14. Colombia

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No, no fue agradable marcharme... No fue agradable dejar en el aire aquellas últimas palabras, sintiendo mi vida hacerse pedazos... He tenido novias, he tenido historias, aventuras, líos... pero nunca, y repito, nunca me había enamorado. Joder que me había enamorado de ella, de toda ella.

De su sonrisa, de su mirada, de la forma que se arrugaba su nariz cuando fingía estar enfadada, de cómo cambiaba su voz cuando realmente lo estaba, de sus labios, de sus brazos, de sus caricias, de su sabor... Estaba enamorada de ELLA.

Y me han pasado cosas en esta vida, he sufrido, me han hundido la vida... pero siempre había salido adelante... pero esta vez... esta vez no iba a ser así, lo podía sentir en lo más profundo de mí ser.

No hacía falta que pasasen los días, sabía que no la iba a olvidar. Cómo iba a poder olvidarla a ella... si era la mujer más perfecta que he conocido en mi miserable vida....



-¿A Colombia?- preguntó Ricky sorprendido -¿Pero qué cojones pintas tú en Colombia?-

-Lo mismo que aquí- respondí indiferente colocando la última prenda de ropa en la maleta

-Miriam, mírame- habló serio –Sé que te ha hecho daño, sé que estás jodida, te han roto el corazón y no ves salida... pero la hay, todo va a estar bien... no tienes que poner un océano de por medio para superarlo...-

-Ricky... Da igual lo que me digas... me voy a ir- la sinceridad rebosó mis palabras haciéndole ver que nada me pararía

-Quiero que me llames todos los días...- susurró mientras que sus ojos se cristalizaban

-Todos...- susurré abrazándolo



¿Sabéis es sensación de estar en medio de la nada? Flotar en el aire y sentirte perdida, en medio de ninguna parte, con miles de cosas por venir pero sin plan alguno... sin que lo malo te pueda alcanzar...

Así me sentía en aquél avión, en el cielo, más allá de las nubes. En tierra de nadie, en medio del océano... Sin poder mirar atrás.


¿Colombia? Un lugar precioso con gente maravillosa. Un lugar donde el tiempo pasaba volando y sin quererlo, cinco meses de mi vida habían volado.

Nada más llegar a Medellín, perdí el teléfono. Una señal más para desligarme del pasado. Compré uno nuevo con una línea colombiana y solo le hablé desde este a Ricky, Miriam y a mi familia, rogándoles que lo mantuvieran solo para ellos. Así podría aislarme de Madrid con mayor facilidad, y de alguna manera, funcionó.

Así había conseguido olvidarme de Ana un poco más de lo que esperaba. No tenía contacto con ella, era como si hubiera desaparecido, y eso me ayudaba a borrarla de mi pensamiento.

En Medellín daba clases a niñas y niños en una pequeña escuela de baile, vivía en un piso pequeño, con el espacio justo para mí. Me había vuelto adicta al running matutino al amanecer, a la comida sana y al yoga. Podría decirse que Colombia me hizo más fuerte y feliz, en ambos sentidos, físico y espiritual.

Pero aun así, no voy a idealizar el lugar. Había hambre, pobreza y delincuencia, pero eso me hizo  apreciar todo lo que tenía, la suerte de estar viva. Me hizo también más cauta, observadora y perspicaz.

En resumen. En cinco meses, Colombia me había cambiado a mejor, y me hubiese quedado más tiempo allí, de no ser por lo mucho que insistió mi madre en que volviera. Entendía su preocupación estando su única hija en la otra punta del mundo, del que solo se decían tragedias.

El perfume ~una estúpida historia de amor~ {Warmi}Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang