Charmolipi 📀 [LGBTQ+]

62 | jerome

Voten y comenten mucho xfa
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Se miró fijamente al espejo durante unos largos minutos en completo silencio, estudiando el moretón sobre su pómulo y una pequeña parte de su ojo ahora algo hinchado.

Tocó delicadamente la cortada que un cristal de la copa había ocasionado junto al golpe con la punta de sus dedos, siseando de dolor al rozar la piel dañada.

-Mierda.-maldijo en voz baja apretando los dientes para evitar soltar un quejido.

Abrió el compartimento detrás del espejo, sacó la pomada que usaba para los golpes y una caja de ibuprofeno para aliviar un poco el dolor palpitante de su rostro.

Mientras sacaba dos pastillas sintió sus ojos picar, estaba a punto de llorar y no por lo mucho que le dolía, sino por la molestia que sentía, ya estaba acostumbrado a los golpes desde que tenía memoria.

Odiaba cuando su padre estaba en casa a la hora de la cena, lo odiaba, lo odiaba.

Introdujo ambas pastillas a su boca, abrió la llave y se inclinó para poder beber un poco.

Respiró profundamente durante unos minutos, esperando a que las pastillas hicieran efecto para poder colocarse la pomada sin sentir tanto dolor.

-Jerome.-la voz catarina de su madre acompañó los golpes en el marco la puerta.-Déjame ver tu ojo, cariño.

El pelirrojo simplemente miró al espejo, mirando el reflejo de su madre en el.

La mujer ni siquiera se mostró sorprendida, no tendría que estarlo ¿cierto? Ella misma había visto como su padre le lanzaba una copa de vino medio vacía a la cara y después lo remató con un puñetazo.

No la culpaba por no defenderlo, él había sido grosero al contestarle de esa forma a su padre.

Además, seguramente ella también se hubiera llevado un moretón esta noche.

-Siéntate.-murmuró la rubia, quitándole la pomada de la mano.

Jerome se sentó sobre la tapa del inodoro con un suspiro mientras despeinaba su anaranjado cabello en un tic nervioso que tenía desde que era solo un niño.

Su madre sacó una botellita de alcohol etílico, una bolsa de algodón y unas pinzas de detrás del espejo y se hincó frente a su hijo.

-Veamos si no te quedó un vidrio...-canturreó, como si estuviera dándole de comer a un bebé.

La verdad era que su madre había desarrollado esa costumbre porque las primeras veces que Jerome había sido golpeado por su padre tenía tan solo seis años y los cantitos de su madre lo distraían un poco del dolor.

Mientras las mamás de sus amigos curaban sus rodillas raspadas por una caída en bicicleta, la suya limpiaba las heridas que su propio padre le hacía al lanzarlo con fuerza o tirarlo al piso tras soltarle bofetadas.

Como su primer brazo roto.

Le dijo a todos que se había caído de la bicicleta...no era realmente una mentira, solo evitó la parte en que su padre prácticamente lo arrolló con el auto y lo lanzó a quince metros de distancia, contra el auto del vecino.

Estaba ebrio esa noche y juró no haberlo visto a pesar de que tenía la lámpara trasera de la bicicleta encendida, junto con el chaleco y el casco brillante que su madre lo obligaba a usar y los tenis con luces de los powers rangers que Miles le había obsequiado en su cumpleaños.

Volviendo al Jerome de 18 años, su madre aún le cantaba en voz baja mientras limpiaba la cortada de Jerome con cuidado y experiencia.

Jerome miró a su madre fijamente durante casi dos minutos, hasta que ella se alejó para tomar una bandita.

Recordaba haber dejado de preguntarle a los 10 años la razón por la cual no dejaba a su padre.

Ella siempre lo miraba con tristeza y murmuraba un 'es mi esposo' cuando todo lo que quería decir era el miedo que le daba dejarlo.

No había terminado ni siquiera la preparatoria y según ella no sabía hacer nada, además, no sabía de lo que Arnold Nervetti sería capaz de hacer si ella desaparecía junto con Jerome.

-Mamá...-susurró el pelirrojo, mientras la rubia colocaba la bandita de gatitos sobre su cortada.

Hacía años había comenzado a odiar que continuara comprándole banditas tan infantiles, pero no lo había mencionado jamás porque a ella parecía gustarle comprarlas.

-¿Si bebé?-preguntó en voz baja, abriendo la pomada.

Ni siquiera sabía que quería decirle.

-Yo te quiero mucho.-susurró el menor, mirando fijamente a su madre, que vestía un vestido de la última colección de Versace mientras estaba de rodillas en el piso del baño junto al bote de alcohol, la bolsa de algodón y la caja de banditas.

Igual que en cada uno de los recuerdos aleatorios que tenía de su infancia.

Los ojos de su madre se cristalizaron un poco mientras ella sonreía, con cariño acarició la mejilla sana de Jerome.

-Yo también mi amor.- respondió en voz baja.-Perdóname por no decirle nada a tu padre cuando te golpeó.

Jerome se encogió de hombros.

-Fui irrespetuoso.-respondió de forma automática.

Ese siempre había sido el motivo, o eso decía su padre.

La mayor negó con tristeza, sin dejar de acariciar delicadamente el rostro de su hijo.

-Te pondré la pomada, ¿si?-Jerome asintió, sin dejar de mirar atentamente a su madre.-El lunes probablemente ya no esté tan inflamado...te pondré un poco de maquillaje.

-Está bien.-asintió, ya conociendo la rutina.

Cerró los ojos y apretó los puños con fuerza al sentir el roce de los dedos sobre su golpe.

-Lo siento, cielo.-susurró la mayor, mirándolo con arrepentimiento.

-Esta bien, solo...hazlo rápido por favor...-pidió el menor, sin abrir los ojos.

-De acuerdo.-respondió en voz baja, comenzando a esparcir la pomada en la piel hinchada y amoratada de su hijo.-Perdón bebé.-articuló, sin llegar a hablar.

Perdón por no buscarte un mejor padre y por no ser la madre que te mereces.

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K opinan?

Me pregunto si este cap cambiará la idea que algunxs tienen de Jerome y dejaran de odiarlo tanto xd 🧐

Btw...¿si notaron que Luke y Michael Ya no existen más aquí?

Déjenme presentarles a:

Laurie Sinclair y Miles Crawford