❁ Capítulo 48 ❁ (nuevo)

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En cuanto los Líderes habían comenzado a discutir, corrieron a Aurora, que decidió ir a ver cómo estaba Nairi

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En cuanto los Líderes habían comenzado a discutir, corrieron a Aurora, que decidió ir a ver cómo estaba Nairi. Un médico estaba a un lado de ella, vendando su brazo; todo su torso estaba cubierto en vendas, simulando ropa. Todavía tenía varias heridas al aire, así que se ofreció para vendar ella también.

Limpió las heridas restantes y las vendó. Le dolía verla tan vulnerable y demacrada. Acarició su cabello y el corazón se le encogió. Pensó que cuando la viera todo estaría bien pero, aunque lo mejoraba, su mente pensaba una y otra vez en que era responsable de dos muertes. Verla tan herida no era consuelo.

Todo había salido mal.

—¿Estará bien pronto?

El médico se encogió de hombros.

—Parece que logramos limpiar las heridas a tiempo; si no se infecta, creo que podrá estar bien. La mayoría de las heridas deberían comenzar a cerrar en una semana, quizá poco más.

Aurora asintió y le agradeció. Se quedó las siguientes horas acariciando su cabello y tomándola de la mano, cantándole. Llorando. Sentía que el mundo se le estaba desmoronando.

Se quedó dormida a un lado de ella, en el suelo, hasta que Halli la levantó por la mañana.

—Los Líderes te están buscando —dijo una vez Aurora había despertado.

—Pero Nairi...

—Ve. Yo la cuidaré.

Se abrazaron y Aurora salió de la Médica rumbo al Centro con un gran peso en el pecho y un nudo en la garganta. Tocó a la puerta de la cabaña, entreabierta, y oyó cómo le gritaban que pasara.

Todos los Líderes vivos, a excepción de Lanaia, permanecían sentados en sus respectivos lugares. El lugar de Yamin estaba cubierto con una tela blanca.

Notó cómo todos tenían una raya de pintura negra en el pómulo derecho. Supuso que sería del luto.

—Aurora —llamó Caelina. Se levantó de su lugar y se plantó frente a Aurora, que se mantenía con las manos en la espalda y la mirada al frente. Temblaba—. Hemos decidido que, desde ahora, no eres comandante de La Resistencia, y serás enviada a Durga en cuanto se haya decidido el nuevo Líder.

Aurora tragó saliva y asintió.

—Entendido, Líder Caelina —murmuró con la mayor firmeza de la que fue capaz, pero su corazón se rompía en miles de fragmentos.

La estaban alejando de Nairi. Entendía el porqué; después de todo, ella era un peligro para el campamento, ahí tan cerca, sin seguir las reglas. Se había equivocado, y ahora tendría que pagar por las consecuencias de sus actos. Aunque le doliera.

—Puedes retirarte.

Se despidió con un asentimiento y salió del Centro sintiendo las lágrimas en sus mejillas. Cuando llegó a la Médica, Halli doblaba telas y las guardaba en un cajón. La observó y le regaló una sonrisa de medio lado.

La guerrera durmiente: la maldición © [TERMINADA]Where stories live. Discover now