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Despertó por un cálido olor a café que poco a poco se fue apoderando de toda su habitación

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Despertó por un cálido olor a café que poco a poco se fue apoderando de toda su habitación. Tomó su celular para ver la hora y había una notificación de mensaje.

Jimin:
—Buenos días, linda.
—Anoche la pasé genial, estoy muy feliz de que al fin conocieras a los demás chicos.

Yo:
—Buenos días, Jiminnie
—Lo siento por quedarme dormida. 

Fin del chat

Se paró de la cama y fue al baño, cepillo sus dientes y se dirigió al lugar donde provenía el delicioso aroma.

—Buenos días, Zoe —dijo al llegar a la cocina.

—Buenos días, pequeña —tomó su cartera— Hoy tengo demasiado trabajo así llegaré tarde. Tampoco pude preparar el desayuno, pero hice café. 

—Esta bien, no te preocupes —asintió— Que te vaya súper.

—Gracias —beso su frente y salió del departamento.

Suspiró y se dirigió a su habitación en búsqueda del celular. Lo agarró y se acostó nuevamente en la cama.

Jimin:
—No te preocupes
—Fue un gusto para mí cargarte.

Yo:
—Oh Minnie, no digas esas cosas
—Me avergüenzas. 

Jimin:
—Esta bien, linda
—¿Ya desayunaste?

Yo:
—Aún no
—¿Y tú

Jimin:
—Tampoco
—¿Te parece si salimos a comer algo?

Yo:
-Genial, claro que sí.

Jimin:
-Perfecto, paso por ti en media hora.

Yo:
—Bien, nos vemos.

Bloqueó su celular y lo puso en la mesa de noche, vio que ahí estaban las flores que Jimin le dio la noche anterior. No pudo evitar sonreír al verlas de nuevo.

Buscó algo de ropa: unos jeans, suéter negro, botas del mismo color y una chaqueta jeans a juego. Se dió una ducha, al salir se vistió y recogió su cabello en una cola de caballo. Reviso la hora y bajo rápidamente.

Cuando salió del edificio vio el auto de Jimin y se acercó.

—Hola, Minnie —se adentro en el asiento del copiloto— ¿Cómo estás? 

—Hola, linda —sonrió amplio— Ahora que te veo, mucho mejor. 

Río tímidamente y el rubio sonrió victorioso, acto seguido arrancó el auto. Se dirigieron a la cafetería que se había vuelto la favorita de ambos. 

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