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Dominic envolvió una toalla en su cintura y se quedó de pie frente al armario de Jared, en las tres últimas semanas él y Sandrine vivían mucho más en casa de Jared que en su propia casa. Jared entró a la habitación y lo miró de arriba abajo, no hizo ningún movimiento. Dominic apretó la mandíbula, Jared aun no tenía la confianza suficiente como para ir más allá de trabajos manuales o seco oral, por lo menos no con demasiada luz. Dominic se había negado a hacerlo sin luz nuevamente y Jared no lo había tomado muy bien.

— ¿Estás enojado? — preguntó Dominic, Jared tomó su teléfono de la cómoda y negó.

— No — sólo eso, Dominic se mordió el labio inferior, probablemente estaba forzando demasiado las cosas.

— Si te molesta puedo irme a casa, sé que no llevamos mucho tiempo saliendo, podemos ir más lento si te sientes asfixiado… —  Jared se colocó a su espalda y le dio un pequeño beso en el cuello.

— No me molesta Dominic, yo solo… — el sonido del teléfono cortó sus palabras, Dominic maldijo interiormente mientras Jared se separaba e iba a atender el teléfono — Aquí Reynolds.

Dominic suspiró y se colocó un pantalón de Jared, por suerte no se enojaba con esas cosas, se puso una camisa que había dejado de otro día ahí y sonrió, el armario aun no tenía nada de su ropa, pero esperaba que eso cambiara con el tiempo.

— Tengo que irme — murmuró Jared en su oído, Dominic ronroneó con los ojos cerrados, Jared mordió el lóbulo y un gemido salió de su boca — Cuando vuelva tenemos que hablar — Dominic se paralizó y se dio la vuelta.

— ¿Pasó algo? ¿hice algo que te molestó? — Jared suspiró y revolvió su pelo.

— Nada, Dominic, hablamos luego, iré a tu casa, ahora debo irme — Jared dejó un beso en su mejilla y se largó de ahí en un segundo.

Dominic tocó su mejilla y se miró al espejo ¿Qué había sido eso? ¿Desde cuándo se daban besos en las mejillas para despedirse?

Se metió a su auto y condujo hacia casa, tenía la mañana libre lo que le dejaba la oportunidad de carcomerse pensando en lo que sea que quería decirle Jared. Bajó del auto y entró, Sandrine estaba en la escuela las mañanas desde que habían apresado a la asesina. Dominic no había matado a la hija de puta sólo porque Slade lo detuvo de hacer una locura, maldición, él había estado manteniendo a esa mujer mientras ella le hacía eso a esas pobres niñas pensando que era Sandrine.

— ¿Estas de mal humor? — preguntó su mejor amigo, Dominic gruñó y se sentó en el sofá.

— Si — Slade suspiró.

— ¿Por?

— Jared, sólo eso.

— ¿Qué pasó? — Dominic se encogió de hombros.

— No lo sé, probablemente se está arrepintiendo, me dijo esta mañana que teníamos que hablar — Slade arqueó una ceja.

— ¿Dijo de qué?

— No.

Él resopló con una sonrisa pensando que estaba exagerando las cosas.

— Simplemente estas especulando.

— Yo… hay algo que no va bien — Slade colocó una mano en su hombro tratando de relajarlo.

— Dominic primero deben hablar, he visto cómo te mira, no creo que debas preocuparte

— No me gusta estar en la oscuridad, por esto no me gustan las relaciones.

Al final no tenía más remedio que esperar a Jared, pero la espera fue jodidamente interminable.

Pasión Rusa (BL)Where stories live. Discover now