Enamorada Confusión

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—¡¿PERO PORQUÉ NO FUNCIONA!? ¡AAAAGH! —Chuuya se estrelló la cabeza contra la puerta de metal apenas se percató de que su habilidad no funcionó en múltiples ocasiones hasta que fue interrumpido por una de las mujeres.

—Te vas a lastimar, basta —Laura fue a recoger del piso a Chuuya después de ver aquella, aunque a su parecer el golpe la había dejado tonta.

—Eso debió doler —Lorella no pudo aguantar la risa y el mal humor de Chuuya apareció reflejado en una mirada asesina cuando notó que se estaba riendo de su desgracia—. Lo siento.

—No entiendo porque no funciona, mi habilidad debió romper esa puerta sin mucho esfuerzo —explicó Chuuya mientras se sobaba la cabeza esperando que más tarde ese golpe no se volviera un feo chichón—, diablos realmente duele mucho Auch.

—Sé de algo que te hará muy bien, vayamos al SPA —Laura fue la que sujeto a Chuuya y Lorella le ayudó, caminaron a paso lento hasta llegar a una extensión del cuarto en el que estaban, el cual contenía múltiples batas rosas, sillas cómodas y un montón de productos para el cuidado de la piel que parecían bastante caros.

—¿Qué diablos es esto?

—Una sesión de SPA —le respondieron las chicas a coro mientras le quitaban la ropa.

—¿¡Qué me están haciendo!? ¡Quitenme las manos de encim- —Chuuya recordó en ese momento que después de todo tenía el cuerpo cambiado y no le dió demasiada vergüenza—. ¿Saben qué? Olvídenlo.

—Primero tienes que ir a las regaderas, se nota que no te has bañado en un buen tiempo —le dijo Lorella bastante burlona mientras sujetaba en sus manos una canasta de cuidado personal—, aquí hay shampoo, jabón, acondicionador y jergas.

Chuuya vio a la otra y se cubrió los pechos mientras se metía a las regaderas. Las chicas después de todo tenían razón, ya tenía quién sabe cuánto tiempo sin bañarse, así que una vez ahí, se dejó disfrutar del agua caliente relajando todo su cuerpo.

—Por cierto pequeña pelirroja, aún no nos dices tú nombre dentro del negocio —la que habló en esa ocasión fue la de cabello platino, irónicamente respetando el espacio personal después de haberla desvestido sin permiso, aunque a Chuuya ese repentino cambio solo pudo hacerle reír—, por ejemplo mi nombre real es Lorella, pero los clientes me conocen como "La gran Luna" —explicó orgullosa como si tener un nombre diferente en el trabajo fuera lo más normal del mundo.

—A mí me dicen "La Colombiana" creen que soy latina por mi tono de piel y cabello —Laura le siguió el juego a la otra explicando también su nombre comercial.

—¿Qué? —Se extrañó Chuuya por lo raro que le pareció eso no sin evitar sentir ligera tristeza, aunque era un mafioso de la Port Mafia en Yokohama jamás había tenido experiencia en el negocio de los burdeles por lo monstruoso que le parecía utilizar mujeres de aquella manera—. Yo solo me llamo Chuuya, Nakahara Chuuya, pero odio mi apellido así que por favor solo díganme Chuuya a secas.

—¡Qué nombre tan bonito! —Chilló la castaña mientras preparaba un jacuzzi con aromas florales para Chuuya.

—¿Y porqué estabas triste hace rato pequeña? ¿El amor golpeó tu puerta pero no fuiste correspondida o cómo?

—Lorella déjala en paz, si no quiere contar cosas de su vida personal está bien, después de todo esa es la regla para trabajar aquí, no tenemos ningún pasado —le regañó Laura y la mencionada solo respondió pasándole la toalla a Chuuya pues al parecer ya había terminado su baño.

—No es nada de eso —se dignó en responder Chuuya mientras tomaba la toalla para secarse, aunque al parecer esa toalla era solamente para ponérsela en la cabeza.

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