Repetición

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Julián abrió la puerta, dejó las bolsas de la compra en el suelo y se tumbó en el sofá.

-Le he escrito a Sara preguntando cosas sobre ti- dijo en voz alta, con el brazo tapándole los ojos- y no me ha contestado.

Empezó a reír y con el otro brazo se apretó la barriga.

-No duermo bien, toda la comida me sienta mal. ¡Hoy he vomitado el café! Y cada vez que cierro los ojos, cada vez que dejó de trabajar o de pensar en algo concreto vuelvo a todo lo que pasó aquella maldita noche.

Suspirando se alzó y fue a coger las bolsas de la compra. Sacó los productos y los dejó en la mesa de la cocina.

Abrió la botella de licor de café y se sirvió un chorro de leche y una cucharada de cacao.

Satisfecho salió al comedor y se acercó al terrario. Grak estaba escondido entre las plantas y era imposible verlo.

Sonriendo, Julián buscó el disco de jazz y lo puso en el gramófono.

Al llegar a la cocina, colocó el vaso al lado de la tabla de madera y fue a coger la naranja y las limas.

Alzó el cuchillo y prestó atención a la música.

-¿Hoy no quieres hablar, Grak? Bueno, no importa.

Y con decisión se hizo un pequeño corte en el dedo.

Empujó el vaso haciendo que éste se derramara y abrió el grifo para limpiar la herida.

Luego se chupó el dedo y comprobó que apenas sangraba.

Cogió la bayeta y tras limpiarlo todo, la arrojó contra la pica.

A continuación, cortó la naranja y las limas y preparó el zumo.

Cuando llegó al comedor, Grak estaba junto al cristal erguido sobre sus dos patitas.

Julián tragó saliva y se acercó llevando el vaso lleno de zumo. Lo volcó despacio y con los dedos fue recorriendo la superficie del cristal que absorbía rápidamente el líquido derramado.

Dejó el vaso al lado del terrario y se sentó en el sofá mientras sonaba una suave canción de jazz.

Intentó relajarse con la música pero era imposible. Tenía tantas preguntas revoloteando dentro de su cabeza que solo tenía ganas de destrozar cualquier cosa. Sus dedos se abrían y se cerraban deseosos de arañar o apretar algo. Grak seguía mirándole fijamente. No se había movido durante todo el proceso.

Julián no había visto muchos documentales de animales, pero el comportamiento del lagarto no era normal.

Lo mejor será que siga como si nada.

Ya calmado, cogió la libreta y empezó a leer todo lo que allí había escrito Sara. Buscando pistas y observando los diferentes dibujos hasta que le dolieron los ojos.

Bostezando miró el reloj. Ya tendría que estar en la cama.

Julián se desperezó y dejó la libreta en el cajón.

Miró por última vez al terrario pero Grak ya no se veía.

Cuando entró en su habitación se obligó a respirar profundamente para seguir calmado.

Se metió en la cama y cerró los ojos. Aunque tardó en dormirse entró enseguida en un sueño muy profundo.

Soñaba con algo... Pero era incapaz de alcanzarlo. Intentaba agarrarlo, pero escapaba. Se oían risas, que pronto se convirtieron en un siseo agudo y persistente.

El lagarto escondidoWhere stories live. Discover now