Capítulo 8: El anhelo de un pequeño guardián.

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La vida sin Lan Zhan resultaba casi insulsa.

No es que no tuviera cosas que hacer, aún se obligaba a mantenerse ocupado entre sus guardias y el cuidado del bosque, así como de curar a algunos animales que vinieran heridos o sus charlas casuales con Wen Qing cuando la mujer decidía dejar atrás su encierro que también llegaba a agobiarle.

No, él aún estaba bastante ocupado, puede que incluso más ahora que no tiene la ayuda de Lan Zhan que le estuvo ayudando durante el tiempo que vivió en este lugar; el problema es la falta del guardián lo que hace las cosas un tanto más tediosas.

Nunca se había encariñado tanto con alguien o al menos no en tan poco tiempo, pero ahí estaba sufriendo por la soledad que le provoca el estar alejado del guardián.

Hace mucho tiempo se obligó a no acostumbrarse demasiado a las personas que conocía, ya que en algún punto determinado partirían para siempre mientras él seguía viviendo en su forma inmortal y había funcionado bien, bastante bien de hecho porque si bien aún quedaba el desconsuelo por la muerte de alguien a quien se había acostumbrado durante años, esto pronto pasaría pues no era otra cosa que el ciclo de la vida del que él mismo se había escapado.

A pesar de no tener mucho acercamiento con los humanos todavía se había hecho de relaciones cercanas con algunas personas aparte de Wen Qing, pero estos eventualmente también murieron y en algún punto, él es consciente de que la vera morir a ella también al igual que sus animales, al igual que a las personas que alguna vez atesoro.

De hecho, la última vez que presencio la muerte de un humano esta fue hace casi dos décadas, esta persona fue precisamente el esposo de Wen Qing.

El tiempo se había encargado de hacer sus recuerdos borrosos, pero si hay algo que aún se mantiene en su memoria sobre esta persona es el horrible humor que el hombre poseía y el apellido del mismo.

Jiang Cheng, un joven atractivo hijo de nobles que fue socorrido por Wen Qing cuando lo encontró herido en la entrada de Yiling, no tardo más de dos semanas para que Jiang Cheng se recuperara y pudiera partir de nuevo a su hogar, pero ese corto periodo de tiempo fue suficiente para que el joven cayera enamorado de la mujer con un humor incluso peor que el de él.

Bien, puede que Wen Qing en sí nunca haya tenido un mal temperamento como el joven Jiang, pero era lo suficientemente aterradora para bajarle los humos a cualquiera, de alguna forma esto cautivo al chico que al partir prometió volver a visitar Yiling cada que le fuera posible.

Las cosas siguieron de ese modo por un par de años hasta que el joven Jiang escapo definitivamente de su hogar para irse a asentar en Yiling alegando que sus padres lo obligarían a casarse con alguien que no quería.

La cosa es que la expectativa de que el joven cumpliera el sueño de casarse con su salvadora era imposible considerando que:

1. Wen Qing hasta ese momento se mostró totalmente renuente de darle una oportunidad al joven Jiang.

2. El matrimonio arreglado era con otra noble de Yunmeng, Wen Qing jamás podría competir con una dama de alta cuna cuando ella era una simple curandera de un pueblo casi que olvidado.

3. Wen Qing era considerablemente mayor que Jiang Cheng y sus padres definitivamente no aceptarían a la mujer ni mucho menos una unión entre ellos.

Pese a tener todo en contra, el chico se mostró tan amargado como obstinado (lo que era bastante) y decidió acentuarse de forma permanente en Yiling con la ayuda de Wen Qing quien le dio orientación suficiente para que pudiera sobrevivir y no dejarse morir de hambre.

Fue otra considerable cantidad de tiempo para que Wen Qing aceptara a Jiang Cheng en su vida como una pareja y el día en que finalmente se casaron ocurrieron dos hechos que cambiarían la vida del joven:

Guardianes; mdzsOnde histórias criam vida. Descubra agora