmediato. Me siento imbécil, pero sobre todo desubicado porque no tiendo a fijarme en el físico de nadie. ¿Quizás ese idiota de Kael me está pegando algún hábito? Espero que no. Yo no soy así, lo sé perfectamente.

𝔸𝚜𝚋𝚎𝚕 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora