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Nota de la autora: Todo lo que puedo decir es, abróchense los cinturones, tenemos un nuevo punto de vista y un gran suspenso;)

TW: Sangre, alcohol, todo contenido sensible, como siempre, se aconseja la discreción del lector.


POV de Iris

Se hizo poco progreso. Seguí viendo menos de Fred a medida que el estado de mi padre se deterioró, cuando lo vi, el olor a alcohol permaneció entre nosotros como una barrera, no visible a simple vista pero tan inevitablemente presente que era desagradable. No sabía cómo ayudarlo. Había llegado al punto en que simplemente nos miramos el uno al otro, asegurándonos de que ambos seguíamos vivos, antes de partir de nuevo. Antes de cada encuentro mi corazón se disparó con la esperanza de que esta vez sería diferente, que esta vez me comunicaría con él, que vería a mi Fred; me equivoqué todo el tiempo.

A menudo llegaba a su piso y él no estaba allí. A veces me sentaba con George si la tienda estaba cerrada, otras veces pasaba mis dedos por las plumas de Héctor hasta que se dormía y no había nada más que hacer, a veces leía, a veces lloraba, solo intentaba  llenar el tiempo mientras esperaba, sabiendo que cuando él reapareciera no me quedaría por mucho tiempo, él no quería que lo hiciera; solo necesitaba la tranquilidad de que estaba físicamente bien.

Hoy fue lo mismo de siempre. Elaine llegó para hacerse cargo del cuidado de mi padre y yo corrí al piso. Cuando llegué, no me sorprendió encontrar solo a George tirado en el sofá, con un libro en la mano.

—Hey —saludó en voz baja, cerrando su libro y tirándolo en la mesa de café, palmeando el espacio vacío en el sofá junto a él. Suspirando, me senté a su lado, dándole la bienvenida a su reconfortante abrazo mientras él pasaba su brazo por encima de mi hombro, acercándome a su lado.

—¿Sabes donde está el? —traté de mantener mi voz esperanzada; fallé. George me dio un codazo y volví mi cuerpo para mirarlo, ofreciéndome una sonrisa triste mientras negaba con la cabeza.

—Lo siento, pequeña —me limité a encogerme de hombros en respuesta—. Tiende a irse y y luego aparecer, volverá pronto —recogiendo mi abatimiento, me dio un ligero apretón en la mano—. Al menos tienes maravillosa compañía para ayudarte a pasar el tiempo.

—No veo a Héctor por aquí —bromeé.

—Soy la buena compañía, idiota —hizo un puchero, no pude evitar reír y poner los ojos en blanco.

—De ninguna manera —fingí conmoción, y su puchero se hizo más profundo.

Mientras reíamos juntos, el familiar sonido de la aparición nos indicó que Fred estaba en casa. Mis ojos se encontraron con los suyos y mi estómago dio un vuelco. Rojo. El rojo goteó desde su nariz hasta sus labios, atascándose en sus dientes, goteando desde su barbilla. Su labio inferior estaba hinchado, la cuenca alrededor de su ojo morada.

—Mierda —dije entre dientes, apresurándome a ponerme de pie. Miró brevemente entre George y yo, antes de fruncir el ceño y irrumpir en su habitación, el golpe de la puerta resonando en todo el piso. Miré a George, su rostro sin duda reflejaba la expresión de asombro que tenía. Un entendimiento silencioso pasó entre nosotros, asintió con la cabeza, frotándose la cara con las manos antes de salir a su propia habitación.

Con vacilación, me acerqué a la puerta de Fred, escuchando el sonido de vidrios rotos y muebles cayendo. Llamar era inútil, él no podría oír de todos modos, así que abrí la puerta, arrastrándome lentamente, asegurándome de no asustarlo. Su habitación estaba en ruinas. El cristal de su espejo se desparramó por el suelo, su tocador volcado. Entré cuandon su puño estaba chocando con la pared.

Twin Flame | Fred W. [ traducción ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora