Un Giro Insospechado
Por Lanthir
Capitulo 2: En el Bosque Prohibido
Draco Malfoy era... bueno, Draco Malfoy. Odiaba a la mitad del mundo, y a la otra mitad la detestaba. Parecía frío como el hielo, y se regodeaba en el dolor de otros. ¿Sentimientos? No, gracias. Eso era para los perdedores debiluchos. Esa era la ideología que Lucius, su padre, le había inculcado desde siempre. Y toda su vida había creído que era lo correcto. Hasta que conoció a Harry Potter.
El Niño que Vivió era todo lo que Draco no, y por eso lo odió desde el principio. Pero muy en el fondo, lo admiraba. ¿Cómo había podido vencer a Voldemort? Algún grandioso poder debía de tener aquel chico, y no conforme con eso, era popular, tenía amigos y todo el mundo parecía quererlo por él mismo, y no por su dinero (como le sucedía a Draco). Dios, hasta era el buscador estrella de la escuela.
Malfoy lo odió sus primeros años en Hogwarts, y su rencor se acrecentaba al recordar el desaire que Harry le hizo aquella primera vez en el tren, cuando le ofreció su amistad y prefirió la del pobretón de Ron. A partir de allí, hizo muchos intentos de hundir a Potter, de tratar de que lo expulsaran o algo, pero nunca tuvo éxito. Paso el tiempo, y entre la presión, el desamor de sus padres y los múltiples problemas que empezó a tener en la escuela, Draco estaba al borde del colapso. Y ver al perfecto Harry-Potter-todo-el-tiempo-salvo-al-mundo no lo hacía mas fácil. A sus 16 años estaba a punto de estallar. No eran solo los problemas, era todo. Ya nada le satisfacía, nada le interesaba en verdad, y seguía haciendo las cosas cotidianas (entre ellas molestar a Potter y compañía) solo por costumbre. La vida pasaba y el solo se dejaba llevar por la marea de lo que se suponía tenía que hacer.
Cierta noche, salió a hurtadillas de Hogwarts y se encaminó al Bosque Prohibido. Necesitaba caminar, aclarar sus pensamientos, olvidarse del asfixiante ambiente del colegio. Estaba haciendo mucho frío, pero aún así se alejó cada vez mas y mas, deseando que el bosque se lo tragara. Y he aquí que llegó a una alta saliente rocosa, bajo la cual estaba el lecho seco de un río. Las afiladas piedras se veían lejos, bajo sus pies. Se preguntó si sería tan grave que se lanzara al vacío. ¿Alguien lo extrañaría en verdad? ¿Qué de bueno había hecho o podría hacer para seguir vivo? Después de todo, era la decepción de la familia; su padre se había encargado de repetírselo muchas veces.
Los ojos le escocían por las lagrimas y el fuerte viento que despeinaba su cabello. Se sentía cansado, mas cansado de lo que recordaba haber estado alguna vez. Casi sin darse cuenta, dio un paso adelante. Unas pequeñas piedras se soltaron de la orilla, y las vio caer brillando a la luz de la luna. Si. Tal vez sería lo mejor. No tenía que seguir vivo solo para complacer a los demás. Estaba cansado, muy cansado, y sería lindo poder echarse a dormir y no despertar jamás. El dulce olvido de todo, abandonar la conciencia de lo que se es. Sintió que las piernas no lo sostenían.
Pero de repente, un pensamiento empezó a crecer mas y mas en él. Se iba a dejar vencer por ellos. Iba a acabar con lo único que realmente le pertenecía, su vida, por el sufrimiento y las circunstancias que desde siempre habían tejido los demás a su alrededor. Su padre, su madre, sus "amigos"... ellos no eran los que sufrían por las cosas que hacían o decían, era él. Él siempre había sido una marioneta con la que todos jugaban, y nunca hizo otra cosa que seguir el juego. Sintió que su espíritu se inflamó dentro de él. ¿Iba a permitir que lo vencieran? ¿De eso se trataba? ¡Era una estupidez! Él iba a ser el muerto, no ellos. Una rabia ciega lo invadió. ¡No lo iba a permitir!
Furioso, dio la vuelta sobre sus talones, pero el piso se desmoronó bajo él, y resbaló por la orilla hasta quedar suspendido en el aire, solo aferrado de los dedos a la inestable roca. Su corazón palpitaba violentamente, y se dio cuenta de que si soltaba una mano para alcanzar su varita, que estaba en el bolsillo de su pantalón, caería, y quien sabe si podría tomarla antes de llegar al fondo.
-Accio varita- susurro con un hilo de voz. Sintió que su varita se movía en su bolsillo, pero fue inútil: estaba atorada. Un sudor frío lo recorrió, y los brazos empezaban a acalambrársele. No veía casi nada, pues el polvo le caía en los ojos, cegándolo. No se atrevía a moverse; pero sacando fuerzas de flaqueza, se trató de impulsar hacia arriba. Lo que sucedió después fue muy confuso.
Sintió la roca cediendo bajo sus dedos, y escuchó su propio grito ahogado al momento de caer. Pero en ese instante, una mano lo aferró de la muñeca, y después se sintió levantado hasta un lugar seguro.
Allí, tumbado en el suelo, sintió que la cabeza le daba vueltas y que el corazón se le iba a salir del pecho. Se pasó las manos por los ojos para ver a la persona que estaba junto a él.
Potter. Estaba sentado, jadeando por el esfuerzo, y lo miraba con cara de incredulidad.
-Malfoy- dijo -¿Estas bien?-
Draco lo vio por un momento, y sin decir palabra, se levantó trabajosamente y hecho a correr rumbo al castillo lo mas rápido que pudo. No se detuvo hasta que llegó a su habitación. Entonces se desplomó en el piso y no supo mas.
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>Lanthir
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Un giro insospechado
FanfictionSlash HP/DM. Un incidente hace que Harry y Draco empiecen a perder su aversión mutua, y descubren que en realidad no era el odio lo que los movía... Esta es la primera novela sobre HP que escribí hace años, así que no sean duras conmigo, je, je