Cap 17: Disculpas y cupcakes

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La amarga tristeza, junto el abismal sentimiento de culpa le afectaban gravemente en aquel entonces al caballero del sombrero de copa.

De su garganta querían salir mil palabras de perdón, pero lo único que emitía eran de vez en cuando tristes suspiros, decepcionado de si mismo, haciéndose sentir el peor ser del mundo.

Intentó buscar algún consuelo entre la pacífica calma del jardín de la mansión, allí estaba en compañía de una gran variedad de flores, las cuales él mismo había plantado y cuidado hace mucho.

Con las yemas de sus dedos rosaba suavemente los pétalos de una rosa blanca, la cual estaba humedecida por el rocío de una lluvia pasada.

Desde aquella noche, los días en la casa del héroe alvino se volvieron más tristes y deprimentes, tanto para el, como para todos lo demás; incluso, hasta el clima parecía estar igualmente triste, pues sólo había llovido esos últimos días; ciertamente, este era un lugar perfecto para deprimirse.

El corazón del eldritch estaba dolido, desde el violento incidente, su relación con el científico había cambiado radicalmente. Este la mayoría del tiempo le evitaba, actuando muy distante y frío, además de que le brindaba miradas llenas de odio y resentimiento cada que tenía la oportunidad. Pero obviamente, esto no afectó su situación laboral, de alguna manera...los trabajos y pedidos eran cumplidos perfectamente, pero esa ley del hielo seguía allí presente.

El demonio dejó aquella flor, para irse nuevamente a su oficina a estar solo, e intentar trabajar un poco para distraerse de su aflicción.

En sus recuerdos todavía se podía materializar claramente el momento en el que Slug le gritó llorando, totalmente furioso; cada que recordaba aquello el remordimiento le hacía sentir más peso en su conciencia.

Era evidente que lo había arruinado...y todo por un terrible arranque de celos.

White en aquellos momentos deseaba volver el tiempo atrás y evitar cometer tal estupidez, lastimosamente, eso estaba fuera de su alcance. Lo único que quedaba ahora eran las lindas memorias de cuando Slug todavía lo apreciaba y disfrutaba de su compañía.

Se detestaba así mismo, incluso, se sentía un monstruo por haberle levantado la mano a la persona que más quería, lo había lastimado, y sabía que ese hecho le atormentaría por mucho tiempo, pues es muy difícil que un demonio como él, olvidará.

Su deprimente mirada se posó algunos pedidos ya listos para entregar en su escritorio, por lo visto el doctor ya había acabado con los trabajos de aquel día.

○●○●○●○

Aquel muchacho de tan enojado carácter, se encontraba en su laboratorio, como era de esperarse, sumido en un silencio abrupto, y una soledad que sólo el podría disfrutar.

Ya llevaba un par de días en esta misma rutina; primero se levantaba de la cama tan amargado como siempre, desayunaba rápidamente y luego se encerraba en su zona de trabajo, para distraer su mente con los distintos proyectos pendientes, ya fueran pedidos o cosas personales; hace tiempo que ya había terminado todos los pedidos de la organización, sin embargo, se negaba a tomarse un descanso y dejar aquel lugar que era como su segunda habitación, puesto que no quería darse la oportunidad de pensar en la terrible situación con su jefe.

Clemencia había notado este comportamiento tan peculiar, más no sabía la razón exacta de este; tenía ganas de ir a preguntarle al chico que era lo que había pasado, pero no pudo, ya que a simple vista supo que sí lo hacía sin algún tipo de tacto lo haría enojar de más

Eso hasta el día de hoy, pues se armó con el valor suficiente para ir con el científico; respaldada por una buena actitud y sus mejores deseos de ayudar, y también...una pequeña sorpresa para animar al castaño.

◇Mi corazón es tuyo◇ Paperhat heroic Where stories live. Discover now