CAPÍTULO II

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-Yibo, ¿qué demonios haces en el suelo en medio del parque? - interrogó un adolescente de 16 años al pequeño chico, era Yang, su hermano mayor quien lo miraba con una ceja alzada mientra trataba de aguantar la risa porque su hermano estaba en una pose muy graciosa.

-¿Ah? - preguntó sin salir de la confusión, pero al mirar a a los lados se dió cuenta que luego de chocar con ese chico no se había levantado y quedó en ese mismo lugar como una paloma en la ventana de la Iglesia - estaba buscando tu inexistente vida amorosa hermano, quizás estaba por acá porque en el colegio no lo está - habló burlón a su hermano, quien lo miraba ya no burlesco, sino indignado.

-Ah, eres un idiota Bo, ¿cómo un hermano puede tratar cruelmente a otro? Me lastima Bo, siento que mi corazón se parte - dramatizaba Yang mientras ayudaba a levantar a su hermano y recogía los auriculares de este - vamos rápido, que si llegamos tarde no nos dejarán entrar a clases y yo ya estoy lo suficientemente mal en el colegio como para no entrar a una clase.

Ambos hermanos en medio de empujones amistosos y risas llegaron a su colegio, uno de los mejores dentro de todo el país, con una infraestructura moderna, hermosas áreas verdes, una pequeña pero increíble cafetería y una plana docente con grandes logros. Pero a pesar de contar con grandes cosas, aquel colegio no tenía un buen control sobre sus estudiantes, muchas veces encontraron a sus alumnos menores y mayores fumando en el gimnasio en horas de receso y hasta en horas de clase, también encontraron a estudiantes en situaciones indecorosas en los baños y hacían oídos sordos a los reclamos de los alumnos cuando se presentaron situaciones de acoso escolar; para guardar las apariencias nunca salieron a la luz estos hechos y siempre permanecían ocultos en las paredes de esa institución.

Al ingresar ambos hermanos se ganaron un pequeño regaño por parte de sus respectivas docentes, pero esto fue rápidamente olvidado por la profesora de Yibo ya que le habían notificado con anterioridad que en su salón a cargo estaría un nuevo alumno que provenía de la provincia de Shandong, un pequeño alumno de 12 años, que por el expediente que tenía era muy talentoso en el canto y en los concursos de lenguaje, la profesora sinceramente estaba encantada.

En cambio la profesora de Yang, la señorita Li, se encontraba regañando severamente al joven, y es que no sólo era la primera vez que llegaba tarde, en estos años en la secundaria el adolescente demostró ser rebelde, no hacía caso a los docentes, siempre realizaba pesadas bromas a sus nuevos docentes o compañeros, se escapaba de clases y fumaba en los baños, la profesora estaba cansada del comportamiento del chico, y cada vez que notificaba a sus padres de estos sucesos nunca se presentaban delante de la maestra.

-Dios, Yang realmente ya no se que hacer contigo, llegas tarde, no cumples tus deberes, fumas, te escapas, ¿ese es el ejemplo que le das a tu hermano menor? - miraba con el entrecejo fruncido la docente - no entiendo como tus padres no te castigan, deberían corregir tu actuar no importa si es a golpes, ahora entra de una vez a clases que ya perdí suficiente tiempo contigo para perderlo más. - finalizó mientras Yang solo asentía y entraba de forma desganada al salón.

***

-Esto es increíble, mira mamá, ¡tienen una cafetería! - señalaba un muy emocionado niño pelinegro mientras caminaba de la mano con su madre hacia la dirección de su nuevo centro educativo, aquel niño de piel clara, ojos oscuros, pequeña sonrisa, labios delgados, mejillas sonrojadas, uniforme nuevo y aspecto delicado era el pequeño Hu Chun Yang.

-Demasiado, espero te sientas cómodo acá cielo, no dudes en decirme si alguien llega a incomodarte o molestarte ¿de acuerdo? - se detuvo la madre y acarició las delicadas mejillas de su retoño - ahora vamos rápido a la dirección que ya es demasiado tarde para tus clases y no podemos dar una mala impresión.

Mi destino eres tú » YiZhan Where stories live. Discover now