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Cuando sonó la alarma Julián se levantó de un brinco de la cama. Su corazón latía fuertemente y su respiración era entrecortada. Se sentía como si le hubiera atropellado un camión.

Buscó el batín, pero no estaba en el lugar del siempre. Apretando los brazos contra su pecho y obligándose a respirar con más calma dio los pasos que le separaban del comedor.

El batín estaba en el suelo, todo arrugado y hecho un ovillo. Y en la estantería estaba el vaso vacío junto al terrario.

Julián se pasó las manos por el pelo y por la cara. Un sudor frío recorría su cuerpo. Se agachó para coger el batín y se lo puso encima.

Con pasos más decididos se acercó al terrario. Alargando la mano tocó el cristal cálido.

-¿Grak?

Durante unos segundos no pasó nada, hasta que de los fibrosos troncos de tonos verdes asomó el brazo y luego la cabeza gris del lagarto.

Sus inteligentes ojos azules le miraron fijamente, y una lengua viperina palpó el aire.

Pensé que me había vuelto loco... O quizás el licor de café estaba malo. Seguro que ha sido eso.

Mientras vaciaba todas las botellas de alcohol en la pica, intentó olvidar las imágenes bizarras que había imaginado la noche anterior.

Miró la hora y vio que se estaba empezando a hacer tarde. Tendría que desayunar en el trabajo.

Cuando ya estaba en la puerta con las llaves del coche en la mano, se giró y dio un último vistazo a Grak. El lagarto seguía inmóvil junto al cristal. Mirándole fijamente.

Sintió un nudo en el estómago y rápidamente cerró la puerta con llave y se dirigió al garaje.

El viaje al trabajo lo hizo en silencio. Había intentado poner la radio, pero esa normalidad le resultaba extraña.

Su mente era un torbellino de ideas e imágenes. Parecía que le iba a explotar la cabeza.

En un cruce se saltó un semáforo y estuvo a punto de atropellar a un peatón que le hizo gestos y le insultó.

Tengo que calmarme. Solo fue un sueño. Grak es solo un lagarto. ¡Céntrate!

Cuando llegó al trabajo había recuperado el tiempo y entró unos minutos antes.

Fue a la máquina de café y escogió un chocolate blanco.

Cogió el vasito y se obligó a sentarse y sorberlo lentamente.

Sus compañeros reían y hablaban entre ellos, mientras sonaba la canción del momento en la radio.

Suspirando se sentó en su mesa y empezó a abrir los emails.

-¡Ey, buenos días chaval!

Una palmada en la espalda le despertó de golpe.

-Acuérdate que el viernes toca rugir en el Gold Lion.

-Sí, John. Aunque quisiera no podría olvidarlo.

El inglés le miró fijamente y se fue a saludar a los demás camino de su despacho.

Suspirando Julián empezó a revisar los correos.

Tenía uno de Sara. Levantó la vista de la pantalla y al volver a mirar el icono del sobre seguía allí.

Al abrirlo el mensaje estaba en letras mayúsculas y en color rojo.

NECESITO QUE ME ENVÍES URGENTEMENTE EL EXPEDIENTE LV-426. MI USUARIO ES BADDREAMS Y MI CONTRASEÑA DISCOVERY.

El lagarto escondidoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ