Bulería bulería

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Eran las tres de la madrugada cuando llegaste al pasillo del undécimo piso de tu hotel, y solo estaba encendida la luz de emergencia. Sacaste la llave para abrir la puerta de tu habitación, y te quedaste escuchando un momento. Te había parecido oír algo. Probablemente te lo habías imaginado, así que abriste la puerta con sigilo y entraste. Las luces estaban apagadas, y no veías apenas nada. Antes de alcanzar el interruptor tropezaste con algo. Era un carro de la limpieza. Te temiste lo peor. Sin hacer ruido avanzaste por el pasillo hasta la habitación, y cuando llegaste sí oíste algo.

Abriste la puerta lo más silenciosamente posible, aunque los ocupantes de tu cama no se percataron. Encendiste el interruptor repentinamente, y casi, casi, estuviste a punto de apagarlo de nuevo. La escena no era agradable. Dos aliens -bastante feos- se daban el lote de manera poco pudorosa sobre las sábanas. Uno de ellos no tenía ropa (por suerte no importaba mucho, ya que la forma de su amorfo cuerpo no tenía nada que ver con la humana), y el otro portaba los restos rotos de un uniforme de la limpieza. Lamentaste enormemente haberle vendido la pistola intergaláctica a Sara. Todo por un sobre que contenía un poco de polvo estelar, del que las dos habíais dado cuenta esa misma noche. Maldita sea mi suerte, pensaste.

Antes de que hicieras nada, el alien sin ropa se escabulló por la ventana. Steisi, sin embargo, no se movió de donde estaba. Se te quedó mirando, desafiante. Sus veinte ojos parpadearon haciendo una especie de ola que daba mucho asco.

-Largo, ser inmundo -le exhortaste señalando la salida y el carro de la limpieza.

-Estás acabada -dijo mientras salía de la habitación y recobraba su aspecto humano.

Awatafaka, pensaste.

Awatafaka, pensaste

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Abduzcan - Fanfic AuronplayWhere stories live. Discover now