Única parte de la historia.

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Ser Omega era una maldición, eso descubrió Miya Atsumu con su gemelo después de pasar su presentación a la tierna edad de trece años, pero existía algo peor que el adolescente no se había imaginado, ser un Omega embarazado.

Por tercera vez en la mañana entró al baño a vomitar, ya no le quedaba nada en el estómago así que vomitaba pura bilis. Trató de no ceder ante los incesantes mareos para poder lavarse los dientes y volver a la cama, ya metido entre las sábanas abrazando la almohada de Kiyoomi, rompió a llorar. Estaba harto de esto. Su celular comenzó a sonar con el ringtone que tenía guardado para su gemelo.

"Hola, Samu" contestó con hilo de voz.

Osamu entró en modo preocupación inmediatamente.

"¿Qué pasó?" preguntó con su voz impregnada en pánico "¿Sakusa te hizo daño? ¿Te sientes enfermo? ¿El cachorro está bien? ¿Estás bien?" su avalancha de preguntas hizo que llorara más fuerte.

"Es la tercera vez que vomito desde que desperté y Omi no está, se fue en la madrugada a Tokio para hablar con sus padres sobre el bebé."

Ellos vivían en Osaka así que Kiyoomi estaba a un viaje de seis horas de distancia, demasiado lejos para llamarlo y pedirle que volviera. 

"Suna acaba de salir de la ducha, llego en quince."

"Samu no quiero estar solo" dijo entre sollozos.

"Solo quince minutos ¿Si? Prometo que me quedaré todo el día."

"Kay"

Se acurrucó más en la cama, tratando de fundirse en el olor a boldo de su Omi, lo extrañaba muchísimo. Los quince minutos pasaron demasiado rápido, de un segundo a otro sintió como la puerta principal del apartamento se abría, en dos segundos tuvo a Osamu y a Rin en su cuarto.

"Cariño" miró a Osamu con pequeñas lágrimas en sus ojos "tranquilo ya estamos aquí" se metió a la cama y lo acurrucó en sus brazos.

"Te traeré un té" Suna se retiró a la cocina.

"¿Qué está pasando, Tsumu?"

"Las náuseas no me dan tregua"

"¿Algo más?" desvió la mirada sin querer que su gemelo lo descubriera "¿Sakusa?"

"No, todo está bien."

"Atsumu..." insistió, sabía que había algo detrás.

"No, Samu" no quería hablar y no lo iban a obligar.

"Cariño" murmuró acariciando su cabello, pero de todas formas no dijo nada, Suna pidió permiso para entrar al cuarto y pese a que el rubio le dijo que pasara él se quedó apoyado en la puerta.

"¿Atsumu puedo acercarme?" asintió "aquí tienes" le tendió el té y empezó a beberlo lentamente para evitar que las náuseas volvieran "¿Quieres que te deje solo con Samu?" se negó, el aroma a sándalo de Suna siempre lo había hecho sentir mejor.

"Tsumu si no nos dices qué pasa no te podemos ayudar."

"Las náuseas empezaron hace dos semanas, al principio era manejable, así que se lo escondí a Omi pero hace tres días no alcancé a llegar al baño y vomitó por todo el piso" comenzó a sollozar "me envió al baño a ducharme, ni si quiera me ayudó y cuando volví llorando porque las náuseas habían sido muy fuertes ni si quiera me abrazó" trató de respirar "yo sé que es por su misofobia pero no puedo."

"Tsumu no te alteres, no te hace bien ni a ti ni al bebé" dijo Suna.

"Ven aquí" Suna le lanzó una mirada interrogante a su pareja "Tsumu se siente cómodo contigo así que lo ayudará a calmarse ¿Cierto, cariño?" Atsumu asintió apoyado en el pecho de su hermano.

Las náuseas y la misofobia (SakuAtsu)Where stories live. Discover now