Wyatt y Blair tienen una vida... feliz. La manada está bien, su familia está bien. O, bueno, tal vez la última no tan bien.
Pudieron contra todo. Problemas con otras manadas; pérdida de su fuente de energía; pérdida de... seres queridos. Pero hay d...
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- Ven... -los dos pequeños lobos jugaban persiguiéndose.
Blair los veía enternecida. Al tener un poco más de un año, su forma de caminar aún era muy inestable.
- Y tú te asustaste por nada.
- Sentía que no iba a poder cuidar de nuestra familia y de la manada. -me contestó abrazándome.
- Pues, ya ves que sí. Y haces un gran trabajo en ambos. -volvimos a mirar a nuestros cachorros, que estaban a un par de metros de donde estábamos sentados.
Eran muy lindos. Wade tenía mis ojos y su cabello era un castaño muy claro, no llegaba a ser rubio, tenía mechones blancos que usaba a ambos lados de su cabeza. West era lo contrario, su cabello era igual al mío, literalmente, pero tenía sus ojos verdes, iguales a los de Blair. Eran una muy tierna combinación de nosotros.
- Son muy lindos.
- Es increíble. Sí que hicimos un buen trabajo con ellos. -Blair no pudo contener su risa, pues sabía a lo que me refería.- No me lo puedes negar.
- Eres un cachorrito tonto, en serio. Pero, aun así, me alegra que todo esto lo esté viviendo a tu lado.
- Yo siento lo mismo. -la abrace más fuerte, al mismo tiempo que veíamos a nuestros cachorros.
Después de todo, parecía que nuestra vida iba a ser perfecta.
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