Capítulo 1

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El tumulto en la estación parecía de otro mundo. En su mente solo daba vueltas la idea de alejarse lo antes posible de aquella ciudad que le traía malos recuerdos, frescas y desagradables memorias que habían hecho huella más que en su carne, en su alma. Finalmente llegó el tren, un gigante de hierro que la llevaría en su regazo hacia otro mundo, libre de sus fantasmas oscuros.

Tenía apenas veintiséis años y la luz de sus ojos había desaparecido por completo, y no precisamente por las gafas de sol que llevaba en pleno invierno y aún bajo techo; sino porque quizás había perdido la esperanza de que existiera la luz para ella. Ámbar era su nombre, aun lo recordaba por mucho tiempo que llevara sin escucharlo casi; recibiendo por llamado dentro de casa cualquier insulto o apodo despectivo.

Cuando se acomodó en su asiento, al inicio del penúltimo carro, abrió un poco la ventanilla para sentir el aire frío golpear contra su cara al iniciar la marcha. Su rostro permanecía inmóvil en dirección al exterior del vagón, y cuando la máquina fue tomando velocidad, un par de lágrimas escaparon por debajo de sus gafas hasta mojarle los labios. Era como si su presencia pasara inadvertida, en su interior estaba convencida de ser un ser invisible. Sin embargo, desde el otro extremo del furgón, un par de ojos que extrañamente también preferían la oscuridad en aquella temporada del año se habían fijado más de una vez en ella...

Luego de las dos primeras horas de viaje, Ámbar sintió entumecérsele los pies y abrió los ojos de golpe, asustada. Al parecer se había quedado dormida. Pestañeó seguidamente algo nerviosa, tratando de distinguir la realidad de la pesadilla que al parecer acababa de tener. Aliviada al constatar que se hallaba en aquel tren, respiró profundo y se acomodó el cabello detrás de la oreja, cerró la ventanilla por completo cortando el hilillo de aire helado y se puso de pie con la intención de ir al baño.

Atravesó todo el pasillo para dirigirse hacia el último vagón, en donde se hallaban los dos sanitarios con que contaba el tren. Se fijó al pasar junto al último asiento que este se hallaba vacío; y le extrañó puesto que no habían hecho ninguna parada y estaba segura que en ese lugar viajaba una chica con gafas oscuras, cuya mirada indiscreta encima de ella había sentido un par de veces antes de dormirse. Abrió la puerta y salió al descanso del carro, se sujetó de la barandilla para atravesar y llegar al último en donde se hallaban los baños y lo que vio ante sí la hizo detenerse de golpe y aferrar con fuerza los pasamanos.

―¡Detente!

El grito de Ámbar asustó a la chica que estaba trepada dibujando una pirueta suicida sobre la barandilla del carro contiguo, mirando a los raíles pasar uno tras otro como hipnotizada y resbaló, quedando colgada de una mano. Zarandeaba los pies como una muñeca y sus gestos indicaban el terror a su final predecible; era instinto de supervivencia, aun cuando por voluntad propia se hallaba en aquella situación.

―¡No! ¡Suéltame! ―gritó la chica al sentir el agarre en su muñeca.

―¡No te voy a dejar caer! ¡Estás muy loca! ―respondió Ámbar y continuó en su empeño de traerla arriba mientras por un instante se fijó en el aro oscuro en la piel alrededor del ojo izquierdo de aquella desconocida... una marca inconfundible que veía casi a diario cuando ella misma se miraba al espejo en las mañanas.

La chica inmolada no se soltaba, pero tampoco parecía querer ser rescatada. Forcejeaba por liberarse de aquella mano que la sujetaba con fuerza, mientras Ámbar incrementaba su esfuerzo en lograr subirla, y en tal faena sus gafas cayeron a la línea férrea. Fue un instante inesperado para ambas... cada una sorprendida en sí misma.

―No sé por qué lo haces pero... puedo imaginarlo... por favor, ayúdame a subirte... ―suplicó la que estaba de pie, doblada con gran trabajo―. Nada de lo que te haya ocurrido vale el precio de tu vida... no te rindas...

La luz de mi oscuridad (Disponible por completo en Amazon)Where stories live. Discover now