13︱la ayuda viene en camino

71 28 0
                                    

LO PRIMERO que tenía en mente Rory era tratar de conseguirse una entrada a la fiesta benéfica. Y es que esas fiestas eran súper exclusivas, no cualquiera estaba invitado. Muchas personas influyentes asistirían, y ella no tenía idea en donde podría conseguir un pase para que la dejaran pasar.

Sabía que tenía que tener un perfil bajo, estaba claro. No podía llamar demasiado la atención. Su idea era ir a la reunión, pasar desapercibida y revisar centímetro por centímetro la casa de Marshall Van Doren.

También, estaba muy segura de que la gente rica estaba preocupada sólo de sus problemas, y demasiado enfocada en sus vidas lujosas para darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Algunos podrían pensar que la fiesta "benéfica" era esencialmente para eso, para ocupar el dinero recolectado en diferentes instituciones para así ayudar a los que más lo necesitaban, pero en realidad la mayoría del dinero se quedaba en los bolsillos de los empresarios.

Hace años Rory había leído un artículo en el periódico sobre eso, y en él despotricaban exclusivamente hacía los dueños de estas cosas y los principales participantes en este tipo de fiestas.

Uno pensará que este tipo de celebraciones se harían en ciudades más grandes, como Nueva York o Los Angeles. No en pueblos pequeños como este. Pero la verdad es que el sitio en donde ella vivía tenía mucha historia, y la mayoría era propiedad de dichos empresarios. Lo llamaban algo así como se hogar, donde podían venir a relajarse del bullicio de las grandes ciudades y así.

A Rory le gustaba mucho su pueblo en realidad. Jamás le molesto lo pequeño que podía parecer en comparación a otros lugares, además de que se llevaba bien con la mayoría de los que residían aquí. Por supuesto que, en cuanto saliera de la escuela su principal meta era ir a una buena universidad y estudiar criminología. Eran sus planes desde que era una niña.

Tener todo pensado y bajo control la calmaba bastante. La verdad es que nunca ha sido una persona desorganizada. Le gustaba mantener el control de todo y prepararse ante cualquier eventualidad.

Es por esto que, en vez de concentrarse en sus clases de historia en donde se encontraba en estos momentos, estaba ideando el plan perfecto, mientras anotaba sus principales ideas en su cuaderno de notas.

Al sonar el timbre que indicaba la hora del descanso se levantó y empezó a recoger todas sus cosas. Cogió su teléfono y empezó a navegar por sus redes sociales hasta que, en los anuncios de publicidad, salía uno en donde requerían meseros o meseras para un centro de eventos que estaba organizando una boda.

Y ahí es cuando algo se encendió en su cabeza. Tuvo una idea.

Corrió lo más rápido que pudo por los pasillos hasta llegar al aula de artes. Sabía con certeza que encontraría a Hannah allí. Aunque estuvieran ya en descanso, la maestra dejaba a sus alumnos estar unos minutos más perfeccionando sus pinturas.

Al entrar se dio cuenta de que la profesora ya no se estaba. Varios alumnos ya habían salido y algunos pocos se habían quedado sentados, demasiado ocupados en sus obras de arte para darle una segunda mirada a ella.

Fijó su mirada en su amiga, que se encontraba hasta el fondo del salón. Tenía sus largos rizos marrón oscuro recogidos en un tomate alto. Algunos rastros de pintura residían en su mejilla derecha. Observaba con atención la pintura frente a ella, por lo que no había notado a Rory allí hasta que esta última se acercó más a ella y chocó ligeramente con un escritorio vacío.

─Oh, hola Rory, pensé que nos encontraríamos afuera con los chicos. Sólo dame un segundo, ya casi termino. Esta pintura tiene casi el 40% de nuestra calificación y me está costando un poco dibujar un maldito estanque...─Balbuceó rápidamente, mientras hundía su pincel de cerdas finas en óleo azul.

─Oh claro, no te preocupes, yo te espero. La verdad esperaba hablar contigo, necesito pedirte un favor.

─Claro, ya casi termino.

Mientras Rory la esperaba, se sentó en la mesa del escritorio vacío y no pudo evitar mirar a los demás estudiantes. En eso, su mirada se posó en una rubia sentada al lado de la ventana. Desde aquí podía ver que su pintura era hermosa. Casi la de un profesional. No sabía que Sarah Miller tuviera tales dones para la pintura.

Nunca había entablado alguna conversación con ella. Siempre la había observado de lejos cada vez que se la cruzaba por los grandes pasillos de Riverwood High. Y siempre parecía ir bien arreglada. Su cabello dorado perfectamente peinado. Su maquillaje impecable y su ropa limpia y ordenada. Las razones por las que su popularidad había disminuido no las sabía, ya que nunca se interesó en ello. Había escuchado un par de rumores, como por ejemplo uno que decía que sus padres eran muy estrictos con ella, a tal punto en que ella un día explotó, hubo una gran pelea y se reveló por completo, decidida a tomar las riendas de su vida. También se dice que sus padres la echaron de su casa y se fue a vivir con su tía a una solitaria mansión a las afueras de la ciudad.

Y la verdad es que Rory se alegraba por ella si esto llegara a ser cierto. Nadie tenía derecho a dictar tu futuro o decidir por ti mismo. Solo esperaba que se encontrara bien con ella misma de igual manera.

Se encontraba en este debate interno cuando Sarah quitó su vista de su lienzo y le devolvió la mirada. Sus ojos color azul cielo la observaron de arriba hacia abajo y luego hacía arriba de nuevo. Había un poco de desdén allí, aunque también curiosidad. No sabía si la recordaba de la vez en que se acercó a ella y a sus amigos y les pidió las entrevistas, en las cuales se negaron todos rotundamente. Se observaron por algunos segundos cuando Hannah se levantó y le dijo que ya estaba lista, entonces Rory desvió su mirada hacía ella y la ayudó a recoger sus pinturas para salir del aula.

─¿Sobre qué querías hablarme?─Dijo Hannah, mientras se cruzaba su bolso por su cabeza para dejarlo apoyado en su hombro y tenerlo cruzado.

─Oh claro. Quería saber si aún tienes tu uniforme de mesera.

Hannah había conseguido un empleo de verano en una de estas agencias en donde te mandan a servir en diferentes eventos, y en una de esas ocasiones ella trabajó de mesera.

─Emm, mi uniforme de mesera... sí, si lo tengo ¿por qué?

Sabía que esta era una misión privada y no deseaba revelarle nada a nadie, pero simplemente no podía mantener esto oculto de su mejor amiga. Y también le estaba brindando su ayuda por lo que era parte del plan.

─Lo que pasa es que encontré una pista, y debo seguirla a toda costa. Mañana habrá una cena benéfica y debo asistir de alguna manera. Te contaré todos los detalles luego, solo quiero que sepas que eres una gran ayuda en estos momentos.

─Ah entiendo. Tú y tus cosas. Ahora entiendo porque te metes en tantos problemas Rory, pero claro que te ayudaré, no lo pensaría ni un segundo.─Dijo ella con una sonrisa en su rostro e inmediatamente después entrelazaron sus brazos para encontrarse con los demás.

A good guide for amateur detectivesOnde histórias criam vida. Descubra agora