Capitulo 13: Predestinado

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Un Giro Insospechado

Por Lanthir

Capitulo 13: Predestinado



Harry y Draco estaban en la cima del risco. Sentían como si acabaran de despertar, sin comprender por que se encontraban en aquel lugar, tumbados en el suelo y cubiertos de tierra.

-¿Q... que pasó?- preguntó Harry, viendo sorprendido a Malfoy. El rubio parecía terriblemente agitado, y lo miró a través de sus ojos acuosos.

-¡¿Qué demonios me hiciste, Potter?!- exclamó, poniéndose de pie y sacudiéndose la túnica. Lo ultimo que recordaba era haber salido del castillo rumbo al Bosque Prohibido, sintiéndose terriblemente infeliz. Y de repente, se encontraba allí. Le dolía mucho la cabeza, así que supo que había recibido algún hechizo, seguro un obliviate.

-¿Qué que te hice yo? ¡Tu me hiciste algo a mi!- dijo Harry, levantándose molesto y llegando a la misma conclusión que Draco.



Se miraron con rencor durante unos momentos, y antes de darse cuenta estaban enzarzados en una pelea. Rodaron sobre la colina, golpeándose salvajemente hasta que Harry dominó a Draco y lo sujetó a solo centímetros de la peligrosa caída. Se sentó a horcajadas sobre el Slytherin, con una mano sobre su cuello y la otra aprisionando sus muñecas. El chico forcejeó, pero Harry lo tenía en su poder.

-No te atrevas a atacarme, Malfoy. Ya sabemos quien sale perdiendo.-

-¡Oh, muérete Potter! ¡Quítate de encima!- Draco se retorció bajo el Gryffindor, y este lo apretó mas entre sus piernas. El rubio sintió un estremecimiento y se quedó quieto, viendo hacia otro lado y avergonzándose de su reacción. "Maldita sea".

-Escúchame Malfoy, yo no te hice nada- dijo Harry con los dientes apretados –Te voy a soltar, pero un movimiento en falso y estas acabado, ¿entiendes?-

Draco no respondió, lo que Harry tomó como signo de aceptación. Soltó lentamente el cuello y las manos del otro, y se levantó. Alargó una mano para ayudar a Malfoy, y este la aceptó de mal talante.

-Te estoy diciendo la verdad- dijo Harry mientras se pasaba la mano por el pelo y se acomodaba las gafas. –Yo no te hice nada, ni siquiera recuerdo como llegué aquí. Lo ultimo que se es que salí a buscar algo... después me encontré en este sitio.-

El chico no estaba siendo del todo sincero; lo ultimo que recordaba era haber visto a Draco afligido y seguirlo. Estaba casi seguro de que lo había visto llorando.



Malfoy lo vio con el ceño fruncido, con clara incredulidad en su fino rostro. Entornó los ojos, y en un segundo sacó su varita y exclamó "¡Expelliarmus!". Harry logró quitarse y el hechizo pasó a unos centímetros de él.

-¡¿Estas sordo o que imbecil?!- gritó Harry -¡Yo no te hice nada, con un demonio!-

Draco resopló molesto, y sintiéndose repentinamente mareado, se sentó en el suelo. Aun no estaba convencido de que Harry dijera la verdad, pero se sentía tan mal que quería creer en él. Se levantó con dificultad y dio unos pasos vacilantes hacia el camino. Veía como el mundo oscilaba peligrosamente, y sentía como si le fuera a estallar la cabeza; al parecer, el lanzarle a Harry ese Expelliarmus no fue una idea muy brillante, pues se llevó la poca energía que tenía.



Se apoyó en un árbol, y vio al Gryffindor pasar junto a él en dirección al castillo. Draco respiró hondo, y dijo en voz baja:

-¿Podrías... ayudarme?- "Demonios. No puedo creer que le este diciendo esto".

Harry volteó y enarcó una ceja.

-¿Perdón?-

El rubio tragó saliva, tratando de que sus piernas lo sostuvieran.

-Que si podrías... ayudarme... a llegar al castillo- "Si no me sintiera tan jodidamente mal".

Harry avanzó unos pasos hasta quedar frente a Malfoy, y lo observó con los brazos cruzados.

-Vaya, vaya...- parecía estar a punto de cobrarse las verdes y las maduras de los últimos años, pero solo se limitó a suspirar con resignación. Pasó el brazo de Malfoy sobre sus hombros, y con la otra mano rodeó el estrecho pecho del Slytherin, para después echar a andar.



Draco, en medio del malestar y la humillación, le pareció escuchar que Harry murmuraba algo que sonaba como "Soy un estúpido".



>>>>



Para cuando llegaron a los terrenos del colegio, Draco se sentía cansado y descompuesto. Lo único que deseaba era tumbarse en su cama y dormir.

-Escucha Malfoy- dijo Harry, deteniéndose en un árbol cercano a la cabaña de Hagrid –Aquí nos separamos. No tengo intenciones de que nos vean juntos. Aun no se que pasó, pero prefiero no averiguarlo; las cosas pasan por algo... ¿puedes caminar? ¿te sientes mejor?-

-Creo que si- dijo Draco, cuando Harry lo dejó apoyado contra el árbol. El tono de voz del moreno no había sido precisamente de preocupación hacia el otro; mas bien parecía querer deshacerse de él lo mas rápido posible. Se adelantó unos pasos, observando alrededor por si alguien los había visto. Después volvió y le dijo a Draco:

-Por mi parte nada ha pasado. Espero que coincidamos, ¿esta bien?-

-¿Pero como puedes dejarlo solo así?- dijo Malfoy -¿Y si nos hicieron algo? ¿Y si estamos en un aprieto y ni siquiera lo sabemos? ¿y si...?-

-Mira- interrumpió Harry –A excepción de un dolor de cabeza, me siento bien. No parece haber pasado mucho tiempo desde que te seguí...- El muchacho se detuvo en seco. Acababa de decir mas de la cuenta.

Draco lo vio sorprendido, y levantándose del suelo donde había caído, se acerco al otro chico.

-¿Cómo que me seguiste? ¿a dónde iba?- preguntó, escrutando los ojos verdes de Harry. Malfoy recordaba haberse encaminado al Bosque Prohibido, pero en realidad no había tenido en mente un lugar en específico a donde ir.

-No lo se, yo solo... pues te seguí y ya. No se que hacías a semejante hora fuera del castillo-

Draco recordó con un sobresalto que había estado llorando. ¡Demonios! ¿Harry lo había visto?

-Potter- dijo con su tono de voz mas convincente, a pesar de que tenía el estomago revuelto por la ira. –Te pido que por favor, no hables sobre como... me viste, ¿de acuerdo? Solo me sentía un poco mal, es todo. No le dirás a nadie sobre lo que pasó, ¿verdad?-



Harry vio al rubio; era la primera vez que apreciaba en el algo mas que arrogancia y odio. En realidad parecía preocupado, y cosa rara, decidió hacer lo que le pedía. Era todo tan raro que no supo que decir, mas que un vago "de acuerdo".

Harry se alejó rápidamente, dejando tras de si a un acongojado Malfoy. Después de un rato de quedarse bajo los árboles, con el cuerpo adolorido y la mente confusa, Draco por fin se dirigió al castillo.



>>>>



Pasaron varios meses desde que ambos chicos despertaron en la cima del risco. Todo parecía normal, pues nadie se enteró de lo ocurrido, no siquiera Ron y Hermione. Harry había cumplido su palabra de no comentar nada al respecto. Pero en su interior la pregunta con dejaba de bullir: ¿qué había pasado?



Antes trataba de ignorar a Malfoy, pero ahora parecía que lo encontraba en todas partes. Y lo peor de todo, es que la actitud de este hacia Harry había cambiado totalmente. Antes de aquella noche parecía que el único propósito de Malfoy era fastidiarlo; pero ahora lo rehuía, aunque sin mucho éxito. Harry se dio cuenta de que sus acostumbrados insultos desaparecieron, y que ahora eran Crabbe y Goyle los que iniciaban las peleas. Malfoy casi siempre se mantenía al margen disimuladamente. Muy pocas veces hablaron en ese tiempo, solo cuando Snape los llegaba a poner juntos en Pociones (parecía disfrutar de ver a Harry superado por Draco). De cualquier modo, era muy raro ver que el Slytherin seguía siendo un patán con el resto del mundo, pero con Harry cambiaba; siempre se escabullía ante la vista de esos ojos esmeraldas.



A Harry le irritaba esto, aunque no entendía por que. Tendría que haber estado agradecido por quitarse de encima a su enemigo, ¿no? Pero en cambio, parecía que su vida se había vuelto terriblemente aburrida y monótona.



Se encontró con que lo mas relevante de su día era esperar la hora de la comida, para poder lanzarle miradas furibundas a Draco y ver si reaccionaba. Pero cuando sus miradas llegaban a cruzarse (lo cual era mas frecuente de lo que se hubiera imaginado), el Slytherin se sonrojaba y volvía la vista a otro lado. Esto hacía que Harry se molestara aún mas. Y llegó a la conclusión de que extrañaba a Draco. No podía creerlo, y la razón le decía que estaba completamente loco, pero estaba seguro. No entendía como era posible extrañar las riñas, los comentarios ácidos, pero así era. "Tendrían que mandarme a San Mungo" pensó con amargura.



El tiempo siguió su curso, y Harry se encontró en medio de un problema. Ron se había tomando una poción para aumentar la potencia de los hechizos sin decirle a nadie, y ahora no sabía como librarse de los efectos. Los dos chicos pasaron mil penurias para buscar el antídoto, ya que por insistencia de Ron, no le dijeron nada a Hermione.

-Pensará que soy un idiota- se quejó ante la sugerencia de Harry.

-¡Pero es que lo que eres, Ron! No puedo creer lo que hiciste...-

-Oh, déjame en paz, ya tengo suficiente con esto...-



Después de varias noches de infructuosa búsqueda, por fin hallaron el antídoto en el libro mas obvio de todos: "Soluciones mágicas a los problemas con Pociones". El tomo había estado bajo sus narices durante todo el tiempo, y ni siquiera habían reparado en el. Felices, regresaron a la sala común y unos días después Ron estaba como nuevo. Lo único que oscureció esto fue que Crookshanks, el gato de Hermione, fue atacado. Se arrastró hasta el dormitorio de la chica un día, y murió antes de que pudiera hacer algo. Hagrid les contó unos días después que lo había visto entrar al Bosque Prohibido un rato antes de que una jauría de lobos empezaran a aullar muy cerca de allí. Preocupado, el guardabosques salió a vigilar, y pronto se encontró con el terrible espectáculo de Crookshanks siendo atacado por los licántropos. Trato de salvarlo, pero el gato huyó, asustado y herido, y desapareció mientras Hagrid alejaba a las bestias.

-Lo siento mucho, Hermione. Ojalá hubiera hecho algo mas por él- dijo Hagrid a la desconsolada chica.



El tiempo siguió pasando y dejó de ser frío, el aire trajo consigo el aroma del verano y la graduación de los chicos se acercaba. Todos estaban muy emocionados por el baile; hasta Hermione se estaba recuperando de la muerte de su gato y cosa rara, estaba muy entusiasmada por ir con Parvati y Lavender a comprar su túnica para la fiesta. La salida a Hogsmeade sería un mes antes del baile, y durante toda esa semana los alumnos planearon las compras que harían, sin prestar mucha atención a las clases.

Ron estaba contento por que por fin, después de ahorrar durante años, se compraría una túnica de gala decente. Como una chica emocionada, parloteó durante todo el desayuno de ese día, mientras Harry escuchaba distraídamente.

-No va a ser roja, me veo ridículo vestido de rojo. Creo que va a ser azul marino... así combinaría con el color de mis ojos. Si, será azul. Y muy masculina, nunca me pondré otra cosa que parezca vestido de nuevo... estúpida túnica de cuarto año...-

Harry revolvía su cereal sin mucho entusiasmo. Su mente estaba en otro lado, pensando en que solo le quedaba un mes de clases y después se alejaría de todo lo que apreciaba. Ron, Hermione, Dumbledore, Hagrid... claro que seguiría en contacto con ellos, pero no sería lo mismo. Se sentía extrañamente vacío, y de repente recordó que ni siquiera había hablado con Malfoy.



Draco... no era tan malo, después de todo. Se había calmado después de lo ocurrido aquella lejana noche. Al menos, se había calmado con él, y por consiguiente, con Ron y Hermione. Harry suponía que estaba asustado de que dijera que lo había visto llorando. Pobre niño patético.

Hermione lo sacó de sus pensamientos, diciéndole que ya era hora de irse.



>>>>



Harry se dirigió a la tienda de túnicas Niceskins, solo. Hermione había ido con las otras chicas a la boutique Elite, donde solo vendían ropa de mujer; y Ron se había empeñado en que su túnica tenia que ser de modelo exclusivo, así que fue con el mejor modisto del pueblo, donde le tomarían medidas por horas y le venderían la túnica mas cara que hubiera tenido en su vida.

Harry se negó a hacer lo mismo, y fue a la tienda donde la ropa era de excelente calidad y no tendría que batallar con ser usado de maniquí por horas. Entró y curioseó un rato, eligiendo algunas túnicas. Después se dirigió a los vestidores, en la parte de atrás del establecimiento. El lugar parecía estar vacío, y Harry entró a uno de los cubículos; se probó las túnicas, hasta que encontró una con la que se sentía cómodo. Salió para verse en el espejo grande de la salita, y su reflejo le sonrió, diciéndole "¡Que bien te ves!". Era cierto. El color verde oscuro combinada perfectamente con su cabello negro y resaltaba sus ojos; el corte de la prenda era exquisito, y el cuello ruso le daba un toque moderno. Era mucho mas elegante que la que le había comprado la mamá de Ron en cuarto, y recordó lo cohibido que se había sentido al usarla; ahora sería diferente, estaba seguro. Aprovecharía esa ultima noche para divertirse al máximo. Entonces recordó a Malfoy. En aquel baile, Harry había pensado que Draco parecía un cura con esa túnica negra de terciopelo, pero comprendió sobresaltado que no le había desagradado. Pensándolo bien, le había parecido atractivo...

-Oh por Dios- dijo Harry, dejándose caer sobre un sofá junto al espejo. ¿Así que eso era toda la confusión que traía por dentro? ¿Era acaso que Draco Malfoy le gustaba?

-No es posible... ¿cómo puede ser? ¡Es una locura! Estoy perdiendo la razón...- Harry murmuraba para si mismo, inconsciente del personaje que lo veía desde la puerta de uno de los cubículos.

-Definitivamente. Es bueno que lo aceptes- dijo Draco, mirando burlonamente a Harry. El rubio se acercó con pasos sedosos al espejo, y se observó, acomodándose la túnica color rojo quemado que portaba. Sonrió con arrogancia, mientras su reflejo le decía "¡Ese es tu color! ¡Luces arrollador!"

-Todos los espejos de este lugar están hechizados para halagar al cliente, y que así compre mas...- comentó, viendo que su reflejo se ponía en distintas poses, como si de una sesión fotográfica se tratara.



Harry había enmudecido. ¿Qué tanto había escuchado Malfoy? ¡¿Y que tanto había dicho él mismo?! ¿Había escuchado que le gustaba?

-Mal... Malfoy- tartamudeo Harry, poniéndose de pie y caminando nerviosamente hacia el otro. -¿A que te referías cuando me dijiste...?-

-A eso de que estabas perdiendo la razón, claro.- lo interrumpió, viéndolo todavía con burla –Es obvio que así es, considerando que hasta hablas solo-

Harry frunció el ceño y se volvió a sentar en el sillón. "Tarado. Al menos no me escuchó".

-¿Y tu que haces aquí?- dijo Harry en tono molesto. Malfoy alzó las cejas y se rió.

-No estoy muy seguro... estoy en una tienda de ropa, me estoy probando ropa... ¡Ah! Creo que estoy comprando ropa- dijo sarcásticamente.

El Gryffindor resopló y se levantó, dirigiéndose al probador. Cerró con un portazo y se empezó a quitar la túnica. Escuchaba a Draco riéndose afuera. Después se calló, y dio unos golpecitos en la puerta.

-No te lo tomes tan a pecho, Potter. Tienes que aceptar que fue una pregunta bastante estúpida- otra risita ahogada- Vamos... sal que quiero hablar contigo-

-Lárgate, ¿de que tenemos que hablar?- dijo Harry, molesto pero intrigado.

Malfoy no contestó. Harry terminó de vestirse, y tomando las túnicas, salió empujando a Draco con la puerta. El Slytherin lo tomó por el brazo, deteniéndolo.

-Espera, espera... yo, eh... ¿nos podríamos sentar?- Draco parecía estar haciendo grandes esfuerzos por parecer amable. Definitivamente era algo que no se le daba.

Harry lo miró duramente, y el gesto esquivo apareció en la cara pálida de Draco nuevamente. Esto lo hizo enojarse bastante, como ya era costumbre.

-¡¿Por qué siempre haces eso?!- exclamó Harry, encarando a Malfoy- ¿Por qué huyes, después de pasar años fastidiándome? ¡Quiero saber que pasó esa noche!-

Draco lo miró con los ojos muy abiertos.

-¡Yo solo quería darte las gracias!- gritó con furia.



Estas palabras tuvieron un efecto demoledor en las paredes que se habían levantado entre ellos a través de los años. Ambos se quedaron callados por unos tensos momentos, sin saber que decir. Draco caminó hasta el sofá, y se derrumbó en el. Tenía la mirada perdida de alguien que acaba de hacer algo inaudito.

-¿Por qué?- susurró Harry, soltando las túnicas y sentándose junto al rubio. De repente se sentía muy cansado.

-Por no decir nada sobre aquella noche- contestó Draco con voz hueca –Fue muy humillante que me hubieras visto... así. Esa noche me sentía muy mal, y aún no se lo que pasó, pero siento que me ayudaste, de alguna forma lo se. Y has cumplido tu palabra de no hablar sobre eso. Yo lo hubiera usado contra ti de inmediato-

-¿Por eso dejaste de molestarme?-

-Si-

-¿Y por eso rehuías de mi?-

-Si. En parte.-

-No lo entiendo...- dijo Harry, sintiendo de repente una extraña simpatía hacia Draco. Era la mas extraña y civilizada conversación que habían tenido en todos los años de conocerse.

Draco se movió incomodo, y vio hacia la puerta, como si quisiera irse. Siguiendo un incomprensible impulso, Harry tomó el rostro del rubio y lo volteo hacia el, sintiendo el corazón desbocado cuando sus manos tocaron esa pálida piel de porcelana.

-¿Por qué otra cosa te alejabas de mi?- preguntó en voz baja, que fue como un suspiro. Draco lo vio, con los ojos plateados y anhelantes, y sin decir una palabra se acercó hasta que tocó los labios de Harry, dejando un suave beso, que sin embargo parecía contenerse de ser mas apasionado.



Malfoy se retiró, sorprendido de si mismo.

-Por esto- le dijo a Harry –Por que no puedo soportar el haberme enamorado de alguien a quien se supone debo odiar-.

Dicho esto, se levantó y salió corriendo. Harry se quedó sentado, demasiado conmocionado para moverse. Solo podía escuchar los gritos de la dependienta cuando Draco se fue sin pagar la túnica, que aun llevaba puesta cuando echó a correr.



Enamorado. Draco Malfoy estaba enamorado de él, y comprendió que el también sentía algo por el Slytherin. Aun sentía la hormigueante sensación de los suaves labios de Draco sobre los suyos, el torrente de emociones que lo embargaron en esos segundos que duró el contacto. No estaba seguro de que era lo que sentía por el, pero era algo que lo hizo salir detrás del rubio un par de minutos después de que este escapara.



Harry salió hasta la calle bañada por el sol, e ignorando a Hermione, quien le hacía señas desde la entrada de las Tres Escobas, echó a correr hasta las afueras el pueblo. Había visto a una pequeña figura vestida de rojo pasando por los terrenos detrás de la Casa de los Gritos, que estaba en la colina al final del pueblo. Harry corrió lo mas rápido que pudo, entornando los ojos por el fuerte sol, hasta que salió al despoblado. Se detuvo un momento, jadeando y sintiendo un fuerte dolor en el costado; el pueblo se veía pequeño allá abajo, en el valle. Hasta la casa donde Lupin pasaba sus transformaciones estaba lejos ya. Alrededor todo era verde, y los árboles le impedían ver mas allá de unos metros. Se secó el sudor de la cara. "Maldición". Volvió a ver alrededor, esforzándose por vislumbrar algo entre el espeso ramaje, cuando lo vio.



Draco lo observaba unos metros a la derecha, con el rostro encendido y el cabello despeinado por la carrera. Parecía estar asustado de que el Gryffindor lo hubiera seguido, y Harry, sin pensarlo se abalanzó contra el muchacho.



Draco retrocedió unos pasos con expresión asustada, pero Harry lo alcanzó y lo sujetó de los hombros. Sin mas, lo besó apasionadamente, estrechando al rubio contra si. Malfoy primero se quedó rígido por la sorpresa, pero de inmediato se abandonó a la calidez de los labios de Harry; el moreno entrelazó su lengua con la de Draco, mientas sus manos pasaban ávidas sobre el esbelto cuerpo del otro chico.

Los muchachos cayeron al suelo cubierto de hojas, jadeando mientras seguían besándose. Draco se colocó sobre Harry, besando el suave cuello del chico, arrancándole un profundo gemido cuando pasó la lengua por detrás de su oreja. Las manos del rubio se introdujeron debajo de la camisa, masajeando los firmes músculos del chico. El Gryffindor se retorcía bajo las caricias de Draco, no pensando en nada mas que en el placer que sentía, y en la extraña sensación de que por fin estaba haciendo lo que había querido desde siempre. Enredó los dedos en el sedoso y largo cabello de Malfoy, y lo separó de si. Los hermosos ojos grises lo vieron con anhelo, y Harry observó el rostro afilado y atractivo que le sonreía.

-Esto es extraño- dijo Draco en tono diplomático, aunque aguantándose la risa. Le quitó las gafas a Harry, para admirar esos ojos esmeraldas que lo hechizaban.

-Lo se. ¿No se supone que nos odiamos?- dijo el otro, acariciando la mejilla del rubio.

-"Hagamos el amor, y no la guerra"- susurró Draco, moviendo tentativamente las caderas entre las piernas de Harry. El Gryffindor sintió un delicioso estremecimiento al percibir la dureza de Malfoy.

-Ah... ¿no se supone que odias a los muggles? ¿cómo es que te sabes sus dichos?- preguntó, mientras le sacaba la túnica al otro chico.

-Estoy lleno de sorpresas... ya verás- dijo Draco con una sonrisa afectada.

Buscó su varita en sus pantalones, y con un sencillo hechizo, los dos quedaron totalmente desnudos. Harry cambió las posiciones, colocándose encima. Nunca había visto algo tan excitante como el perfecto cuerpo del Slytherin tendido sobre la hojarasca del bosque; se lanzó a acariciar, morder y lamer cada centímetro de blanca piel, sintiéndose extrañamente confiado, como si hubiera hecho esto desde siempre, aunque era la primera vez que estaba con otro chico. Tomó el rígido miembro de Draco entre sus manos, mientras lamía los esculpidos músculos de su estomago. Podía oír la inestable respiración del rubio cuando empezó a mover su mano de arriba hacia abajo; sentía su propio cuerpo en llamas, jamás se había excitado de la forma en que lo estaba ahora. Quiso saborear la palpitante piel del otro, así que bajó su sendero de besos hasta la parte mas sensible de su compañero. Lamió la redondeada punta con delicadeza, para después dejar húmedos besos en toda la extensión del firme miembro. Estaba conciente de la deliberada lentitud con que hacía las cosas, pues el otro chico empezaba a temblar de la excitación contenida. Draco movía las caderas, buscando que su deliciosa tortura terminara.

Entonces Harry introdujo todo el miembro en su boca, haciendo que el Slytherin casi gritara. El chico se movía con una cadencia increíble, mientras acariciaba los rubios testículos del otro; Draco estaba volando por las nubes, cuando de repente sintió un dedo que se habría paso a su interior, con movimientos suaves.

-Oh, Harry...- gimió, acariciando el cabello azabache del Gryffindor.

Pronto, Malfoy se sintió al borde del éxtasis, pero Harry no tenía el mismo plan. En un instante, dejó el pene de su amante, y buscando a tientas su varita, conjuró un frasquito de un suave liquido lubricante. Lo usó en la entrada de Draco, donde tres dedos ya habían hecho su trabajo, mientras el Slytherin lo veía con una expresión entre asustada y expectante. Cuando Harry sintió que estaba listo, se colocó entre sus piernas, con el cuerpo palpitante pero con la cabeza ligera y despejada. Observó al rubio bajo él, que lo miraba con sus ojos color tormenta, casi retándolo. Harry levantó las estrechas caderas de Draco, subiendo sus piernas sobre sus hombros; y con un lento movimiento, lo penetró.



Harry sintió que se le iba la respiración, tanto era su placer. Se empezó a mover rítmicamente, apretando las caderas de Draco, casi enterrándole las uñas. El Slytherin gemía ruidosamente, sintiendo los poderosos embistes de Potter dentro de él, y su erección frotándose contra el firme abdomen de su compañero.



Unos minutos después, gimiendo como locos, llegaron al mejor orgasmo que ambos hubieran experimentado. Harry se derrumbó sobre Draco, sudoroso y agitado, y el Slytherin lo estrechó contra él, tratando de recuperar el aliento también.





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Lanthir


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